viernes, 24 de mayo de 2013

Capítulo 21: Baila hasta tu último suspiro

Creo que bebí demasiado la noche anterior, acabo de despertar en mi cama al lado de Alex. Supongo que creo que no he hecho nada, aunque no puedo estar segura. Como de costumbre. A mi al rededor solo hay regalos, bebida, mis amigas, mis amigos, y de pie y con cara de susto mi hermana. Me levanto y le abrazo.

-Voy al colegio.- Se va rechazando todo tipo de afecto.

Me vuelvo a la cama y Alex despierta, le beso y al rato se va de casa. Poco a poco la casa se vacía. Natalie me ayuda a recoger todo el desorden, nos duchamos, nos peinamos y nos vestimos. Un pantalón corto, camisa y convers blancas. Nos alisamos el pelo y nos maquillamos. Leo cada carta, abro cada sobre y vuelvo a mirar y a colocar cada regalo. Al final, acabo llorando como la noche anterior. Nat me mira con cara de pena y se sienta a mi lado.

- Ayer.- Empieza con un suspiro.- Me acosté con Nick, estaba un poco borracha y él quería así que me dejé. No creo que lo hubiese hecho si no fuera por el alcohol, pero no sé si me quiere por como soy o por otras cosas. No sé si sólo se quería acostar conmigo o me quería por otra cosa... No se que hacer, Sophie, no lo sé.- Mi mejor amiga estalla llorando, le abrazo, ya no sé que decirle.

-Si te quiere, Natalie, no te querría por sólo eso. Habla con él.- Digo en un suspiro. Ella asiente.

-Otra cosa.- Me coge de la mano antes de que me levante del sofá para seguir recogiendo.- Alejandra se va, a España, no va a volver, se va a estudiar.- Mis ojos se llenan de lágrimas, pero si es su sueño, yo le apoyo.- Lo sé, se va hoy, Soph, hay tiempo.

Me levanto sin decir nada, solamente me invade la tristeza. Acabamos de recoger y decidimos ir al instituto a segunda hora y no a primera. Así que llegamos allí a las diez y media. Todo tipos de clases, pero un nuevo anuncio, a parte de elegir el bachiller que haremos es el baile de graduación. No le digo nada a nadie de que el año que viene no estaré aquí, si no en una escuela de Danza y Arte en otra parte de la ciudad.

-Princesa.- Me dice Alex por la espalda. Sonrío y me doy la vuelta.

-Dime, príncipe.

-¿Tienes acompañante para el baile de graduación?- Nego con la cabeza.- Pues ahora sí, aquí estoy yo.- Me besa y se va.- ¡IREMOS DE VIOLETA, RECUERDA SKYES!

Sonrío sin motivo. "Soph" oigo al fondo del pasillo, me doy la vuelta. Natalie.

-¿Vamos hoy a por vestidos?- Arquea una ceja al ver mi cara de  tristeza.- ¿Qué pasa Sophie Skyes?

-Nada, Nat, nada... Por la tarde te recojo a las cuatro, ¿vale?- Le doy un beso en la frente y sigo caminando hacia Biología. La última hora, pasa rápido, tan rápido que me la paso en el baño con Alex.

-Es increíble  pirar contigo haciendo estas cosas eh, Sophie.- Me río.

Saco un rotulador permanente y escribo en la pared "Alexander&Sophie Para siempre juntos es poco tiempo" Nos besamos y salimos del baño. Camino hacia casa.

-¿Mamá? ¿Estás aquí?- No obtengo respuesta.

-Sí estoy aquí.- Me dice después de media hora.

Voy a la cocina y le doy un beso en la mejilla.

-¿Cómo esta papá?- Le pregunto con una mueca triste.

-Peor, no tardará más de tres días.

Doy un suspiro, cojo un batido y me lo bebo corriendo.

-Voy a ir al centro comercial con Natalie a comprar los vestidos para el baile, después llevaremos a Alejandra al aeropuerto y volveré a las diez o así.

-Toma anda, de parte de tu padre y mía. Después pásate por el hospital.- Me tiende la mano con doscientos euros y le doy un beso.

Cojo el bolso y agarro las llaves del coche, llego a la hora correcta y allí esta, con su coleta hacia un lado, sus piernas delgadas casi invisibles con un pantalón corto y una camiseta de flores. Sonrío y se sube al coche. Llegamos allí y rápidamente elegimos los vestidos. El mío es violeta de palabra de honor, largo y con brillos en negro, las sandalias negras y una cartera de mano negra, todos los detalles son negros y violetas. Natalie lleva un vestido asimétrico azul y sus complementos son blancos y azules. Al acabar vamos al aeropuerto, Alejandra nos abraza fuerte y se va llorando. A las diez conduzco hasta la casa de Natalie, la dejamos allí y después de decirnos lo guapas que vamos a ir voy hasta el hospital.

-Hola papá, ¿cómo estás?- Digo llorando.

-Bien, esto va mejor.- Dice mi padre.

Le cojo la mano y a la hora me despierta un pitido. Un pitido que se parece a cuando alguien muere. "PIIII" Los médicos llegan corriendo y me sacan de la sala. Lo último que oigo es:

-Hora de la muerte: Once y veintiséis de la noche.