martes, 30 de abril de 2013

Capítulo 14: Mi visita insesperada

Polina llega corriendo a mí a quinta hora de clase, justo una hora antes de irnos a casa. 

-Soph, me voy a Polonia a acabar mis estudios.- Dice ella abrazándome.

-¡Polina! Cuanto me alegro, no de que te vayas, si no de que vuelvas a Polonia, donde querías estar. Prométeme que te volveré a ver, eh mi Polaca prefe.- Le digo sonriendo.

No es el mejor día para que la gente se vaya de mi lado, me hace sentir mal, me apetece llorar, no es fácil esto... No es fácil ver como una amiga se va sin poder hacer nada. Lo único que me tranquiliza es que ella está haciendo lo que quiere. Lo que desea. Eso es satisfactorio. 

Al terminar las clases Alejandra y yo nos vamos de compras a un centro comercial de al lado de la ciudad. Pero tenemos que coger tres autobuses. Comemos en el Mcdonal's y después entramos en cada tienda. Faldas, vestidos, blusas, pantalones, tacones, sandalias, trencitas... Al fin decido lo que llevar a mi cumpleaños. Un vestido de flores con unas sandalias y una trenza que pasa al rededor de mi cabeza. Alejandra se compró unos pantalones negros y cortos con una blusa roja y unos zapatos a juego. Va preciosa, bueno es preciosa. A la hora Natalie y Roro llegan. Me sorprende verlas, también llevan bolsas. 

-No puedes ver nada.- Me advierte Rocío.

-Cuanto secretismo.- Digo riendo.

Nos separamos ya que ellas se van en media hora y todavía les queda muchas cosas que hacer. Mi iPhone tiene un mensaje al abrirlo pone: Hola, Sophie, soy papá, estoy en el aeropuerto de Nueva York, en varias horas llego. Felicidades adelantadas, mi reina. Un beso, te quiere, papá. Al ver ese mensaje los ojos se me llenan de lágrimas. Mi madre no es mi madre, intenta serlo, ahora mismo es una persona que está ausente aunque intenta ser ella. Mi padre... bueno con mi padre todavía no me hablo y será extraño comenzar a hablarme con él. pero al fin y al cabo, es mi padre. 

Al terminar las compras Alejandra suspira y me abraza.

-Yo nunca te daré a elegir, no seré posesiva, Soph, soy tu amiga, y creo que las amigas están para todo. Aunque parece que él es un posesivo de mierda.- Me susurra.- Sin querer, comienzo a llorar y me refugio en el hombro de mi amiga, al parecer el refugio más seguro que tengo.

Terminamos las compras y nos sentamos en un Hard Rock del centro comercial, cogemos dos cafés y dos cupcakes. Nos sentamos a comerlas y hablamos pausadamente.

-¿Mañana os quedaréis a dormir?- Pregunto indecisa.

-¡Claro! Siempre y cuando nos invites.- Termina por decir mi amiga.

A lo lejos oímos unas risas, por el tono deduzco que son Brandon, Nick, Alex y Liam. Sé que Alejandra también lo sabe o por lo menos lo dedujo, porque se gira rápidamente. Hacia Liam. Se levanta y corre hacia él.

-¡Liam!- Le oigo gritar.

-Madre mia...- Digo cuando Brandon me abraza levantándome del suelo haciendo que el mundo gire. 

-¡BRANDON! ¡BRANDON, PARA!- Consigo decir entre risas.

Alex tiene mala cara, saludo a cada uno de los chicos, con Nick ya me llevo mejor, empezó a salir otra vez con Natalie. ¿Borrón y cuenta nueva? Bah, para ellos es fácil, soy yo y ni de broma. Liam me abraza y yo a él. Abrazo a Alex, pero sólo le abrazo. Me coge de la mano y me sonríe.

-Ahora, sí ¿no? Antes odiabas a Brandon, no querías que me llevase con él. Me ponías límites y ahora me coges de la mano e intentas besarme y para el colmo de los colmos te veo con Brandon de buenas. Te dije que te fueses a la mierda, no se como lo ves. Yo bien.- Le termino por decir, mientras que le quito la mano de la mía.

-Bueno eh tía, a mi no me vengas con esas, tranquila.-Y él se va.

-No sé de que coño va.- Comenta Alejandra.

-De gilipollas con estilo.- Ríe a Liam. Todos reímos con la broma.

Volvemos a casa corriendo. Necesito el tiempo para comprar bebidas y comida. Alejandra se queda a dormir así que, Liam se queda con Brandon. Resumo: Pre- Fiesta antes de mi cumpleaños. Al pensarlo en mi memoria, me produce gracia y comienzo a reír como una maníaca de psiquiátrico. Todos se me quedan mirando. Aunque bueno, no me molesto en explicarme. Cogemos el autobús de las siete. Llegamos a casa a las ocho menos cuarto. Dejo a esos en casa y yo me voy en el coche de mi madre al supermercado. Compro bebida y comida. Vuelvo a casa y veo a mi padre en la puerta. Parado.

Al salir del coche me imagino que querrá hablar conmigo, aunque conociéndole será extraño.

-¡Sophie! Hija mía que grande estás, cuanto te hemos extrañado en casa.- Una figura detrás de mi padre se asoma.

-¡Moll!- Le grito y le abrazo.- Dios, enana, has venido.- Sonrío al verla.- Ella sonríe y me abraza.

Mi padre me abraza.- Moll, entra en casa y permanece con tu madre.- Dice seriamente.- Sophie, tenemos que hablar, por eso he venido. Es serio.- Termina por decir a la vez que traga saliva.

Capítulo 13: Los Celos nunca son buenos

-Igual ayer me pasé al deciros todo eso, no sé quienes sois ni que queréis, ni mucho menos de que os conozco. Pero no lo dije de la mejor forma.- Consigue decir Nat.- Ayer me pasé la noche viendo fotos y vídeos nuestros, eramos buenas amigas eh.- Termina Natalie.

-No sé que decir a todo esto, creo que tienes razón, la verdad es que te pasaste, sobre todo con tu hermana. Eso creo yo.- Digo sinceramente.- Y en cuanto a las fotos y vidios, fuimos mejores amigas, y yo te lo sigo considerando, Natalie. Espero que bueno... Quizá con el tiempo tu recuperes esa falta de memoria y volvamos a lo de antes.- Termino de decir con un suspiro.

Natalie se queda callada, al terminar biología y salimos de clase. Voy a buscar a Brandon a clase de matemáticas. Le abrazo y caminamos hacia educación física.

-¿Qué tal con Alex, Soph?- Me dice mientras me coge la mano.

-Bien, como siempre, ¿y tú no estás con nadie morenaso?- Le pregunto abrazándole.

-No, rubiasa, estoy solo solo. A dos velas.- Dice y nos comenzamos a reír.

Llegamos a educación física y me despido de él con un abrazo y un beso en la mejilla. Entro en el vestuario cuando una chica de clase de Natalie viene hacia mí. Creo que se llama Noelia, pero no estoy segura.

-Oye, Brandon es tu mejor amigo, ¿no?- Pregunta con curiosidad.

-Sí, ¿por qué?- Digo con cara extraña.

-Nada.- Dice la chica y se va.

En fin, esta chica es más rara día a día. Me cambio de ropa, pantalones cortos y sudadera de Rams. Me hago una coleta y salgo del vestuario. Brandon me espera fuera, como siempre. Pero no está solo, Alex está cerca de él. Con mala cara. Brandon me rodea con su brazo y caminamos hacia el gimnasio.

-¿Por qué nos mira con mala cara tu novio?-Comenta él riendo.

-No sé, te tendrá celos.- Digo riendo.

En el gimnasio toca hacer atletismo, una de las mayores cosas que odio. Correr no es lo mío, pero sí lo de Alejandra. Está a mi lado en la explicación, y enseguida el profesor le pone a hacer los ejemplos. Es ágil como Bambi. Brandon juega a fútbol, así que, yo creo que también corre. Alex lo mismo, Nick lo mismo, Liam lo mismo, Polina más o menos, Natalie ni de fula y yo lo mismo que mi mejor amiga. Ella se coloca a mi lado. Por lo visto se acerca a mí e intenta aparentar normalidad conmigo. Incluso reímos juntas.

-Yo eso no lo sé hacer.- Nos decimos una a la otra.

-Que jefa, tu hermana.- Dice Brandon.

Ella se ríe. Todos comenzamos el ejercicio. Son carreras, asco de vida. Como siempre Nat y yo llegamos las últimas y caminando.

-¡Muy bien Cornell!- Le grita a Alejandra.- ¡Sigue así Stenson y Parker!- Les grita a Alex y Brandon.

A los diez minutos nos grita a Natalie y a mí.

-¡Mover el culo, vagas! ¡Cornell! ¡Skyes!

Al oírle voy aún más despacio. Se sigue enfadando. La clase se acaba más pronto de lo normal. Me cambió y voy a la salida. Clase tras otra, se acaba el día y voy al punto de encuentro con Alex.

-Hola.- Digo antes de besarle.

-¿Cómo es que estás tan cariñosa con Brandon?- Pregunta enfadado.

-Es mi mejor amigo.- Contesto rápidamente. 

Alejandra llega corriendo. Y se acerca a mí.

-¡Me voy con Liam a mi casa! Te imaginas el resto, ¿no Sophie?- Arquea una ceja.

Asiento con la cabeza, está claro que no van a cantar o a jugar al parchís, ni a las muñecas. Es su momento. Me da un beso en la mejilla y se va dando saltitos. Al ver a esa loca correr me comienzo a reír.

-Valiente loca...- Susurro por lo bajo.

-Que sea tu mejor amigo no quiere decir que estés así con él. No puedes estar así con él. No es que no te deje, es que eres mía.- Dice él tan seguro.

Toso mientras río.- Yo no soy de nadie, soy libre, y si yo no puedo estar con mi mejor amigo, te vas a la mierda. ¿Vale?- Le digo y me marcho.

Llego a casa llorando, me tumbo en mi cama y lo único que quiero es morirme. Llamo a Brandon y llega a mi casa. Abro la puerta y sube a mi cuarto.

-Normal que esté celoso, es que soy un sex simbol.- Ríe mientras dice esas palabras.

-Paciencia hay que tener contigo, señorito Parker.- Le sonrío y él me abraza. 

Pasamos la tarde juntos, es mi mejor amigo y él precede a todos. Por la noche el se va, vive en la casa de al lado. Y la ventana de su habitación, da con la de la mía. Así que, nada más llegar a su casa, ya está en su ventana. Y continuamos con la fiesta hasta las tres de la madrugada.

Por la mañana me pica, no está solo, está con Natalie. Salgo y caminamos juntos hacia el colegio. Otra vez clases y ballet. Mañana es el día de mi cumpleaños. Tengo muchísimas ganas. Natalie y yo volvemos a pasar la tarde juntas. 

-Osea, que, ¿mañana es tu cumpleaños? A parte de esa gran fiesta, te daré una gran sorpresa.- Me agradan las palabras de mi mejor amiga.

Natalie no está ausente, ahora sí, ahora es mi mejor amiga. La que nunca me fallaba, la mejor. O eso sigo pensando.

-¡ALEJANDRA!- Le grito al verla pasar por la ventana de mi cuarto.

Se sobresalta al verme, y me mira, sonríe y sube a mi cuarto. Me río. Por lo visto lo hicieron. No pedí detalles, no me interesan. Fue su momento, su, no el mío.

-¿Y tú con Brandon que tal?- Me pregunta Ale arqueando la ceja.

No contesto a la pregunta, la ignoro mientras oigo risitas por lo bajo. 

El teléfono sigue sonando. Y no me queda remedio en tener que cogerlo. Mi padre.

-¿Papá? ¿Otra vez tú?- Digo sonriendo.

-Sí, hija, es que tengo ganas de verte, tenemos que hablar.- Me dice con cariño.

-¿Qué pasó papá? No me asustes por favor.- Mi cara es más pálida momento a momento.

-No hija, nada. Hoy cojo el vuelo a Canadá, en dos días estoy allí. Te quiero, Soph.- No hay nada que pudiese decir, él ya había colgado.

Me preocupa lo de mi padre. No es así, mejor dicho, él nunca fue así.