¿Nos vamos o no?
-Nos vamos, Molly, nos vamos a Vancouver.- Le digo a mi hermana.
-Tengo miedo, Sophie.- Me confiesa mi hermana.
Me quedo dormida, ya no quiero oír y ni pensar más. Sólo dormir. Sólo desconectar.
-Te echo de menos, papá, te echo mucho de menos.- Digo en bajo.
-¡¿SOPHIE TIENES LAS MALETAS ECHAS?!- Mi madre me grita desde el piso de abajo.
-Sí mamá... Me voy a las tres, acuérdate.
Salgo de casa y cruzo, la casa de Natalie.
-¿Nat? Me voy dentro de una hora, vengo a despedirme.- Digo en su casa. Cuando entro están todos, todos mis amigos, todos los de siempre.- ¿Qué es esto?- Digo llorando.
-Si te vas, todos queremos seguir formando parte de ti, parte de una amiga que lo dio todo por todos, de una compañera, bailarina y sobre todo una persona excelente. Si te vas, Sophie, todos queremos decirte que te queremos. Y que siempre estaremos aquí esperando a que vuelvas, a que nos vengas a ver.- Termina suspirando Natalie.
Corro hasta cada uno de ellos y llorando les abrazo.- Estáis locos.- Suspiro.
-No lo voy a negar, Sophie, yo estoy loco por ti.
-Alex... No puedes hacerlo más difícil, ya no tengo... No me puedo quedar.- Sigo llorando.
-Toma, espero que disfrutes de ello, porque de nosotros no te libras.- Nicole me tiende una caja, es una malla de ballet y una camiseta firmada por cada uno de ellos.
-¿Qué queréis que me vaya muriéndome de pena?- Contesto sin parar de llorar.
Todos ríen y asienten.- Queremos que te quedes, Sophie, pero si tu necesidad es irte, eres libre.
A las dos y media salgo de casa de Natalie llorando. Ella y Alex me acompañan al aeropuerto. Me despido de la gente.
-No, Sophie, yo me voy contigo, me voy a una escuela de arte, a una que está en la misma calle que la tuya. No te vas sola, hermana, te vas conmigo.- Le abrazo y comienzo a llorar.
-Nunca te olvidaré, Sophie, hablaremos todos los días. Te amo.- Me besa prolongadamente y nos dirigimos al tren número 3.
-Adiós, Moll, te quiero, te quiero mucho. Se fuerte, eres fuerte, más que yo. Te quiero.- Le beso en la frente y comienza a llorar.- Se fuerte, eres fuerte, princesa.- Le doy la mano y me voy.
-Adiós mami, te quiero, mucho, ¿vale? Y que lo siento por muchas cosas, que eres la mejor y cuida mucho de Molly, te llamaré todos los días.- Mi madre me abraza fuerte.
El tren saldrá en un cuarto de hora, entren ya, Gracias.
-Cuídala, mamá, cuídate.- Molly viene, nos abrazamos y beso a mi hermana y a mi madre por última vez.- Lo que tengo, lo que soy.- Doy media vuelta y me despido con la mano.
-¿Lista Soph?- Me dice la voz estridente de mi mejor amiga en el tren.
-Sí, allá vamos, Vancouver, a ser mejores estudiantes y peores personas.- Le contesto riéndome.
Llegamos a Vancouver riéndonos, dos horas después del viaje. Cogemos las maletas y salimos a la calle de la estación de tren.
-Hay que buscar piso, compañera.- Dice riendo.
-Aquí al lado de mi academia de danza hay un piso que está muy bien de precio, ya lo alquilé para mi sola, pero tiene dos dormitorios así que si lo compartimos sería muchísimo mejor.
Ella sonríe y entramos a la casa, tiene tres pisos, al final. Era más grandes que en las fotos. Al entrar, tiene un pequeño espejo con una sillón, un armario empotrado. Continuando por el pasillo hay dos puertas, una de un aseo completo y otra con un pequeño cuarto a la lavandería. Hay una cocina americana muy bonita y azul. Tiene el comedor continuado y el salón con una entrada a la terraza, muy luminosa y con muebles para tomar el sol. Después de volver a pasar hasta la cocina hay una pequeña puerta que sube hacia la segunda planta con un pequeño salón rojo y negro y dos puertas que dan a una habitación cada una. Cada habitación es más grande que la que tenía en casa, mi habitación es azul clara y dos puertas, una hacia un baño y otra hacia un vestidor enorme. La cama es grandísima y en tonos azulados, tiene un gran escritorio y una zona con saloncito pequeño para ver la televisión. La habitación de Natalie es en tonos rosas, exacta a la mía. Tiene otra terraza preciosa y después hay una escalera desde el salón pequeño de la segunda planta. Subimos y hay una sala con espejos con dos habitaciones más. La grande tiene barras. Mi sala de ballet. Tiene un baño y la otra sola está vacía. Es la sala de música de Natalie. Nos instalamos y vamos a visitar la ciudad.
-¿A dónde vamos eh, princesa?- Le contesto saliendo de mi gran habitación.- Ya llamé a mi madre, está bien y Brandon también.
-A donde tu quieras. Vamos a la calle de enfrente que hay unos cuantos restaurantes bonitos.- Contesta.
Salimos de la casa y allí está, Alejandra, pero ¿qué hace aquí?
-ALEJANDRA.- Gritamos Natalie y yo a la vez.
-Así me llaman.- Da la vuelta y sonríe.
-Sophie, Natalie. ¿Qué hacéis aquí?- Las lágrimas brotan por sus ojos, y nos abraza.
-Las dos venimos a estudiar, yo danza y ella arte musical. Vamos a cenar, ¿vienes?
-No puedo, Soph, pero toma mi móvil, perdón tomad mi móvil porque como mi hermana pasa de mí pues nada.- Las dos reímos.
-Te llamaré.
Después de cenar volvemos a casa.
-Buenas Noches, mejor amiga.- Le beso en la frente y ella me abraza me meto en mi habitación enciendo mi ordenador y hablo con todos los de allí. Brandon está en línea.
"Hola :)"
"Hey, Soph! ¿Qué tal por allí?"
"Bien y vosotros?"
"Te echamos de menos, sobre todo yo, Sophie."
"Brandon... me voy a dormir, te quiero"
Me desconecto al saber que por el camino por el que va no me gusta. Navego un poco más y me meto en la cama, pongo en mi iPhone el despertador y me duermo.
A las siete el despertador suena, me despierto, hoy tengo tres horas de clase normal y dos de ballet, una de estética y peluquería y otras dos de iluminación y coreografía, para finalizar una de moderno. Salgo a las cuatro y media de la tarde. Tengo una media hora para comer. Me voy al vestidor, cojo mi malla nueva, es roja con la espalda descubierta, muy bonita. Las medias y la faldita. Me visto con los leggins negros, las botas que son como zapatillas, una camisa y un abrigo militar. Me hago el moño y me maquillo sencillamente. Cojo la bolsa, la preparo, el móvil y los libros. Bajo las escaleras y me encuentro con Nat, desayunamos y salimos de casa.
-Suerte, Soph.- Le abrazo y le beso en la mejilla.
-Suerte, Nat.
Entro en la academia y entro en la clase 213, clase de matemáticas y álgebra. Dura, tan solo media hora. A lo que a el profesor explica la teoría y manda ejercicios. Cojo mis cosas y me dirijo a la clase de Lengua y literatura, después pintura, después historia básica, cerámica y por último Latín. Y entonces, sí que sí, comienza mi sueño.
En el vestuario me desvisto y me preparo, entro en la clase y caliento los pies. Al ponernos por parejas me toca con un chico alto que se llama Robert. Bailo con él, después de todas las clases voy a mi casa, cojo mis cosas y vuelvo para hacer otra hora de coreografía y contemporáneo. Al llegar allí me encuentro a Natalie en la puerta.
-No puedo entrar, no sé bailar.- Confiesa Natalie.
-Ayúdame.