lunes, 5 de agosto de 2013

Capítulo 30: Natalie

Los días en Los Ángeles pasan muy rápido, quizás demasiado. Mañana volveremos a casa. Mientras hago la maleta pienso en como ha sido conocer a Max, pasarlo genial con mis amigas y disfrutar olvidándome de todo. La puerta suena.

-¡Pasa!- Grito

-Soph, ya tengo mi maleta echa, ¿hoy a dónde iremos?- Me pregunta desde el otro lado Alejandra.

-De fiesta, nena, es el último día.- Consigo decir riendo. 

Salgo de la habitación y le pego levemente en la cabeza, bajamos las escaleras de la pequeña casa riendonos, pero pronto las risas cesan.

-¡NATALIE!- Me agacho al suelo y le sacudo, pero es inútil, no responde.- ¡LLAMA A UNA AMBULANCIA, ESTÁ INCONSCIENTE!- Grito a Alejandra mientras ella sigue temblando.- Natalie, despierta, vamos, quédate.- Al rato pican a la puerta y veo a dos hombres con camilla asomar por la pequeña entrada.

-¿Qué ocurrió, señoritas?- Me pregunta un hombre aparentemente mayor.

-Bajábamos de hacer las maletas y ella estaba aquí, no sé que le ha pasado, pero hace cosa de un año ella sufrió una coma que derivó en una amnesia leve.- Le expliqué con mis mejores conocimientos al Médico.

-¡Marc! Nos la llevamos al hospital.- Grita el hombre.

Ale está nerviosa, le hago coger su chaqueta y su móvil y subir rápidamente a la ambulancia.

-Va a morir.- Balbucea nerviosa, mientras yo, sin saber que hacer le abrazo.- Es fuerte.- Respondo.

En el hospital se la llevan a planta, pruebas y horas en una sala esperando. Es lo que nos espera.

-Cancelaré los billetes de avión.- Le oigo decir a Alejandra por lo bajo.

-Está bien, voy a por cafés, si nos avisan de algo te lo diré en cuanto vuelvas de a fuera.- Le abrazo y se amiga se marcha marcando el número de teléfono.

Dos horas más tarde, el médico sale de la zona en la que mi mejor amiga está ingresada.

-Verá su amiga tiene indicios de violencia agresiva.- La cara del hombre no es una fuente de buenas noticias.

-¿Cómo puede ser posible? Que yo sepa, antes de que bajásemos sólo estaba en la casa Max ...- Pestañeo y aprieto los puños.- Él... hace dos días se mostró agresivo conmigo, porque no hice lo que él quiso, no me tocó pero se mostró muy agresivo, doctor. Igual él...- Consigo decir sollozando.

-Avisaré a la policía.- Da media vuelta y se va.- ¡Ah! Y señorita Skyes, estas son las pertenencias de su amiga, igual las quiere tener mientras siga ingresada.- Me entrega una bolsa.- Enseguida le informarán.

Abro la bolsa que sólo contiene un pintalabios rosa, una foto y su móvil. Miro la foto, somos las dos... ella y yo en la playa...

-Oh Natalie.- sollozo.

-¡SOPHIE! ¿Ocurrió algo?- Me abraza Alejandra.

-Sí, tu hermana, mi amiga, está aquí porque alguien le agredió agresivamente. Y ese alguien tiene la pinta de ser Max.- Le digo con las manos en la cara.

-No puede ser... No puede ser... Max. Que venga aquí, no sale vivo...- Dice con menos fuerza que una ola ya ha roto bien adentro del mar. Le abrazo, esperando noticias pero lo único que encontramos es un silencio demasiado prolongado.

-Señoritas Skyes y Cornell quería comunicaros que hay que intervenir, Natalie tiene un coagulo y dicho coagulo ha desarrollado una hemorragia. Si no intervenimos ahora mismo, la perderemos.- Nos tiende unos papeles.- El consentimiento.

Alejandra firma, y se los devuelve.- ¿Cuánto tardaréis?- Pregunta tartamudeando.

-En cinco horas, podréis dormir.- Da media vuelta, deja los papeles en el mostrador y sale corriendo hacia quirófano.  

-Duérmete, Sophie, mañana será otro día, todo saldrá bien.- Me dice Alejandra con voz tranquilizadora y me abraza.- Buenas Noches.- Sonríe y yo noto como me voy quedando dormida.

Veo una luz muy fuerte, y en ella se encuentra mi padre. Corro hacia él. 

-¡PAPÁ!- Le grito

Él abre sus brazos y me lanza por los aires.

-He esperado tanto tiempo, Sophie. Tanto tiempo para poder cogerte el cuello otra vez.- Sonríe.- Pero no grites, no podemos.

-¿Quienes no pueden papá?- Le pregunto extrañada.

-Nosotros, hija, los que estamos a este "lado".

-¿Qué dices papá?

-Se enfadará si gritamos, nos hará daño.

-¿Quién?

-Él. 

Despierto sobresaltada.

- ¿Sophie? ¿Estás bien?- Me pregunta Alejandra.

-Sí sí, ¿Nat?- 

-Reposando, la operación fue bien.

-¿Cuándo podremos ir a verla? Tengo ganas de ver como está.

-No lo sé, Sophie.

-Señoritas, en media hora Natalie pasará por planta y en una hora aproximadamente la podréis visitar.- Nos informa una enfermera aparentemente joven.

-Muchas gracias.- Respondemos las dos a la vez.

-¿Me despertarás cuando llegue?

-Sí, duerme tranquila, es un día largo.

Veo a mi padre, otra vez, a lo lejos. Corro y le abrazo.

-Sophie, ¡vete!

-No, papá, no te voy a dejar aquí.

-Se va a enfadar Sophie, nos hará daño.

-¿QUIÉN PAPÁ? Dime quien narices te hace esto.- Grito.

-Él, Sophie, ya no hay nada que hacer.- Señala a un hombre extraño que se haya detrás de mí.

-¡Sophie! Nos está mirando todo el mundo, para ya de gritar.- La voz nerviosa de Alejandra me hace dejar de llorar, y secar el sudor de mi frente.

-Lo siento... de veras.- Les digo a todos.

Un pitido.
Habitación 404.
Habitación de Natalia.
Tarde.
Es tarde.