La habitación, corremos hacía ella, es tarde es muy tarde. Natalie entró en paro cardiaco.
-¡NECESITAMOS UN QUIROFANO!- Dice él médico más joven de todos.
-¿Qué ocurre?- Digo con una voz casi inaudible.
-QUE SAQUEN A ESTAS CHICAS DE AQUÍ.- Vuelve a gritar el mismo médico de antes.
Nos sacan a empujones de aquella habitación y salimos a la misma sala de antes. Llorando, pero en shock. Está muriendose, mi mejor amiga, mi hermana...
-Sophie. Sophie.- Me grita alejandra.
-Dime.- Le contesto.
-Ve fuera, yo me quedo. Asiento
Salgo corriendo, tan rápido como mis piernas, despues de tantas emociones, me dejan. Salgo por la pequeña puerta de atrás y está lloviendo, pongo mala cara y vuelvo a entrar, saco un café de la máquina de la derecha y vuelvo a salir. Y allí estoy yo, muerta de frío, con un vestido de fiesta, los ojos llenos de lágrimas y sólo con ganas de que todo esto acabe, un café entre las manos y agua cayendo de mis ojos en formas de gotas.
-¿Sophie?- Oigo a alguien, levanto la cara.
-¿Alex?
-¡Sophie! ¿Qué haces fuera? ¿Cómo está Nat? ¿Y Ale?- Pregunta nervioso.
Las lágrimas siguen brotando de mis lágrimas.- Natalie acaba de entrar en parada, está en quirófano... por eso estoy aquí. Ale está dentro, callada y quieta. Natalie se va, Alex. Se muere.
-¿Qué dices Sophie?
-Se está muriendo. Está en quirófano, no se por qué pero sé que está en quirófano...- Las lágrimas me inundan toda la cara, ya no puedo más. Todo me supera.
-Sophie, tranquilizate, me voy dentro anda, ven dentro cuando quieras.
No contesto, vuelvo mi mirada hacía el suelo, una mirada perdida, la de nunca, la que sólo tuve cuando mi padre falleció.
-Ah y Sophie.- Me vuelvo.- Sigues estando guapa, aunque si sonríes, un poquito más.- Me regala un beso en la mejilla y entra, desaparece.
Entro al acabar el café. Cojo una bolsa en la que tengo ropa más abrigada. Voy al baño y me cambio. Salgo sin el vestido, con unos vaqueros, un jersey y unas botas negras un moño de siempre y con la cara lavada.
-¿Sophie? ¿Estás mejor?- Me pregunta Alejandra con voz apenas audible.
-Sí, cielo, ¿cómo estás tú? ¿Y Natalie?
-Yo bien y sin novedades de Nat.
Dejo la bolsa y salgo fuera. Café en mano, rememorando y pensando cuando el móvil vibra.
-¿Si?- Contesto.
-Soph, soy Sami, tu compañera de la escuela de danza.
-Sí, ya se.- Contesto riendo.- ¿Pasó algo? ¿Qué tal todo?
-No, no pasó nada, sólo quería preguntarte, ¿que tal por Los Ángeles?
-Pues, estoy en el hospital porque han herido a mi mejor amiga, la han agredido, pero vamos que estaré allí lo antes posible, Sami... ¿Tú qué tal por allí ?
-¿Qué dices Soph? Por aquí bien, pero lo importante es como estáis...
-De momento está en quirófano, entró en parada y bueno... supongo que, se está muriendo, Sami, se muere.- Rompo en llantos.
-Tranquila, Sami, todo va a salir bien. Te llamo después, entro en clase, te quiero.
-Adiós, Sami, gracias y yo.
Cuelgo el teléfono y lo meto en el pantalón.
Se abre la puerta y sale un pitido de ella, parada en el quirófano 3, habitación 404. Salgo corriendo.
Otro pitido.
Visión en blanco.
No siento ni oigo nada.
-¡Sophie! ¡SOPHIE!
- DESPIERTA, REACCIONA.
No puedo contestar, no puedo.
-¡SE NOS VA!
Es lo último que oigo.
Ya no siento nada.
Sólo vacío.
¿Será esto la muerte?
FIN.
martes, 27 de agosto de 2013
lunes, 5 de agosto de 2013
Capítulo 30: Natalie
Los días en Los Ángeles pasan muy rápido, quizás demasiado. Mañana volveremos a casa. Mientras hago la maleta pienso en como ha sido conocer a Max, pasarlo genial con mis amigas y disfrutar olvidándome de todo. La puerta suena.
-¡Pasa!- Grito
-Soph, ya tengo mi maleta echa, ¿hoy a dónde iremos?- Me pregunta desde el otro lado Alejandra.
-De fiesta, nena, es el último día.- Consigo decir riendo.
Salgo de la habitación y le pego levemente en la cabeza, bajamos las escaleras de la pequeña casa riendonos, pero pronto las risas cesan.
-¡NATALIE!- Me agacho al suelo y le sacudo, pero es inútil, no responde.- ¡LLAMA A UNA AMBULANCIA, ESTÁ INCONSCIENTE!- Grito a Alejandra mientras ella sigue temblando.- Natalie, despierta, vamos, quédate.- Al rato pican a la puerta y veo a dos hombres con camilla asomar por la pequeña entrada.
-¿Qué ocurrió, señoritas?- Me pregunta un hombre aparentemente mayor.
-Bajábamos de hacer las maletas y ella estaba aquí, no sé que le ha pasado, pero hace cosa de un año ella sufrió una coma que derivó en una amnesia leve.- Le expliqué con mis mejores conocimientos al Médico.
-¡Marc! Nos la llevamos al hospital.- Grita el hombre.
Ale está nerviosa, le hago coger su chaqueta y su móvil y subir rápidamente a la ambulancia.
-Va a morir.- Balbucea nerviosa, mientras yo, sin saber que hacer le abrazo.- Es fuerte.- Respondo.
En el hospital se la llevan a planta, pruebas y horas en una sala esperando. Es lo que nos espera.
-Cancelaré los billetes de avión.- Le oigo decir a Alejandra por lo bajo.
-Está bien, voy a por cafés, si nos avisan de algo te lo diré en cuanto vuelvas de a fuera.- Le abrazo y se amiga se marcha marcando el número de teléfono.
Dos horas más tarde, el médico sale de la zona en la que mi mejor amiga está ingresada.
-Verá su amiga tiene indicios de violencia agresiva.- La cara del hombre no es una fuente de buenas noticias.
-¿Cómo puede ser posible? Que yo sepa, antes de que bajásemos sólo estaba en la casa Max ...- Pestañeo y aprieto los puños.- Él... hace dos días se mostró agresivo conmigo, porque no hice lo que él quiso, no me tocó pero se mostró muy agresivo, doctor. Igual él...- Consigo decir sollozando.
-Avisaré a la policía.- Da media vuelta y se va.- ¡Ah! Y señorita Skyes, estas son las pertenencias de su amiga, igual las quiere tener mientras siga ingresada.- Me entrega una bolsa.- Enseguida le informarán.
Abro la bolsa que sólo contiene un pintalabios rosa, una foto y su móvil. Miro la foto, somos las dos... ella y yo en la playa...
-Oh Natalie.- sollozo.
-¡SOPHIE! ¿Ocurrió algo?- Me abraza Alejandra.
-Sí, tu hermana, mi amiga, está aquí porque alguien le agredió agresivamente. Y ese alguien tiene la pinta de ser Max.- Le digo con las manos en la cara.
-No puede ser... No puede ser... Max. Que venga aquí, no sale vivo...- Dice con menos fuerza que una ola ya ha roto bien adentro del mar. Le abrazo, esperando noticias pero lo único que encontramos es un silencio demasiado prolongado.
-Señoritas Skyes y Cornell quería comunicaros que hay que intervenir, Natalie tiene un coagulo y dicho coagulo ha desarrollado una hemorragia. Si no intervenimos ahora mismo, la perderemos.- Nos tiende unos papeles.- El consentimiento.
Alejandra firma, y se los devuelve.- ¿Cuánto tardaréis?- Pregunta tartamudeando.
-En cinco horas, podréis dormir.- Da media vuelta, deja los papeles en el mostrador y sale corriendo hacia quirófano.
-Duérmete, Sophie, mañana será otro día, todo saldrá bien.- Me dice Alejandra con voz tranquilizadora y me abraza.- Buenas Noches.- Sonríe y yo noto como me voy quedando dormida.
Veo una luz muy fuerte, y en ella se encuentra mi padre. Corro hacia él.
-¡PAPÁ!- Le grito
Él abre sus brazos y me lanza por los aires.
-He esperado tanto tiempo, Sophie. Tanto tiempo para poder cogerte el cuello otra vez.- Sonríe.- Pero no grites, no podemos.
-¿Quienes no pueden papá?- Le pregunto extrañada.
-Nosotros, hija, los que estamos a este "lado".
-¿Qué dices papá?
-Se enfadará si gritamos, nos hará daño.
-¿Quién?
-Él.
Despierto sobresaltada.
- ¿Sophie? ¿Estás bien?- Me pregunta Alejandra.
-Sí sí, ¿Nat?-
-Reposando, la operación fue bien.
-¿Cuándo podremos ir a verla? Tengo ganas de ver como está.
-No lo sé, Sophie.
-Señoritas, en media hora Natalie pasará por planta y en una hora aproximadamente la podréis visitar.- Nos informa una enfermera aparentemente joven.
-Muchas gracias.- Respondemos las dos a la vez.
-¿Me despertarás cuando llegue?
-Sí, duerme tranquila, es un día largo.
Veo a mi padre, otra vez, a lo lejos. Corro y le abrazo.
-Sophie, ¡vete!
-No, papá, no te voy a dejar aquí.
-Se va a enfadar Sophie, nos hará daño.
-¿QUIÉN PAPÁ? Dime quien narices te hace esto.- Grito.
-Él, Sophie, ya no hay nada que hacer.- Señala a un hombre extraño que se haya detrás de mí.
-¡Sophie! Nos está mirando todo el mundo, para ya de gritar.- La voz nerviosa de Alejandra me hace dejar de llorar, y secar el sudor de mi frente.
-Lo siento... de veras.- Les digo a todos.
Un pitido.
Habitación 404.
Habitación de Natalia.
Tarde.
Es tarde.
-¡Pasa!- Grito
-Soph, ya tengo mi maleta echa, ¿hoy a dónde iremos?- Me pregunta desde el otro lado Alejandra.
-De fiesta, nena, es el último día.- Consigo decir riendo.
Salgo de la habitación y le pego levemente en la cabeza, bajamos las escaleras de la pequeña casa riendonos, pero pronto las risas cesan.
-¡NATALIE!- Me agacho al suelo y le sacudo, pero es inútil, no responde.- ¡LLAMA A UNA AMBULANCIA, ESTÁ INCONSCIENTE!- Grito a Alejandra mientras ella sigue temblando.- Natalie, despierta, vamos, quédate.- Al rato pican a la puerta y veo a dos hombres con camilla asomar por la pequeña entrada.
-¿Qué ocurrió, señoritas?- Me pregunta un hombre aparentemente mayor.
-Bajábamos de hacer las maletas y ella estaba aquí, no sé que le ha pasado, pero hace cosa de un año ella sufrió una coma que derivó en una amnesia leve.- Le expliqué con mis mejores conocimientos al Médico.
-¡Marc! Nos la llevamos al hospital.- Grita el hombre.
Ale está nerviosa, le hago coger su chaqueta y su móvil y subir rápidamente a la ambulancia.
-Va a morir.- Balbucea nerviosa, mientras yo, sin saber que hacer le abrazo.- Es fuerte.- Respondo.
En el hospital se la llevan a planta, pruebas y horas en una sala esperando. Es lo que nos espera.
-Cancelaré los billetes de avión.- Le oigo decir a Alejandra por lo bajo.
-Está bien, voy a por cafés, si nos avisan de algo te lo diré en cuanto vuelvas de a fuera.- Le abrazo y se amiga se marcha marcando el número de teléfono.
Dos horas más tarde, el médico sale de la zona en la que mi mejor amiga está ingresada.
-Verá su amiga tiene indicios de violencia agresiva.- La cara del hombre no es una fuente de buenas noticias.
-¿Cómo puede ser posible? Que yo sepa, antes de que bajásemos sólo estaba en la casa Max ...- Pestañeo y aprieto los puños.- Él... hace dos días se mostró agresivo conmigo, porque no hice lo que él quiso, no me tocó pero se mostró muy agresivo, doctor. Igual él...- Consigo decir sollozando.
-Avisaré a la policía.- Da media vuelta y se va.- ¡Ah! Y señorita Skyes, estas son las pertenencias de su amiga, igual las quiere tener mientras siga ingresada.- Me entrega una bolsa.- Enseguida le informarán.
Abro la bolsa que sólo contiene un pintalabios rosa, una foto y su móvil. Miro la foto, somos las dos... ella y yo en la playa...
-Oh Natalie.- sollozo.
-¡SOPHIE! ¿Ocurrió algo?- Me abraza Alejandra.
-Sí, tu hermana, mi amiga, está aquí porque alguien le agredió agresivamente. Y ese alguien tiene la pinta de ser Max.- Le digo con las manos en la cara.
-No puede ser... No puede ser... Max. Que venga aquí, no sale vivo...- Dice con menos fuerza que una ola ya ha roto bien adentro del mar. Le abrazo, esperando noticias pero lo único que encontramos es un silencio demasiado prolongado.
-Señoritas Skyes y Cornell quería comunicaros que hay que intervenir, Natalie tiene un coagulo y dicho coagulo ha desarrollado una hemorragia. Si no intervenimos ahora mismo, la perderemos.- Nos tiende unos papeles.- El consentimiento.
Alejandra firma, y se los devuelve.- ¿Cuánto tardaréis?- Pregunta tartamudeando.
-En cinco horas, podréis dormir.- Da media vuelta, deja los papeles en el mostrador y sale corriendo hacia quirófano.
-Duérmete, Sophie, mañana será otro día, todo saldrá bien.- Me dice Alejandra con voz tranquilizadora y me abraza.- Buenas Noches.- Sonríe y yo noto como me voy quedando dormida.
Veo una luz muy fuerte, y en ella se encuentra mi padre. Corro hacia él.
-¡PAPÁ!- Le grito
Él abre sus brazos y me lanza por los aires.
-He esperado tanto tiempo, Sophie. Tanto tiempo para poder cogerte el cuello otra vez.- Sonríe.- Pero no grites, no podemos.
-¿Quienes no pueden papá?- Le pregunto extrañada.
-Nosotros, hija, los que estamos a este "lado".
-¿Qué dices papá?
-Se enfadará si gritamos, nos hará daño.
-¿Quién?
-Él.
Despierto sobresaltada.
- ¿Sophie? ¿Estás bien?- Me pregunta Alejandra.
-Sí sí, ¿Nat?-
-Reposando, la operación fue bien.
-¿Cuándo podremos ir a verla? Tengo ganas de ver como está.
-No lo sé, Sophie.
-Señoritas, en media hora Natalie pasará por planta y en una hora aproximadamente la podréis visitar.- Nos informa una enfermera aparentemente joven.
-Muchas gracias.- Respondemos las dos a la vez.
-¿Me despertarás cuando llegue?
-Sí, duerme tranquila, es un día largo.
Veo a mi padre, otra vez, a lo lejos. Corro y le abrazo.
-Sophie, ¡vete!
-No, papá, no te voy a dejar aquí.
-Se va a enfadar Sophie, nos hará daño.
-¿QUIÉN PAPÁ? Dime quien narices te hace esto.- Grito.
-Él, Sophie, ya no hay nada que hacer.- Señala a un hombre extraño que se haya detrás de mí.
-¡Sophie! Nos está mirando todo el mundo, para ya de gritar.- La voz nerviosa de Alejandra me hace dejar de llorar, y secar el sudor de mi frente.
-Lo siento... de veras.- Les digo a todos.
Un pitido.
Habitación 404.
Habitación de Natalia.
Tarde.
Es tarde.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)