-¿Papá qué ocurre me lo vas a contar o no?- Le miro preocupada.
-Hija, tengo... tengo... tengo cáncer. Me lo han detectado hace dos semanas, sólo pienso en no hacerte daño. Pero te lo quería contar. Sophie, me muero.-Noto cada puñalada, una angustia me recorre mi cuerpo.
-¡NO! Eso no puede ser, tiene que haber algún... no sé... algún tratamiento.- ¡NO TE PUEDES MORIR! ¡NO ME PUEDES DEJAR!- Contesto gritando. Estoy fuera de mí, mi padre va a morir. Va a morir. Va a morir. Va a morir. Palabras que se repiten en mi mente. Un dos, un dos, un dos, una y otra vez.
-No hay nada que hacer, Sophie, se ha extendido. Se extendió a todo el cuerpo. Empezó como un cáncer de pulmón, ahora ya se ha extendido, esto ya es incurable.- Mi padre está llorando.
Me abraza, veo como mi padre tose. Tose y tose. Se quedará aquí hasta que en fin... le llegue su fin. Aprovecharé con mi padre al máximo. No puedo dejar que se marche sin hacer todo lo que quería haber echo.
Entro en casa, con lágrimas en los ojos. Mi madre me abraza, ya lo sabe.
-¡NO ME LO CONTASTE! Lo sabias y no me lo has contado.- Mis palabras se ahogan.
-Eh, eh, ven aquí.- Alejandra me coge del brazo. Y tras mirarme a los ojos, me abraza.- Yo te quiero, cuenta conmigo, sabes por lo que Natalie y yo hemos pasado. Tranquila, estamos juntas, ¿vale? Por y para siempre, Sophie.- Termina por decir y Natalie me coge por el cuello.
-No puedes dejar que te hunda, te tiene que hacer fuerte, disfruta con tu padre, tienes que hacer que su muerte no vaya a ser en vano. Ha venido hasta aquí, para estar contigo. Te quiere, Soph. Si no, no hubiese venido.
Me doy cuenta, tienen razón. Cuando miro hacia un lado veo a mi hermana, a esa pequeña llorando. Desconsoladamente. Sola. Me acerco a ella, corriendo, como si el corazón me saliese del pecho. Es mi hermana, mi pequeña hermana.
-Eh, Moll. ¿Oíste lo que me acaban de decir? También va para ti, enana. No vamos a dejar que se vaya sin haber luchado. ¿Vale pequeña?- Asiente con su cara tierna.
-No voy a poder, yo no soy fuerte, no se hacer eso. No sé ser fuerte, ser feliz al haber perdido a mi padre. O estar perdiéndolo, que yo creo que es peor.
¿Qué le ha pasado a mi hermana? No es esa niña pequeña, ha crecido, ha madurado. No es una cría, es una más. Es como yo, se sabe defender.
-¿Sabes Moll? Nadie nace siendo fuerte, una amiga, Nicole, una vez me dijo que si la vida te da palos, hazte una cabaña. Por idiota que parezca, nos tenemos que empezar a hacer la cabaña ya, Molly. Piensa que esto es la base de la cabaña. Tranquila, porque yo te ayudaré, haremos esa casa juntas. Esa cabaña, nuestro cabaña. ¿Vale?.- Termino por decir, con muchas lágrimas en los ojos. Lágrimas que termino por derramar.
-Pequeñas, no me habéis perdido, no lo haréis. Cuando yo me vaya, siempre y cuando digo siempre es siempre estaréis conmigo. Os estaré viendo.- Nos abraza, mi padre está llorando.
Alejandra y Natalie se abrazan. Todo esto les recuerda que ellas, siendo pequeñas. Con más o menos diez u once años pues perdieron a su padre, también. Pero bueno, ellas lo han "olvidado" o eso dicen, claro está. Por lo menos, su padre no sufrió. Murió de un ataque al corazón en España.
-Molly se quedará aquí.- Anuncia mi madre.
-¿Podrás?
-Sí, algún día tendría que afrontarlo. Sólo espero, que ese cabrón no siga por aquí. Porque se acordará de mi.- Su expresión va cambiando poco a poco.
Ella ha crecido, no es una niña. Es una mujer, se puede defender.
Al día siguiente, es mi día, mi cumpleaños. Hace un día soleado, unos leggins, camisa y vans. No quiero ir dando la nota. Mi padre nos lleva al instituto. Al llegar le doy un beso a mi padre en la mejilla.
-Moll, si pasa algo, tengo el iPhone, ¿vale?- Ella asiente y las dos nos separamos.
Lo primero que pasa al llegar al instituto es que Brandon corre hacia mí, me levanta del suelo y comienza a girar.
-¡FELIZ CUMPLEAÑOS, MEJOR AMIGA!- Sonrío.
-Gracias, Mejor Amigo, te quiero.- Contesto sonriendo.
Natalia me abraza, Alejandra también. Y las dos sacan un paquetito pequeño, un collar, muy bonito. Me lo pongo y les abrazo.
Nicole y Poppy, Ián y Alex, Nick y Roro... todos me felicitan. Incluso Tay, Poul, Luzzy y Carl me llaman. Polina me envía un SMS, desde Polonia. Un día increíble.
-Sophie, Felicidades, te quiero.- Me dice Alex.
-Gracias, Alex.- Le contesto secamente.
-¿Podríamos hablar?- Me coge de la mano.
Al querer contestar me llaman al móvil. Mamá it's calling. Me espero lo peor. Vamos, que tiene que ver con mi padre.
-Dime mamá.- Le digo.
-Tu padre.- Dos palabras que me hacen llorar.