¿Nos vamos o no?
-Nos vamos, Molly, nos vamos a Vancouver.- Le digo a mi hermana.
-Tengo miedo, Sophie.- Me confiesa mi hermana.
Me quedo dormida, ya no quiero oír y ni pensar más. Sólo dormir. Sólo desconectar.
-Te echo de menos, papá, te echo mucho de menos.- Digo en bajo.
-¡¿SOPHIE TIENES LAS MALETAS ECHAS?!- Mi madre me grita desde el piso de abajo.
-Sí mamá... Me voy a las tres, acuérdate.
Salgo de casa y cruzo, la casa de Natalie.
-¿Nat? Me voy dentro de una hora, vengo a despedirme.- Digo en su casa. Cuando entro están todos, todos mis amigos, todos los de siempre.- ¿Qué es esto?- Digo llorando.
-Si te vas, todos queremos seguir formando parte de ti, parte de una amiga que lo dio todo por todos, de una compañera, bailarina y sobre todo una persona excelente. Si te vas, Sophie, todos queremos decirte que te queremos. Y que siempre estaremos aquí esperando a que vuelvas, a que nos vengas a ver.- Termina suspirando Natalie.
Corro hasta cada uno de ellos y llorando les abrazo.- Estáis locos.- Suspiro.
-No lo voy a negar, Sophie, yo estoy loco por ti.
-Alex... No puedes hacerlo más difícil, ya no tengo... No me puedo quedar.- Sigo llorando.
-Toma, espero que disfrutes de ello, porque de nosotros no te libras.- Nicole me tiende una caja, es una malla de ballet y una camiseta firmada por cada uno de ellos.
-¿Qué queréis que me vaya muriéndome de pena?- Contesto sin parar de llorar.
Todos ríen y asienten.- Queremos que te quedes, Sophie, pero si tu necesidad es irte, eres libre.
A las dos y media salgo de casa de Natalie llorando. Ella y Alex me acompañan al aeropuerto. Me despido de la gente.
-No, Sophie, yo me voy contigo, me voy a una escuela de arte, a una que está en la misma calle que la tuya. No te vas sola, hermana, te vas conmigo.- Le abrazo y comienzo a llorar.
-Nunca te olvidaré, Sophie, hablaremos todos los días. Te amo.- Me besa prolongadamente y nos dirigimos al tren número 3.
-Adiós, Moll, te quiero, te quiero mucho. Se fuerte, eres fuerte, más que yo. Te quiero.- Le beso en la frente y comienza a llorar.- Se fuerte, eres fuerte, princesa.- Le doy la mano y me voy.
-Adiós mami, te quiero, mucho, ¿vale? Y que lo siento por muchas cosas, que eres la mejor y cuida mucho de Molly, te llamaré todos los días.- Mi madre me abraza fuerte.
El tren saldrá en un cuarto de hora, entren ya, Gracias.
-Cuídala, mamá, cuídate.- Molly viene, nos abrazamos y beso a mi hermana y a mi madre por última vez.- Lo que tengo, lo que soy.- Doy media vuelta y me despido con la mano.
-¿Lista Soph?- Me dice la voz estridente de mi mejor amiga en el tren.
-Sí, allá vamos, Vancouver, a ser mejores estudiantes y peores personas.- Le contesto riéndome.
Llegamos a Vancouver riéndonos, dos horas después del viaje. Cogemos las maletas y salimos a la calle de la estación de tren.
-Hay que buscar piso, compañera.- Dice riendo.
-Aquí al lado de mi academia de danza hay un piso que está muy bien de precio, ya lo alquilé para mi sola, pero tiene dos dormitorios así que si lo compartimos sería muchísimo mejor.
Ella sonríe y entramos a la casa, tiene tres pisos, al final. Era más grandes que en las fotos. Al entrar, tiene un pequeño espejo con una sillón, un armario empotrado. Continuando por el pasillo hay dos puertas, una de un aseo completo y otra con un pequeño cuarto a la lavandería. Hay una cocina americana muy bonita y azul. Tiene el comedor continuado y el salón con una entrada a la terraza, muy luminosa y con muebles para tomar el sol. Después de volver a pasar hasta la cocina hay una pequeña puerta que sube hacia la segunda planta con un pequeño salón rojo y negro y dos puertas que dan a una habitación cada una. Cada habitación es más grande que la que tenía en casa, mi habitación es azul clara y dos puertas, una hacia un baño y otra hacia un vestidor enorme. La cama es grandísima y en tonos azulados, tiene un gran escritorio y una zona con saloncito pequeño para ver la televisión. La habitación de Natalie es en tonos rosas, exacta a la mía. Tiene otra terraza preciosa y después hay una escalera desde el salón pequeño de la segunda planta. Subimos y hay una sala con espejos con dos habitaciones más. La grande tiene barras. Mi sala de ballet. Tiene un baño y la otra sola está vacía. Es la sala de música de Natalie. Nos instalamos y vamos a visitar la ciudad.
-¿A dónde vamos eh, princesa?- Le contesto saliendo de mi gran habitación.- Ya llamé a mi madre, está bien y Brandon también.
-A donde tu quieras. Vamos a la calle de enfrente que hay unos cuantos restaurantes bonitos.- Contesta.
Salimos de la casa y allí está, Alejandra, pero ¿qué hace aquí?
-ALEJANDRA.- Gritamos Natalie y yo a la vez.
-Así me llaman.- Da la vuelta y sonríe.
-Sophie, Natalie. ¿Qué hacéis aquí?- Las lágrimas brotan por sus ojos, y nos abraza.
-Las dos venimos a estudiar, yo danza y ella arte musical. Vamos a cenar, ¿vienes?
-No puedo, Soph, pero toma mi móvil, perdón tomad mi móvil porque como mi hermana pasa de mí pues nada.- Las dos reímos.
-Te llamaré.
Después de cenar volvemos a casa.
-Buenas Noches, mejor amiga.- Le beso en la frente y ella me abraza me meto en mi habitación enciendo mi ordenador y hablo con todos los de allí. Brandon está en línea.
"Hola :)"
"Hey, Soph! ¿Qué tal por allí?"
"Bien y vosotros?"
"Te echamos de menos, sobre todo yo, Sophie."
"Brandon... me voy a dormir, te quiero"
Me desconecto al saber que por el camino por el que va no me gusta. Navego un poco más y me meto en la cama, pongo en mi iPhone el despertador y me duermo.
A las siete el despertador suena, me despierto, hoy tengo tres horas de clase normal y dos de ballet, una de estética y peluquería y otras dos de iluminación y coreografía, para finalizar una de moderno. Salgo a las cuatro y media de la tarde. Tengo una media hora para comer. Me voy al vestidor, cojo mi malla nueva, es roja con la espalda descubierta, muy bonita. Las medias y la faldita. Me visto con los leggins negros, las botas que son como zapatillas, una camisa y un abrigo militar. Me hago el moño y me maquillo sencillamente. Cojo la bolsa, la preparo, el móvil y los libros. Bajo las escaleras y me encuentro con Nat, desayunamos y salimos de casa.
-Suerte, Soph.- Le abrazo y le beso en la mejilla.
-Suerte, Nat.
Entro en la academia y entro en la clase 213, clase de matemáticas y álgebra. Dura, tan solo media hora. A lo que a el profesor explica la teoría y manda ejercicios. Cojo mis cosas y me dirijo a la clase de Lengua y literatura, después pintura, después historia básica, cerámica y por último Latín. Y entonces, sí que sí, comienza mi sueño.
En el vestuario me desvisto y me preparo, entro en la clase y caliento los pies. Al ponernos por parejas me toca con un chico alto que se llama Robert. Bailo con él, después de todas las clases voy a mi casa, cojo mis cosas y vuelvo para hacer otra hora de coreografía y contemporáneo. Al llegar allí me encuentro a Natalie en la puerta.
-No puedo entrar, no sé bailar.- Confiesa Natalie.
-Ayúdame.
viernes, 31 de mayo de 2013
domingo, 26 de mayo de 2013
Capítulo 22: Papá
Mis ojos se llenan de lágrimas y mi madre no está conmigo. Me quedo quieta, muy quieta, demasiado quieta. No me muevo hasta que pasan por lo menos dos horas. Llega mi madre, no me muevo, me besa y me dice: "Tranquila, pequeña, sonríe por él." No contesto, no puedo, mi cuerpo está totalmente inmóvil. Ni si quiera el agua que está en mis ojos brota en forma de lágrimas por mis mejillas. Al cabo de tiempo logro sentarme en la misma silla en la que estaba antes de que me sacaran de la sala. Me siento y agarro la sabana en la cuál estaba la mano de mi padre. Lloro sin cesar y cuando me doy cuenta estoy dormida encima de la cama donde mi padre vivió sus últimos días.
-Señorita, perdone, Señorita podría irse a la sala de espera. Tenemos que ocupar esta cama
Me levanto, y camino hacia el pasillo, me limpio las últimas lágrimas y voy a casa. Al llegar a casa me visto de negro, un vestido y cojo las gafas de sol. Llego rápidamente al funeral, ya que no quería estar en el tanatorio. Me abrazo a Natalie.
-Se fuerte, por él.- Me susurra ella.
Sólo lloro, y no paro de llorar.
Los siguientes días no voy al instituto, llega el día del baile, me levanto y me ducho, me maquillo y me visto. Un moño de lado y maquillaje fino.
-Papá, espero que estés siempre ahí.
Es la primera vez que le digo algo a mi padre desde que murió. Sonrío en vez de llorar y bajo las escaleras. Mi madre está en el salón, leyendo un libro de enfermería para el nuevo máster.
-Sophie... estás preciosa, mi niña.- Dice llorando.- Tu padre hubiese estado orgulloso, lo sabes, Sophie.
Abrazo a mi madre, mi hermana sale de su cuarto y al bajar las escaleras llega corriendo y se abraza a nosotras.
-Soph, me gustaría ser como tú.- Me dice ella sonriendo.
-No, ya me gustaría ser como tu, princesa.
Le abrazo y le beso en la frente. El timbre toca y mi madre abre la puerta.
-¡Alex! Estás precioso, que duda cabe.- Dice mi madre dándole dos besos.
-Gracias, Ann, pero más guapa debe de estar su hija, ¿no?- Mi madre sonríe y yo salgo del salón.- Mi vida, estás preciosa...- Me dice acercándose, me abraza y me besa.
-Poneos juntos, os haré una foto, cielos.
Alex y yo nos acercamos y mi madre nos hace dos fotos. Nos despedimos y nos vamos, al llegar a la fiesta saludo a mis amigas.
-Soph, estás preciosa... Estás increíble.- Me dice mi mejor amiga.
-Oh eso tú y lo sabes, ¿con quién has venido?
-Con... mm... Nick.
-¡TÚ ERES TONTA!- Le digo gritando.- Después de que te utilizase, vas tu y caes rendida a sus pies. Muy lista no eres...
-Le quiero.- Consigue decir por lo bajo. Abrazo a mi mejor amiga y se va a bailar.
Pasamos la noche riendo, besándonos, abrazándonos, bailando, sonriendo y bebiendo.
Unos toques al micrófono.- ¿Hola?, Un segundito, ha llegado el momento que hemos estado esperando, ahora anunciaremos a la reina y el rey del baile.- Una pequeña pausa mientras abre un sobre.- El rey es: Brandon Parker. Y la reina: Sophie Skyes.
Un foco me ilumina, subo al escenario y me ponen una corona en la cabeza y un ramo de flores. Brandon me da un beso en la mejilla y me sonríe, me abraza y nos hacen una foto. Al bajar Alex está enfadado.
-Eh, tú, no te enfades mi vida.- Le beso y él sonríe.
La fiesta se acaba y me lleva a casa. Al llegar mi hermana está en mi cuarto metida en mi cama.
-Sophie, tenemos que decidir. ¿Nos vamos o no?
viernes, 24 de mayo de 2013
Capítulo 21: Baila hasta tu último suspiro
Creo que bebí demasiado la noche anterior, acabo de despertar en mi cama al lado de Alex. Supongo que creo que no he hecho nada, aunque no puedo estar segura. Como de costumbre. A mi al rededor solo hay regalos, bebida, mis amigas, mis amigos, y de pie y con cara de susto mi hermana. Me levanto y le abrazo.
-Voy al colegio.- Se va rechazando todo tipo de afecto.
Me vuelvo a la cama y Alex despierta, le beso y al rato se va de casa. Poco a poco la casa se vacía. Natalie me ayuda a recoger todo el desorden, nos duchamos, nos peinamos y nos vestimos. Un pantalón corto, camisa y convers blancas. Nos alisamos el pelo y nos maquillamos. Leo cada carta, abro cada sobre y vuelvo a mirar y a colocar cada regalo. Al final, acabo llorando como la noche anterior. Nat me mira con cara de pena y se sienta a mi lado.
- Ayer.- Empieza con un suspiro.- Me acosté con Nick, estaba un poco borracha y él quería así que me dejé. No creo que lo hubiese hecho si no fuera por el alcohol, pero no sé si me quiere por como soy o por otras cosas. No sé si sólo se quería acostar conmigo o me quería por otra cosa... No se que hacer, Sophie, no lo sé.- Mi mejor amiga estalla llorando, le abrazo, ya no sé que decirle.
-Si te quiere, Natalie, no te querría por sólo eso. Habla con él.- Digo en un suspiro. Ella asiente.
-Otra cosa.- Me coge de la mano antes de que me levante del sofá para seguir recogiendo.- Alejandra se va, a España, no va a volver, se va a estudiar.- Mis ojos se llenan de lágrimas, pero si es su sueño, yo le apoyo.- Lo sé, se va hoy, Soph, hay tiempo.
Me levanto sin decir nada, solamente me invade la tristeza. Acabamos de recoger y decidimos ir al instituto a segunda hora y no a primera. Así que llegamos allí a las diez y media. Todo tipos de clases, pero un nuevo anuncio, a parte de elegir el bachiller que haremos es el baile de graduación. No le digo nada a nadie de que el año que viene no estaré aquí, si no en una escuela de Danza y Arte en otra parte de la ciudad.
-Princesa.- Me dice Alex por la espalda. Sonrío y me doy la vuelta.
-Dime, príncipe.
-¿Tienes acompañante para el baile de graduación?- Nego con la cabeza.- Pues ahora sí, aquí estoy yo.- Me besa y se va.- ¡IREMOS DE VIOLETA, RECUERDA SKYES!
Sonrío sin motivo. "Soph" oigo al fondo del pasillo, me doy la vuelta. Natalie.
-¿Vamos hoy a por vestidos?- Arquea una ceja al ver mi cara de tristeza.- ¿Qué pasa Sophie Skyes?
-Nada, Nat, nada... Por la tarde te recojo a las cuatro, ¿vale?- Le doy un beso en la frente y sigo caminando hacia Biología. La última hora, pasa rápido, tan rápido que me la paso en el baño con Alex.
-Es increíble pirar contigo haciendo estas cosas eh, Sophie.- Me río.
Saco un rotulador permanente y escribo en la pared "Alexander&Sophie Para siempre juntos es poco tiempo" Nos besamos y salimos del baño. Camino hacia casa.
-¿Mamá? ¿Estás aquí?- No obtengo respuesta.
-Sí estoy aquí.- Me dice después de media hora.
Voy a la cocina y le doy un beso en la mejilla.
-¿Cómo esta papá?- Le pregunto con una mueca triste.
-Peor, no tardará más de tres días.
Doy un suspiro, cojo un batido y me lo bebo corriendo.
-Voy a ir al centro comercial con Natalie a comprar los vestidos para el baile, después llevaremos a Alejandra al aeropuerto y volveré a las diez o así.
-Toma anda, de parte de tu padre y mía. Después pásate por el hospital.- Me tiende la mano con doscientos euros y le doy un beso.
Cojo el bolso y agarro las llaves del coche, llego a la hora correcta y allí esta, con su coleta hacia un lado, sus piernas delgadas casi invisibles con un pantalón corto y una camiseta de flores. Sonrío y se sube al coche. Llegamos allí y rápidamente elegimos los vestidos. El mío es violeta de palabra de honor, largo y con brillos en negro, las sandalias negras y una cartera de mano negra, todos los detalles son negros y violetas. Natalie lleva un vestido asimétrico azul y sus complementos son blancos y azules. Al acabar vamos al aeropuerto, Alejandra nos abraza fuerte y se va llorando. A las diez conduzco hasta la casa de Natalie, la dejamos allí y después de decirnos lo guapas que vamos a ir voy hasta el hospital.
-Hola papá, ¿cómo estás?- Digo llorando.
-Bien, esto va mejor.- Dice mi padre.
Le cojo la mano y a la hora me despierta un pitido. Un pitido que se parece a cuando alguien muere. "PIIII" Los médicos llegan corriendo y me sacan de la sala. Lo último que oigo es:
-Hora de la muerte: Once y veintiséis de la noche.
-Voy al colegio.- Se va rechazando todo tipo de afecto.
Me vuelvo a la cama y Alex despierta, le beso y al rato se va de casa. Poco a poco la casa se vacía. Natalie me ayuda a recoger todo el desorden, nos duchamos, nos peinamos y nos vestimos. Un pantalón corto, camisa y convers blancas. Nos alisamos el pelo y nos maquillamos. Leo cada carta, abro cada sobre y vuelvo a mirar y a colocar cada regalo. Al final, acabo llorando como la noche anterior. Nat me mira con cara de pena y se sienta a mi lado.
- Ayer.- Empieza con un suspiro.- Me acosté con Nick, estaba un poco borracha y él quería así que me dejé. No creo que lo hubiese hecho si no fuera por el alcohol, pero no sé si me quiere por como soy o por otras cosas. No sé si sólo se quería acostar conmigo o me quería por otra cosa... No se que hacer, Sophie, no lo sé.- Mi mejor amiga estalla llorando, le abrazo, ya no sé que decirle.
-Si te quiere, Natalie, no te querría por sólo eso. Habla con él.- Digo en un suspiro. Ella asiente.
-Otra cosa.- Me coge de la mano antes de que me levante del sofá para seguir recogiendo.- Alejandra se va, a España, no va a volver, se va a estudiar.- Mis ojos se llenan de lágrimas, pero si es su sueño, yo le apoyo.- Lo sé, se va hoy, Soph, hay tiempo.
Me levanto sin decir nada, solamente me invade la tristeza. Acabamos de recoger y decidimos ir al instituto a segunda hora y no a primera. Así que llegamos allí a las diez y media. Todo tipos de clases, pero un nuevo anuncio, a parte de elegir el bachiller que haremos es el baile de graduación. No le digo nada a nadie de que el año que viene no estaré aquí, si no en una escuela de Danza y Arte en otra parte de la ciudad.
-Princesa.- Me dice Alex por la espalda. Sonrío y me doy la vuelta.
-Dime, príncipe.
-¿Tienes acompañante para el baile de graduación?- Nego con la cabeza.- Pues ahora sí, aquí estoy yo.- Me besa y se va.- ¡IREMOS DE VIOLETA, RECUERDA SKYES!
Sonrío sin motivo. "Soph" oigo al fondo del pasillo, me doy la vuelta. Natalie.
-¿Vamos hoy a por vestidos?- Arquea una ceja al ver mi cara de tristeza.- ¿Qué pasa Sophie Skyes?
-Nada, Nat, nada... Por la tarde te recojo a las cuatro, ¿vale?- Le doy un beso en la frente y sigo caminando hacia Biología. La última hora, pasa rápido, tan rápido que me la paso en el baño con Alex.
-Es increíble pirar contigo haciendo estas cosas eh, Sophie.- Me río.
Saco un rotulador permanente y escribo en la pared "Alexander&Sophie Para siempre juntos es poco tiempo" Nos besamos y salimos del baño. Camino hacia casa.
-¿Mamá? ¿Estás aquí?- No obtengo respuesta.
-Sí estoy aquí.- Me dice después de media hora.
Voy a la cocina y le doy un beso en la mejilla.
-¿Cómo esta papá?- Le pregunto con una mueca triste.
-Peor, no tardará más de tres días.
Doy un suspiro, cojo un batido y me lo bebo corriendo.
-Voy a ir al centro comercial con Natalie a comprar los vestidos para el baile, después llevaremos a Alejandra al aeropuerto y volveré a las diez o así.
-Toma anda, de parte de tu padre y mía. Después pásate por el hospital.- Me tiende la mano con doscientos euros y le doy un beso.
Cojo el bolso y agarro las llaves del coche, llego a la hora correcta y allí esta, con su coleta hacia un lado, sus piernas delgadas casi invisibles con un pantalón corto y una camiseta de flores. Sonrío y se sube al coche. Llegamos allí y rápidamente elegimos los vestidos. El mío es violeta de palabra de honor, largo y con brillos en negro, las sandalias negras y una cartera de mano negra, todos los detalles son negros y violetas. Natalie lleva un vestido asimétrico azul y sus complementos son blancos y azules. Al acabar vamos al aeropuerto, Alejandra nos abraza fuerte y se va llorando. A las diez conduzco hasta la casa de Natalie, la dejamos allí y después de decirnos lo guapas que vamos a ir voy hasta el hospital.
-Hola papá, ¿cómo estás?- Digo llorando.
-Bien, esto va mejor.- Dice mi padre.
Le cojo la mano y a la hora me despierta un pitido. Un pitido que se parece a cuando alguien muere. "PIIII" Los médicos llegan corriendo y me sacan de la sala. Lo último que oigo es:
-Hora de la muerte: Once y veintiséis de la noche.
jueves, 16 de mayo de 2013
Capítulo 20: La fiesta no para
Sonrío levemente, pero el momento tranquilo acaba rápido.
-SOPHIE.- Me grita mi hermana desde la entrada de la playa.
-Aquí, a la derecha.- Le grito.
-Que sepas, que bueno, que te quiero mucho, y que esto te lo hemos traído yo y papá de España.- Me entrega una gran caja en la que dentro hay tres cajas más pequeñitas. Mi hermana sonríe satisfecha y anuncia.- Fue idea mía.- Me río al ver su típica razón y comienzo a abrir la primera caja. Un bikini de Calvin Klein rojo precioso y una pulsera tobillera. La segunda caja contiene algo un poco más especial para mí, son unas vans, pero no son las típicas vans que hay en tiendas, si no unas que mi padre encargo porque la caja es como las que le regalaron a Nicole hará dos años sus tíos australianos. Y la última caja es una preciosa media luna con mi nombre inscrito y con un pequeño espejito que pone "princesa". En la base de la gran caja hay cartas: Una de mis tíos, otras de mis otros tíos, una de mis abuelos, y una de mi prima Mery. La idea de abrirlas aquí y llorar rápidamente las descarto lo que me lleva a leerlas en casa. También hay un sobre con dinero de mis abuelos.- Abrazo a mi hermana.- Que conste que el espejo fue idea de papá, tampoco tiene tan mal gusto.- Mi hermana me hace estallar de la risa.- Pero espera, Soph, queda mi regalo.- Ese "mi" lo dice con cierto énfasis, ella, mi hermana, siempre quiso ser la mejor en todo. Supongo porque es como mi madre. Asiento con la cabeza y ella me da una caja como la de la tablet. La abro, efectivamente, es un marco digital. Fotos de cuando eramos pequeñas, fotos de cumpleaños, viajes a Alemania y a España. Y sobre todo nuestro campamento en Miami. Comienzo a reír y llorar dependiendo de la foto. Al finalizar me abrazo a mi hermana con fuerza.-¿Te gusto?- Pronuncia ella con una voz casi inaudible para que no pueda descubrir que está llorando.
-Me encanto, Moll, ¿se te ocurrió a ti?
-Sí, en realidad te iba a hacer un álbum, pero decidí que eso sería mejor, y así podrías meter fotos y fotos a medida que las vayamos haciendo.- Su idea me convence y me consigue hacer sonreír.- Ah toma, esto es de parte de la familia de mamá, no sé, me dijo que te lo diese.
Tomo la pequeña caja en mis manos. Es de mi abuela, pensaba que ya no se acordaba de mí. Pero no solo había una caja, si no que también había una carta y varios paquetes de mi tío y de mi tía. Decido no habrirlas ahora. Sé que Molly se irá para casa, porque no le gusta la playa, así que le digo que se las lleve, ella asiente y se va. Le doy un abrazo y mi hermana se va en el coche de mi madre. Al salir a despedirla, veo a Natalie y Nick dentro en el coche rojo. Ni me molesto en mirar, ya me lo contará ella. Pienso.
-Eh, Sophie, ¿vamos ya a tu casa? Nos aburrimos en la playa, ya es de noche.- Me dice Alex con un largo y prolongado beso.
-Ajá.- Asiento.- Ahora mismo se lo digo a todos. Que en mi casa está todo preparado.
-Perfecto.- Se va
Me subo a la barra, y grito. "A MI CASA YA". La mayoría de ellos hacen caso y se van a sus coches, suben y se van. Alejandra y Polina suben en mi coche y conduzco hacia allí.
-Chica, menuda fiesta, creo que estoy un poco borracha.- Comenta Alejandra riéndose.
-¿Enserio? ¿No me digas?- Le contesta Polina riéndose.- No lo habíamos notado, ¿a qué no Soph?- Ambas reímos.
-No no, yo creo que es tu imaginación eh Ale.
-Sé que os... os .... os estáis riendo de m...- Se calla, ya no sabe ni cómo continuar. Reímos sin cesar.
Al llegar a la casa vemos a Liam y Alejandra se queda en blanco. Yo me río y Polina también.
-Venga, talué os dejamos solines.- Le digo a Alejandra que me maldice mientras Pol y yo nos ibamos.
En la casa la fiesta no para, ni yo quiero que pare.
-¡FIESTA FIESTA!- Grito.
-SOPHIE.- Me grita mi hermana desde la entrada de la playa.
-Aquí, a la derecha.- Le grito.
-Que sepas, que bueno, que te quiero mucho, y que esto te lo hemos traído yo y papá de España.- Me entrega una gran caja en la que dentro hay tres cajas más pequeñitas. Mi hermana sonríe satisfecha y anuncia.- Fue idea mía.- Me río al ver su típica razón y comienzo a abrir la primera caja. Un bikini de Calvin Klein rojo precioso y una pulsera tobillera. La segunda caja contiene algo un poco más especial para mí, son unas vans, pero no son las típicas vans que hay en tiendas, si no unas que mi padre encargo porque la caja es como las que le regalaron a Nicole hará dos años sus tíos australianos. Y la última caja es una preciosa media luna con mi nombre inscrito y con un pequeño espejito que pone "princesa". En la base de la gran caja hay cartas: Una de mis tíos, otras de mis otros tíos, una de mis abuelos, y una de mi prima Mery. La idea de abrirlas aquí y llorar rápidamente las descarto lo que me lleva a leerlas en casa. También hay un sobre con dinero de mis abuelos.- Abrazo a mi hermana.- Que conste que el espejo fue idea de papá, tampoco tiene tan mal gusto.- Mi hermana me hace estallar de la risa.- Pero espera, Soph, queda mi regalo.- Ese "mi" lo dice con cierto énfasis, ella, mi hermana, siempre quiso ser la mejor en todo. Supongo porque es como mi madre. Asiento con la cabeza y ella me da una caja como la de la tablet. La abro, efectivamente, es un marco digital. Fotos de cuando eramos pequeñas, fotos de cumpleaños, viajes a Alemania y a España. Y sobre todo nuestro campamento en Miami. Comienzo a reír y llorar dependiendo de la foto. Al finalizar me abrazo a mi hermana con fuerza.-¿Te gusto?- Pronuncia ella con una voz casi inaudible para que no pueda descubrir que está llorando.
-Me encanto, Moll, ¿se te ocurrió a ti?
-Sí, en realidad te iba a hacer un álbum, pero decidí que eso sería mejor, y así podrías meter fotos y fotos a medida que las vayamos haciendo.- Su idea me convence y me consigue hacer sonreír.- Ah toma, esto es de parte de la familia de mamá, no sé, me dijo que te lo diese.
Tomo la pequeña caja en mis manos. Es de mi abuela, pensaba que ya no se acordaba de mí. Pero no solo había una caja, si no que también había una carta y varios paquetes de mi tío y de mi tía. Decido no habrirlas ahora. Sé que Molly se irá para casa, porque no le gusta la playa, así que le digo que se las lleve, ella asiente y se va. Le doy un abrazo y mi hermana se va en el coche de mi madre. Al salir a despedirla, veo a Natalie y Nick dentro en el coche rojo. Ni me molesto en mirar, ya me lo contará ella. Pienso.
-Eh, Sophie, ¿vamos ya a tu casa? Nos aburrimos en la playa, ya es de noche.- Me dice Alex con un largo y prolongado beso.
-Ajá.- Asiento.- Ahora mismo se lo digo a todos. Que en mi casa está todo preparado.
-Perfecto.- Se va
Me subo a la barra, y grito. "A MI CASA YA". La mayoría de ellos hacen caso y se van a sus coches, suben y se van. Alejandra y Polina suben en mi coche y conduzco hacia allí.
-Chica, menuda fiesta, creo que estoy un poco borracha.- Comenta Alejandra riéndose.
-¿Enserio? ¿No me digas?- Le contesta Polina riéndose.- No lo habíamos notado, ¿a qué no Soph?- Ambas reímos.
-No no, yo creo que es tu imaginación eh Ale.
-Sé que os... os .... os estáis riendo de m...- Se calla, ya no sabe ni cómo continuar. Reímos sin cesar.
Al llegar a la casa vemos a Liam y Alejandra se queda en blanco. Yo me río y Polina también.
-Venga, talué os dejamos solines.- Le digo a Alejandra que me maldice mientras Pol y yo nos ibamos.
En la casa la fiesta no para, ni yo quiero que pare.
-¡FIESTA FIESTA!- Grito.
jueves, 9 de mayo de 2013
Capítulo 19: Polina
-¡POLINA!- Exclamo saltando sobre ella y como de costumbre, llorando.
-Princesa, he venido en el primer vuelo que he visto.- Dice con dificultad.
Casi se me hace imposible verla aquí, con sus vaqueros ajustados, ya que está especialmente delgada, su camisa militar y sus vans negras. Veo que en la mano derecha tiene su iPhone y un pañuelo del mismo color que sus playeros, en la izquierda lleva una bolsa y en su cara una sonrisa que ni un millón de regalos podría compensar. Hablamos durante horas, o eso me parece a mí. Por lo visto, ahora mi amiga polaca está estudiando español y alemán. Parece estar orgullosa de sus logros en las diferentes asignaturas y a parte de ello, esta muy contenta, ya que su equipo de baloncesto ganó la competición autonómica y ella el premio a la mejor jugadora de la misma liga. Sonrío al sentir que mi amiga no está sola, aunque nos echa de menos, no está sola. Le muestro como está la situación aquí, y ella se preocupa por mi padre.<<Espero que no le pase nada, Soph, es un gran hombre>> Apunta mi amiga. Se va a quedar aquí una semana, con su madre.
-Recuerda, que tu padre estará contigo, de todas las maneras posibles, y que cuando muera tendrás a los que te quieren al rededor, apoyándote. Y si no, no eran tus amigos. Y también que tu padre nunca te dejará sola. Estará siempre contigo, princesa.- Las palabras de mi amiga me emocionan, y noto como su expresión cambia.
-¿A ti te dolió?- Pregunto sin pensarlo dos veces. Polina sufrió mucho, cuando era pequeña su padre cayó enfermo y su madre le abandonó, llevándose con ella a su pequeña hija, Polina, con apenas siete años y a su hermano mayor, Aurek. Su padre a los dos meses murió. Su madre se lo ocultó a Pol durante muchos años, pero cuando la madre de Polina decidió venir a este país su hermano le llevó a la tumba de su padre. En ese día a Polina se le cayó el alma a los píes, sólo quería huir, y lo hizo. Hasta que volvió a Polonia, hace apenas un mes.
Mi amiga se queda en blanco un tiempo, mira a el mar, pensativa.- Me dolió como si se tratase de mí, como si la mitad de mí se hubiese esfumado, como si nada quedase, como si en las personas en las que confiaba me hubiesen traicionado. Primero pensé que mi padre nos había abandonado, eso contaba mi madre, pero en realidad fue al revés. Nada fue verdad en mi familia, y fue tarde para despedirme de mi padre, tarde para decirle adiós, para abrazarle y no soltarle, para simplemente decirle que le quería, Sophie. Ese día me hice un pacto a mi misma, un pacto sencillo, no confiaría en nadie que no se mereciera mi confianza, poca gente lo ha logrado. Mi madre me falló una, quien me dice que no me fallará otra más, Soph. Lo podrá hacer, lo peor es que mi madre era todo para mí.- Ella hace una pausa.- Pero me hizo el peor daño de todos.- La cara de Polina está completamente mojada. Sin pensarlo dos veces me acerco a ella, le abrazo y desconsolodamente lloramos.
A mí no me perderás,¿vale? Perderás gente pero a mí me tendrás siempre, Polina.- Le digo con un hilo de voz. Ella no responde. A lo lejos veo una sombra, una chica, deduzco por los tacones, a no ser que estos se hayan desfasado ya.
-Hola, Polina.- Dice Alejandra sonriendo. Le hago un gesto de que no es el momento, de que ahora no puedo hablar y artículo las palabras "Su Padre". Al principio, Alejandra no las entiende pero después de varias repeticiones y caras de mala hostia por su parte las entiende. Se va diciéndole adiós, a lo que Pol tampoco responde.
Alza la cabeza y sonríe.- Pero, ¿sabes qué Soph?- Niego con la cabeza.- Él me hizo fuerte, me enseñó a hacer todo lo que sé, todo lo que puedo hacer. Me enseñó a que los cuentos no existen, pero sí la realidad. Y que si ahora no vivo, cuando muera no serviría de nada. Porque, ¿qué es vivir sin haber logrado algo? Mi meta es vivir, y la meta de cualquier persona es disfrutar. Lograré vivir todo lo que mi padre no pudo, todo lo que él no logró, yo lo haré. Aparentar ser fuerte es lo mejor de mí.- Acto seguido se levanta y sonríe.- Ahora vamos a tu fiesta, princesa, que es tu día.- Me coge de la mano y llegamos a la playa. Me da un beso en la mejilla y se va a hablar con Poppy, Nicole y demás gente que le reclama.
Bailo sin noción del tiempo, y Alejandra se junta a mí.- Le echo de menos.- Me susurra.- Olvídalo, ahora disfruta de esto, baila y bebe, olvida...- Le digo mientras cojo otro vaso sin que me vuelva a importar otra vez lo que lleve en el interior. Y ella poco a poco se aleja a conocer nueva gente, pongo los ojos en blanco.
-MEJOR AMIGA.- Una voz estridente me grita, me doy la vuelta.- ¡DÍGAMELE!- Respondo. Ella me abraza.
-Bien, creo que estoy un poco borracha así que no me tengas en cuenta lo que te diga ahora eh.- Me confiesa Natalie.
-La verdad es que mira, está ahí Nick, y como yo no te quiero aguantar, porque cuando estás borracha sólo se te ocurre o llorar o hacer locuras. Vete con Nick al coche.- Ella me obedece y se coge a Nick.
-Princesa.- Alex me besa.- Me olvidas en tu fiesta.- Me dice cogiéndome de la cintura.
-No te olvidaría ni por mil años de mi vida.- Le respondo finalmente.
-Princesa, he venido en el primer vuelo que he visto.- Dice con dificultad.
Casi se me hace imposible verla aquí, con sus vaqueros ajustados, ya que está especialmente delgada, su camisa militar y sus vans negras. Veo que en la mano derecha tiene su iPhone y un pañuelo del mismo color que sus playeros, en la izquierda lleva una bolsa y en su cara una sonrisa que ni un millón de regalos podría compensar. Hablamos durante horas, o eso me parece a mí. Por lo visto, ahora mi amiga polaca está estudiando español y alemán. Parece estar orgullosa de sus logros en las diferentes asignaturas y a parte de ello, esta muy contenta, ya que su equipo de baloncesto ganó la competición autonómica y ella el premio a la mejor jugadora de la misma liga. Sonrío al sentir que mi amiga no está sola, aunque nos echa de menos, no está sola. Le muestro como está la situación aquí, y ella se preocupa por mi padre.<<Espero que no le pase nada, Soph, es un gran hombre>> Apunta mi amiga. Se va a quedar aquí una semana, con su madre.
-Recuerda, que tu padre estará contigo, de todas las maneras posibles, y que cuando muera tendrás a los que te quieren al rededor, apoyándote. Y si no, no eran tus amigos. Y también que tu padre nunca te dejará sola. Estará siempre contigo, princesa.- Las palabras de mi amiga me emocionan, y noto como su expresión cambia.
-¿A ti te dolió?- Pregunto sin pensarlo dos veces. Polina sufrió mucho, cuando era pequeña su padre cayó enfermo y su madre le abandonó, llevándose con ella a su pequeña hija, Polina, con apenas siete años y a su hermano mayor, Aurek. Su padre a los dos meses murió. Su madre se lo ocultó a Pol durante muchos años, pero cuando la madre de Polina decidió venir a este país su hermano le llevó a la tumba de su padre. En ese día a Polina se le cayó el alma a los píes, sólo quería huir, y lo hizo. Hasta que volvió a Polonia, hace apenas un mes.
Mi amiga se queda en blanco un tiempo, mira a el mar, pensativa.- Me dolió como si se tratase de mí, como si la mitad de mí se hubiese esfumado, como si nada quedase, como si en las personas en las que confiaba me hubiesen traicionado. Primero pensé que mi padre nos había abandonado, eso contaba mi madre, pero en realidad fue al revés. Nada fue verdad en mi familia, y fue tarde para despedirme de mi padre, tarde para decirle adiós, para abrazarle y no soltarle, para simplemente decirle que le quería, Sophie. Ese día me hice un pacto a mi misma, un pacto sencillo, no confiaría en nadie que no se mereciera mi confianza, poca gente lo ha logrado. Mi madre me falló una, quien me dice que no me fallará otra más, Soph. Lo podrá hacer, lo peor es que mi madre era todo para mí.- Ella hace una pausa.- Pero me hizo el peor daño de todos.- La cara de Polina está completamente mojada. Sin pensarlo dos veces me acerco a ella, le abrazo y desconsolodamente lloramos.
A mí no me perderás,¿vale? Perderás gente pero a mí me tendrás siempre, Polina.- Le digo con un hilo de voz. Ella no responde. A lo lejos veo una sombra, una chica, deduzco por los tacones, a no ser que estos se hayan desfasado ya.
-Hola, Polina.- Dice Alejandra sonriendo. Le hago un gesto de que no es el momento, de que ahora no puedo hablar y artículo las palabras "Su Padre". Al principio, Alejandra no las entiende pero después de varias repeticiones y caras de mala hostia por su parte las entiende. Se va diciéndole adiós, a lo que Pol tampoco responde.
Alza la cabeza y sonríe.- Pero, ¿sabes qué Soph?- Niego con la cabeza.- Él me hizo fuerte, me enseñó a hacer todo lo que sé, todo lo que puedo hacer. Me enseñó a que los cuentos no existen, pero sí la realidad. Y que si ahora no vivo, cuando muera no serviría de nada. Porque, ¿qué es vivir sin haber logrado algo? Mi meta es vivir, y la meta de cualquier persona es disfrutar. Lograré vivir todo lo que mi padre no pudo, todo lo que él no logró, yo lo haré. Aparentar ser fuerte es lo mejor de mí.- Acto seguido se levanta y sonríe.- Ahora vamos a tu fiesta, princesa, que es tu día.- Me coge de la mano y llegamos a la playa. Me da un beso en la mejilla y se va a hablar con Poppy, Nicole y demás gente que le reclama.
Bailo sin noción del tiempo, y Alejandra se junta a mí.- Le echo de menos.- Me susurra.- Olvídalo, ahora disfruta de esto, baila y bebe, olvida...- Le digo mientras cojo otro vaso sin que me vuelva a importar otra vez lo que lleve en el interior. Y ella poco a poco se aleja a conocer nueva gente, pongo los ojos en blanco.
-MEJOR AMIGA.- Una voz estridente me grita, me doy la vuelta.- ¡DÍGAMELE!- Respondo. Ella me abraza.
-Bien, creo que estoy un poco borracha así que no me tengas en cuenta lo que te diga ahora eh.- Me confiesa Natalie.
-La verdad es que mira, está ahí Nick, y como yo no te quiero aguantar, porque cuando estás borracha sólo se te ocurre o llorar o hacer locuras. Vete con Nick al coche.- Ella me obedece y se coge a Nick.
-Princesa.- Alex me besa.- Me olvidas en tu fiesta.- Me dice cogiéndome de la cintura.
-No te olvidaría ni por mil años de mi vida.- Le respondo finalmente.
Capítulo 18: Busca a un príncipe que te gaste en pintalabios, no en rimel
El ritmo de entrega de los regalos va más rápido después de que Brandon me diese ese regalo todo el mundo quiere darme el suyo. Alejandra se acerca con una sonrisa.
-No es nada exclusivo, ni especial, no es algo ni pijo ni elegante, simplemente es algo que sé que te va a gustar.- Una gran bolsa se posa en mis piernas. La abro con cautela, ¡UN SKATE! Esta niña es tonta. Pienso.
-PERO, PERO, ¿QUÉ ES QUÉ TODOS HICISTEIS UN COMPLOT PARA HACERME LLORAR O QUÉ?- Pregunto volviendo a llorar alterada. Las risas de todos no cesan, les odio por no amarles demasiado. Abrazo a Alejandra y me susurra un <<Te quiero>>.
Alguien entra en la playa, no es gente que me resulte familiar, pero a estas horas de la tarde no me parece que nadie vaya a venir así que miro con cautela.
-¡TAYLOR! ¡LUZZY! ¡CARL! ¡POUL! ¡LOUIS! ¡NIALL! ¡AUSTIN!- Grito desesperadamente mientras me abalanzo sobre ellos. Nos abrazamos.
-Hey, esto es para ti, rubia.- Taylor me extiende una caja enorme.- Es de parte de todos.- Hace una pausa y todo el mundo me está mirando con intriga así que abro la caja. Primer regalo, una sudadera de RAMS en azul, segundo regalo fotos que hicimos allí y que yo no tenía, como es lógico acabé llorando. Y unos diez regalos más traídos expresamente desde Londres y Dublín.
-Soph, esperé a ser la última, pero que sepas que te quiero tanto o más, ¿vale?- Roro aparece por fin entre la multitud y me entrega una caja pequeñita y un sobre. En la caja que abro hay un colgante, que si lo miras con detenimiento es una "S" grabada con mucho cuidado sobre el punto central de una flor. Y en el sobre pone con la letra de ésta fea que es como si fuese mi hermana: Hola, hermana, este es tu día, ¿no? Pues que sepas que la gente que te quiere siempre estará a tu lado. Te Amo, Roro. No tengo palabras para decir, me limito a llorar y a abrazarla.
-Te quiero, roro.- Le susurro en su oído. Noto como sonríe así que creo que también se ha emocionado.
Echo de menos a Polina y a Alice en estos días especialmente pero bueno...
-¡Soph! Esto es de parte de todo el equipo de fútbol.- Nick se acerca con una bolsa.- Es una foto, una foto gigante como un póster. Me la hizo bailando, estaba justo en el aire.- Está firmado por todos.- Añade y le abrazo.
-Gracias.- le susurro.- Él sonríe y se separa.- Gracias no, Sophie, gracias a ti por estar siempre a ti en los buenos y malos momentos. Me enseñaste a ser fuerte, muchas veces.- Me contesta él.- ¿Qué hice? Llorar.
Después de tantos regalos y que Nicole sigue lanzando trocitos de papel por toda la playa me tomo un respiro y simplemente me cojo un vaso sin importarme lo que lleve dentro y me alejo de la multitud. Una mano me toca la espalda.
-¿Estás bien?- Es Alex, lo sé por su tono de voz.
-Sí, sí, sólo necesita respirar.
Me tumbo encima de él y nos besamos unas cuantas veces, casi son infinitas puesto que me encanta hacerlo, me encanta que estemos juntos.
-Sophie, la fastidié muchas veces, lo sé perfectamente, más que nadie. Pero también sé que te quiero mucho, que eres única, y que si no estás en mi vida. Yo no soy nadie.- Le beso, sin dejar que acabe, si es que tenía que acabar. Pasan minutos, o a mí me lo parece. Y me separo sin abrir los ojos me tumbo encima de él otra vez.
No decimos nada hasta que la paz se vuelve a romper.
-Sophie, ¡felicidades!- Liam, es Liam. Me levanto y le abrazo.- Gracias.- Le susurro.
-¿Te dieron mi regalo?
-Preferimos esperar a que se lo dieses tú.- Contesto Alex.
-Vengo ahora, espera aquí.
Poco tiempo después, aparece agarrado a Alejandra. Discutiendo o discutiendo.
-¡Te dije que se lo dieses, Alejandra! Pareces idiota enserio, es que joder, siempre por libre. No se te puede dejar sola.- Antes de que diga nada más veo como Alejandra se va haciendo pequeña poco a poco y una lágrima roza su rostro.
-¡NO HE TENIDO LA CULPA!¿VALE? SI NO ESTABAS AQUÍ NO ERA MI CULPA. YO NO SOY TU CHACHA, JODER.- Le contesta y se va.
Liam sonríe como si nada y a mi me da miedo. Cojo un paquete y es una gorra plana de Vans roja y negra. Sonrío le abrazo y le doy un beso. Lo que hice con todos. Él se va con la escusa de estudiar. Le despido y Alejandra también desaparece, a decir verdad creo que yo también quiero desaparecer. Así que me pongo a caminar por la playa. Dejando el mundo atrás. En una roca sollozando veo a mi amiga. Subo a ella y le abrazo.
-Todo está bien, princesa, "busca a un príncipe que te haga gastar en pintalabios, no en rimel" Palabras textuales de tu hermana, princesa.- Le digo animadamente.
-Pero, ¿tú has visto como me ha tratado? Todo por tu regalo, pero es que no me parece normal, se puede decir de otras maneras no me lo merezco.
El dolor de mi amiga me produce no decir nada, solo callar, se ha pasado lo sé.
-Volvamos a la fiesta, ¿vale? Él no está y así te distraes, la noche es larga y la fiesta también.
Ella acepta sin excusas y me coge de la mano cuando llegamos a la playa ella está allí. Mi amiga está ahí.
-No es nada exclusivo, ni especial, no es algo ni pijo ni elegante, simplemente es algo que sé que te va a gustar.- Una gran bolsa se posa en mis piernas. La abro con cautela, ¡UN SKATE! Esta niña es tonta. Pienso.
-PERO, PERO, ¿QUÉ ES QUÉ TODOS HICISTEIS UN COMPLOT PARA HACERME LLORAR O QUÉ?- Pregunto volviendo a llorar alterada. Las risas de todos no cesan, les odio por no amarles demasiado. Abrazo a Alejandra y me susurra un <<Te quiero>>.
Alguien entra en la playa, no es gente que me resulte familiar, pero a estas horas de la tarde no me parece que nadie vaya a venir así que miro con cautela.
-¡TAYLOR! ¡LUZZY! ¡CARL! ¡POUL! ¡LOUIS! ¡NIALL! ¡AUSTIN!- Grito desesperadamente mientras me abalanzo sobre ellos. Nos abrazamos.
-Hey, esto es para ti, rubia.- Taylor me extiende una caja enorme.- Es de parte de todos.- Hace una pausa y todo el mundo me está mirando con intriga así que abro la caja. Primer regalo, una sudadera de RAMS en azul, segundo regalo fotos que hicimos allí y que yo no tenía, como es lógico acabé llorando. Y unos diez regalos más traídos expresamente desde Londres y Dublín.
-Soph, esperé a ser la última, pero que sepas que te quiero tanto o más, ¿vale?- Roro aparece por fin entre la multitud y me entrega una caja pequeñita y un sobre. En la caja que abro hay un colgante, que si lo miras con detenimiento es una "S" grabada con mucho cuidado sobre el punto central de una flor. Y en el sobre pone con la letra de ésta fea que es como si fuese mi hermana: Hola, hermana, este es tu día, ¿no? Pues que sepas que la gente que te quiere siempre estará a tu lado. Te Amo, Roro. No tengo palabras para decir, me limito a llorar y a abrazarla.
-Te quiero, roro.- Le susurro en su oído. Noto como sonríe así que creo que también se ha emocionado.
Echo de menos a Polina y a Alice en estos días especialmente pero bueno...
-¡Soph! Esto es de parte de todo el equipo de fútbol.- Nick se acerca con una bolsa.- Es una foto, una foto gigante como un póster. Me la hizo bailando, estaba justo en el aire.- Está firmado por todos.- Añade y le abrazo.
-Gracias.- le susurro.- Él sonríe y se separa.- Gracias no, Sophie, gracias a ti por estar siempre a ti en los buenos y malos momentos. Me enseñaste a ser fuerte, muchas veces.- Me contesta él.- ¿Qué hice? Llorar.
Después de tantos regalos y que Nicole sigue lanzando trocitos de papel por toda la playa me tomo un respiro y simplemente me cojo un vaso sin importarme lo que lleve dentro y me alejo de la multitud. Una mano me toca la espalda.
-¿Estás bien?- Es Alex, lo sé por su tono de voz.
-Sí, sí, sólo necesita respirar.
Me tumbo encima de él y nos besamos unas cuantas veces, casi son infinitas puesto que me encanta hacerlo, me encanta que estemos juntos.
-Sophie, la fastidié muchas veces, lo sé perfectamente, más que nadie. Pero también sé que te quiero mucho, que eres única, y que si no estás en mi vida. Yo no soy nadie.- Le beso, sin dejar que acabe, si es que tenía que acabar. Pasan minutos, o a mí me lo parece. Y me separo sin abrir los ojos me tumbo encima de él otra vez.
No decimos nada hasta que la paz se vuelve a romper.
-Sophie, ¡felicidades!- Liam, es Liam. Me levanto y le abrazo.- Gracias.- Le susurro.
-¿Te dieron mi regalo?
-Preferimos esperar a que se lo dieses tú.- Contesto Alex.
-Vengo ahora, espera aquí.
Poco tiempo después, aparece agarrado a Alejandra. Discutiendo o discutiendo.
-¡Te dije que se lo dieses, Alejandra! Pareces idiota enserio, es que joder, siempre por libre. No se te puede dejar sola.- Antes de que diga nada más veo como Alejandra se va haciendo pequeña poco a poco y una lágrima roza su rostro.
-¡NO HE TENIDO LA CULPA!¿VALE? SI NO ESTABAS AQUÍ NO ERA MI CULPA. YO NO SOY TU CHACHA, JODER.- Le contesta y se va.
Liam sonríe como si nada y a mi me da miedo. Cojo un paquete y es una gorra plana de Vans roja y negra. Sonrío le abrazo y le doy un beso. Lo que hice con todos. Él se va con la escusa de estudiar. Le despido y Alejandra también desaparece, a decir verdad creo que yo también quiero desaparecer. Así que me pongo a caminar por la playa. Dejando el mundo atrás. En una roca sollozando veo a mi amiga. Subo a ella y le abrazo.
-Todo está bien, princesa, "busca a un príncipe que te haga gastar en pintalabios, no en rimel" Palabras textuales de tu hermana, princesa.- Le digo animadamente.
-Pero, ¿tú has visto como me ha tratado? Todo por tu regalo, pero es que no me parece normal, se puede decir de otras maneras no me lo merezco.
El dolor de mi amiga me produce no decir nada, solo callar, se ha pasado lo sé.
-Volvamos a la fiesta, ¿vale? Él no está y así te distraes, la noche es larga y la fiesta también.
Ella acepta sin excusas y me coge de la mano cuando llegamos a la playa ella está allí. Mi amiga está ahí.
martes, 7 de mayo de 2013
Capítulo 17: LA fiesta. No es una fiesta cualquiera
Me separo de él, como si quisiese ser libre, él ya no sonríe.
-Sophie... no, ¿verdad?- Asiento con la cabeza y apoyo mi cabeza en su hombro.
-Eres mi mejor amigo, nada más, no siento eso...- Le contesto entre sollozos.
Veo su cara en mi mente, dibujada, precisamente no es una cara de alegría, si no de dolor. De dolor porque sé como es mi mejor amigo, al que conozco desde hace quince años. No quiero decirle nada, sólo quiero dejarle solo. Con su pequeño dolor, que no entiendo, pero supongo que él sí.
-Sophie Skyes, vengo a informarle del progreso en la UCI de su padre, el señor David Skyes está progresando con mejoras. Después vendrá el médico a informarle a informarle con detalle. Buenas tardes.- Hace una leve pausa y se va. Nunca había oído que a mi padre le llamasen David, así que me parece raro, siempre me pregunté por qué tiene un apellido tan inglés si él es español. Pues el otro día me dí cuenta de que el abuelo paterno de mi padre era Inglés, de Londres, y por eso se llama David con pronunciación inglesa y no española. Una razón: Su abuelo se llamaba así.
Después de esa noticia me vuelvo a sentar a esperar, saco el teléfono, que al rato se apaga por falta de batería.
-Mierda de vida.- Farfullo por lo bajo.
A las cinco llega el médico Sloan, sólo dice lo mismo que la enfermera pero con términos más "profesionales" en fin, cosas de doctores. Cojo mis cosas y sin poder despedirme de mi padre salgo de la habitación. Mi madre ya se había ido hace tiempo y mi hermana también. Sólo quedábamos Brandon y yo. Él venía a mi casa, mientras yo me preparaba para la fiesta. Empezaba a las seis y media, así que tenía una hora y media.
Llegamos a casa, mi madre y mi hermana quedaron en que hoy no dormirían en casa, si no en el hospital, ya que hoy como es mi cumpleaños, lo celebro en casa después de la playa. Subo a mi habitación dando saltitos. Saco el vestido que ya me había comprado con Alejandra y las sandalias y accesorios. Entro en el baño y me quedo allí un buen rato, cuando salgo de allí ya son las seis. Así que, cogemos las llaves del coche y nos metemos dentro. Pongo la radio y cada canción me motiva más que la anterior, hasta llegar a el punto de gritar como una loca. Brandon se ríe sin sentido, ¿tan graciosa soy cuando me motivo? Puede. Llegamos a la playa cuando todavía no hay nadie... o eso pensaba.
Toda la gente se abalanza sobre mi, desde detrás de toallas o arbustos. Chiflados. Ya están en bikini, ui, que rápidos. Pienso. Me deshago de mi vestido y sandalias y sin pensármelo dos veces me meto en el agua. Me paso la tarde entre risas, y mas risas. Es genial desconectar cuando lo estas pasando tan mal. Dicen que las personas que mejor se hacen sentir, son las que por dentro están muertas. Eso es lo que le suelo contestar cuando Natalie me dice que tengo una autoestima fuera de lo normal, que le encanta que siempre este así de "contenta" o que puedo gustarle a quien me de la gana. Cuando en realidad lo hago, para intentar sentirme bien conmigo misma.
-¡HORA DE LOS REGALOS!- Exclaman Poppy, que está agarrada a Justin, por lo visto mi primo ha vuelto y por lo visto ellos también. Flipo. Y Nicole, que como de costumbre está tirando papelitos por toda la playa.
Suspiro y no me puedo dejar de reír, salgo del agua y me seco, me sientan en el suelo y Natalie se acerca.
-Toma mejor amiga.- Se agacha, puesto que no me dejan moverme, y me entrega una caja casi tan grande como las que se utilizan para meter ropa de una estación cuando estás en otra. Extiende sus brazos y la cojo con las dos manos, ella se sienta a mi lado y la abro. Una sonrisa ilumina mi cara.
-Oh dios, Nat.- Le contesto al ver mi regalo. Dos entradas para el concierto de One Direction en Vancouver. Está adornado con miles de caramelos y fotos por todos los lados. Las lágrimas cubren mis ojos. Le abrazo y sonrío.- Vendrás conmigo, ¿no?- Le digo entre sollozos y risas.
-Ome no, aquí me voy a quedar yo sin verles.- Dice ella riendo.
Se levanta y dejo la caja entre mis piernas. El que se acerca a mí, sonríe. Y me extiende un pequeño sobre. Se sienta a mi lado. Una foto, una foto que para mí significa millones.
-Tú estas mal...- Digo llorando.
-No, no estoy mal, te quiero Sophie. Y ya no sé como demostrártelo, te quiero, más que a nada y más que a nadie. Me pasé ese día diciéndote que eras mía. Es tu mejor amigo, y lo comprendo... s...- Antes de que siga, me acerco y le beso.
-Yo también lo siento, ¿vale?, te quiero Alex, mucho.- Un segundo beso llega, un beso que quiero que se haga eterno, que nunca se acabe. Le quiero. Es él, no Brandon.
A continuación me entrega un pendiente, ya que en una oreja tengo una dilatación y en la otra tengo tres cuatro agujeros, tres abajo y otro en el cartílago. Es una letra, la "A", de Alex. Me la coloco en uno de los agujeros de abajo y sonrío. Me besa y se levanta.
Así uno tras otro. Hasta que Justin me regala otro tipo de cosas locas, como una canción y una guitarra.
-¿Y qué hago yo con una guitarra si no sé tocar?- Le pregunto riendo.
Él arquea una ceja, ya tiene una respuesta.
-Hay una cosa que se llama profesor, estoy libre los martes y jueves por la tarde antes de que tu tengas que ir a Ballet.- Me contesta inocentemente. Reímos a carcajadas.
-Que sutil eres, primo.
Nicole y Poppy me regalan un CD de momentos juntas y un par de pantalones y de camisetas. Ián me regala un marco con un collage dentro de fotos de todo el grupo. Y por fin llega el momento que hemos esperado, Brandon se acerca.
-Toma tu regalo.- Dice sonriendo, se sienta a mi lado y me pasa la mano por el hombro. Abro la bolsa impacientemente.
-¡ENSERIO, NO ENSERIO, TÚ QUIERES QUE ME DE ALGO, ¿NO? COMO SE PUEDE SER TAN MALA PERSONA.- Digo entre gritos y risas. Es una cazadora de Los Ángeles, como la de los jugadores de Fútbol solo que a nosotras no nos las dan, porque somos chicas... El entrenador, que es gilipollas. Encima tiene mi número de la suerte por detrás, el número 3, y la "C" por delante en una esquinita. Es azul y camel.
Por un momento lo olvido todo y solo intento pensar en mí, pensar en mi cumpleaños, en mi día.
-Sophie... no, ¿verdad?- Asiento con la cabeza y apoyo mi cabeza en su hombro.
-Eres mi mejor amigo, nada más, no siento eso...- Le contesto entre sollozos.
Veo su cara en mi mente, dibujada, precisamente no es una cara de alegría, si no de dolor. De dolor porque sé como es mi mejor amigo, al que conozco desde hace quince años. No quiero decirle nada, sólo quiero dejarle solo. Con su pequeño dolor, que no entiendo, pero supongo que él sí.
-Sophie Skyes, vengo a informarle del progreso en la UCI de su padre, el señor David Skyes está progresando con mejoras. Después vendrá el médico a informarle a informarle con detalle. Buenas tardes.- Hace una leve pausa y se va. Nunca había oído que a mi padre le llamasen David, así que me parece raro, siempre me pregunté por qué tiene un apellido tan inglés si él es español. Pues el otro día me dí cuenta de que el abuelo paterno de mi padre era Inglés, de Londres, y por eso se llama David con pronunciación inglesa y no española. Una razón: Su abuelo se llamaba así.
Después de esa noticia me vuelvo a sentar a esperar, saco el teléfono, que al rato se apaga por falta de batería.
-Mierda de vida.- Farfullo por lo bajo.
A las cinco llega el médico Sloan, sólo dice lo mismo que la enfermera pero con términos más "profesionales" en fin, cosas de doctores. Cojo mis cosas y sin poder despedirme de mi padre salgo de la habitación. Mi madre ya se había ido hace tiempo y mi hermana también. Sólo quedábamos Brandon y yo. Él venía a mi casa, mientras yo me preparaba para la fiesta. Empezaba a las seis y media, así que tenía una hora y media.
Llegamos a casa, mi madre y mi hermana quedaron en que hoy no dormirían en casa, si no en el hospital, ya que hoy como es mi cumpleaños, lo celebro en casa después de la playa. Subo a mi habitación dando saltitos. Saco el vestido que ya me había comprado con Alejandra y las sandalias y accesorios. Entro en el baño y me quedo allí un buen rato, cuando salgo de allí ya son las seis. Así que, cogemos las llaves del coche y nos metemos dentro. Pongo la radio y cada canción me motiva más que la anterior, hasta llegar a el punto de gritar como una loca. Brandon se ríe sin sentido, ¿tan graciosa soy cuando me motivo? Puede. Llegamos a la playa cuando todavía no hay nadie... o eso pensaba.
Toda la gente se abalanza sobre mi, desde detrás de toallas o arbustos. Chiflados. Ya están en bikini, ui, que rápidos. Pienso. Me deshago de mi vestido y sandalias y sin pensármelo dos veces me meto en el agua. Me paso la tarde entre risas, y mas risas. Es genial desconectar cuando lo estas pasando tan mal. Dicen que las personas que mejor se hacen sentir, son las que por dentro están muertas. Eso es lo que le suelo contestar cuando Natalie me dice que tengo una autoestima fuera de lo normal, que le encanta que siempre este así de "contenta" o que puedo gustarle a quien me de la gana. Cuando en realidad lo hago, para intentar sentirme bien conmigo misma.
-¡HORA DE LOS REGALOS!- Exclaman Poppy, que está agarrada a Justin, por lo visto mi primo ha vuelto y por lo visto ellos también. Flipo. Y Nicole, que como de costumbre está tirando papelitos por toda la playa.
Suspiro y no me puedo dejar de reír, salgo del agua y me seco, me sientan en el suelo y Natalie se acerca.
-Toma mejor amiga.- Se agacha, puesto que no me dejan moverme, y me entrega una caja casi tan grande como las que se utilizan para meter ropa de una estación cuando estás en otra. Extiende sus brazos y la cojo con las dos manos, ella se sienta a mi lado y la abro. Una sonrisa ilumina mi cara.
-Oh dios, Nat.- Le contesto al ver mi regalo. Dos entradas para el concierto de One Direction en Vancouver. Está adornado con miles de caramelos y fotos por todos los lados. Las lágrimas cubren mis ojos. Le abrazo y sonrío.- Vendrás conmigo, ¿no?- Le digo entre sollozos y risas.
-Ome no, aquí me voy a quedar yo sin verles.- Dice ella riendo.
Se levanta y dejo la caja entre mis piernas. El que se acerca a mí, sonríe. Y me extiende un pequeño sobre. Se sienta a mi lado. Una foto, una foto que para mí significa millones.
-Tú estas mal...- Digo llorando.
-No, no estoy mal, te quiero Sophie. Y ya no sé como demostrártelo, te quiero, más que a nada y más que a nadie. Me pasé ese día diciéndote que eras mía. Es tu mejor amigo, y lo comprendo... s...- Antes de que siga, me acerco y le beso.
-Yo también lo siento, ¿vale?, te quiero Alex, mucho.- Un segundo beso llega, un beso que quiero que se haga eterno, que nunca se acabe. Le quiero. Es él, no Brandon.
A continuación me entrega un pendiente, ya que en una oreja tengo una dilatación y en la otra tengo tres cuatro agujeros, tres abajo y otro en el cartílago. Es una letra, la "A", de Alex. Me la coloco en uno de los agujeros de abajo y sonrío. Me besa y se levanta.
Así uno tras otro. Hasta que Justin me regala otro tipo de cosas locas, como una canción y una guitarra.
-¿Y qué hago yo con una guitarra si no sé tocar?- Le pregunto riendo.
Él arquea una ceja, ya tiene una respuesta.
-Hay una cosa que se llama profesor, estoy libre los martes y jueves por la tarde antes de que tu tengas que ir a Ballet.- Me contesta inocentemente. Reímos a carcajadas.
-Que sutil eres, primo.
Nicole y Poppy me regalan un CD de momentos juntas y un par de pantalones y de camisetas. Ián me regala un marco con un collage dentro de fotos de todo el grupo. Y por fin llega el momento que hemos esperado, Brandon se acerca.
-Toma tu regalo.- Dice sonriendo, se sienta a mi lado y me pasa la mano por el hombro. Abro la bolsa impacientemente.
-¡ENSERIO, NO ENSERIO, TÚ QUIERES QUE ME DE ALGO, ¿NO? COMO SE PUEDE SER TAN MALA PERSONA.- Digo entre gritos y risas. Es una cazadora de Los Ángeles, como la de los jugadores de Fútbol solo que a nosotras no nos las dan, porque somos chicas... El entrenador, que es gilipollas. Encima tiene mi número de la suerte por detrás, el número 3, y la "C" por delante en una esquinita. Es azul y camel.
Por un momento lo olvido todo y solo intento pensar en mí, pensar en mi cumpleaños, en mi día.
domingo, 5 de mayo de 2013
Capítulo 16: Un mes
Corro hacia el hospital con el corazón en la boca. No puedo ir más rápido. Llego a la habitación 112, no me gusta esa habitación. Es fría y azul, tiene dos camas, una ocupada y la otra no. No sé donde está mi padre.
-Mamá, ¿dónde está papá?- Le pregunto desesperadamente.
-Caminando hacia casa se mareó y chocó contra un camión, le están operando. Pero con el cáncer... y todo...- A mi madre se le quiebra la voz.
Lloro y lloro, y tampoco me canso de llorar. A la hora Brandon y Alex llegan.
-Alex, tío si no quieres no entres.- Le dice Brandon en la puerta.
-Sí, entro ella es mi novia.
-¿Qué dices? Así como dato, pero yo te deje.- Digo estallando de la risa.
Brandon se comienza a reír por lo bajo y el rubio pone mala cara y se va.
-Eso a estado bien eh, Skyes.- Comenta mi mejor amigo entre risas.
-Ya lo se, Parker. Soy la bomba.- Consigo seguir riendo hasta que el mismo doctor que trató a Natalie entra en la sala. Avanzo hacía él.
-Doctor Sloan, ¿qué tal la operación?- Le pregunto impaciente.
-A eso venía a hablaros, tu padre estaba muy débil. Tiene varias hemorragias internas, por lo tanto no le queda más de un mes de vida. Tendrá que estar ingresado una semana.- Termina por decir y se va.7
-Un mes... sólo un mes... un mes es muy poco.- Digo entre sollozos.
Brandon me abraza y me siento encima de él, en una silla marrón esperando a que mi padre, inconsciente, venga aquí. Mi madre, que fue a por comida, todavía no sabe la noticia. Lloro desconsoladamente, no puedo con tanta carga.
-Soph, ¿cómo está papá?- Veo a Molly entrando por la puerta.
-Moll... a papá le queda un mes de vida...- Le contesto entre sollozos.
Mi hermana se sienta en la silla que está al lado de la mía y me tiende su mano, la acepto sin renegaciones.
-Tranquila.- le susurro al oído.- Un mes es mucho tiempo, ¿vale? No es infinito, pero es bastante tiempo.- Le termino por susurrar.
Espero que esto le tranquilice lo suficiente. Mi madre llega con dos sandwiches, le abrazo y le cuento lo sucedido. Ella se sienta y llora. Me como el sandwich, dándole la mitad a Molly y un trozo a Brandon. Él me sonríe. Creo que estoy empezando a sentir algo por él, pero no estoy segura. Yo sigo queriendo a Alex... Pero no lo sé.
El teléfono me empieza a vibrar: Natalie it's calling. Le cojo el teléfono.
-¿Cómo está?- Contesta sin antes poder decir nada.- Estoy aquí con todos.
-Mal, se muere en un mes.- Les digo.
-¿Vamos a hacer la fiesta hoy o al final no?- Habla por detrás Ián.
-Sí, ya la organicé y mi padre va a estar sedado toda la noche.
Tras media hora de estar hablando colgamos y me abrazo a Brandon.
-Sophie.- Me dice al oído.- ¿me quieres?
-Sí, te quiero. ¿tú a mí?
-Más que a una amiga.- Me dice él
Me giro y sonrío, él no sonríe. Pone una mano en mi barbilla y la otra en mi cuello. Respiramos el mismo aire y nos besamos. No durante mucho tiempo, pero si el suficiente para saber que le quiero, pero sólo como amigo.
jueves, 2 de mayo de 2013
Capítulo 15: La muerte de un ser querido
-¿Papá qué ocurre me lo vas a contar o no?- Le miro preocupada.
-Hija, tengo... tengo... tengo cáncer. Me lo han detectado hace dos semanas, sólo pienso en no hacerte daño. Pero te lo quería contar. Sophie, me muero.-Noto cada puñalada, una angustia me recorre mi cuerpo.
-¡NO! Eso no puede ser, tiene que haber algún... no sé... algún tratamiento.- ¡NO TE PUEDES MORIR! ¡NO ME PUEDES DEJAR!- Contesto gritando. Estoy fuera de mí, mi padre va a morir. Va a morir. Va a morir. Va a morir. Palabras que se repiten en mi mente. Un dos, un dos, un dos, una y otra vez.
-No hay nada que hacer, Sophie, se ha extendido. Se extendió a todo el cuerpo. Empezó como un cáncer de pulmón, ahora ya se ha extendido, esto ya es incurable.- Mi padre está llorando.
Me abraza, veo como mi padre tose. Tose y tose. Se quedará aquí hasta que en fin... le llegue su fin. Aprovecharé con mi padre al máximo. No puedo dejar que se marche sin hacer todo lo que quería haber echo.
Entro en casa, con lágrimas en los ojos. Mi madre me abraza, ya lo sabe.
-¡NO ME LO CONTASTE! Lo sabias y no me lo has contado.- Mis palabras se ahogan.
-Eh, eh, ven aquí.- Alejandra me coge del brazo. Y tras mirarme a los ojos, me abraza.- Yo te quiero, cuenta conmigo, sabes por lo que Natalie y yo hemos pasado. Tranquila, estamos juntas, ¿vale? Por y para siempre, Sophie.- Termina por decir y Natalie me coge por el cuello.
-No puedes dejar que te hunda, te tiene que hacer fuerte, disfruta con tu padre, tienes que hacer que su muerte no vaya a ser en vano. Ha venido hasta aquí, para estar contigo. Te quiere, Soph. Si no, no hubiese venido.
Me doy cuenta, tienen razón. Cuando miro hacia un lado veo a mi hermana, a esa pequeña llorando. Desconsoladamente. Sola. Me acerco a ella, corriendo, como si el corazón me saliese del pecho. Es mi hermana, mi pequeña hermana.
-Eh, Moll. ¿Oíste lo que me acaban de decir? También va para ti, enana. No vamos a dejar que se vaya sin haber luchado. ¿Vale pequeña?- Asiente con su cara tierna.
-No voy a poder, yo no soy fuerte, no se hacer eso. No sé ser fuerte, ser feliz al haber perdido a mi padre. O estar perdiéndolo, que yo creo que es peor.
¿Qué le ha pasado a mi hermana? No es esa niña pequeña, ha crecido, ha madurado. No es una cría, es una más. Es como yo, se sabe defender.
-¿Sabes Moll? Nadie nace siendo fuerte, una amiga, Nicole, una vez me dijo que si la vida te da palos, hazte una cabaña. Por idiota que parezca, nos tenemos que empezar a hacer la cabaña ya, Molly. Piensa que esto es la base de la cabaña. Tranquila, porque yo te ayudaré, haremos esa casa juntas. Esa cabaña, nuestro cabaña. ¿Vale?.- Termino por decir, con muchas lágrimas en los ojos. Lágrimas que termino por derramar.
-Pequeñas, no me habéis perdido, no lo haréis. Cuando yo me vaya, siempre y cuando digo siempre es siempre estaréis conmigo. Os estaré viendo.- Nos abraza, mi padre está llorando.
Alejandra y Natalie se abrazan. Todo esto les recuerda que ellas, siendo pequeñas. Con más o menos diez u once años pues perdieron a su padre, también. Pero bueno, ellas lo han "olvidado" o eso dicen, claro está. Por lo menos, su padre no sufrió. Murió de un ataque al corazón en España.
-Molly se quedará aquí.- Anuncia mi madre.
-¿Podrás?
-Sí, algún día tendría que afrontarlo. Sólo espero, que ese cabrón no siga por aquí. Porque se acordará de mi.- Su expresión va cambiando poco a poco.
Ella ha crecido, no es una niña. Es una mujer, se puede defender.
Al día siguiente, es mi día, mi cumpleaños. Hace un día soleado, unos leggins, camisa y vans. No quiero ir dando la nota. Mi padre nos lleva al instituto. Al llegar le doy un beso a mi padre en la mejilla.
-Moll, si pasa algo, tengo el iPhone, ¿vale?- Ella asiente y las dos nos separamos.
Lo primero que pasa al llegar al instituto es que Brandon corre hacia mí, me levanta del suelo y comienza a girar.
-¡FELIZ CUMPLEAÑOS, MEJOR AMIGA!- Sonrío.
-Gracias, Mejor Amigo, te quiero.- Contesto sonriendo.
Natalia me abraza, Alejandra también. Y las dos sacan un paquetito pequeño, un collar, muy bonito. Me lo pongo y les abrazo.
Nicole y Poppy, Ián y Alex, Nick y Roro... todos me felicitan. Incluso Tay, Poul, Luzzy y Carl me llaman. Polina me envía un SMS, desde Polonia. Un día increíble.
-Sophie, Felicidades, te quiero.- Me dice Alex.
-Gracias, Alex.- Le contesto secamente.
-¿Podríamos hablar?- Me coge de la mano.
Al querer contestar me llaman al móvil. Mamá it's calling. Me espero lo peor. Vamos, que tiene que ver con mi padre.
-Dime mamá.- Le digo.
-Tu padre.- Dos palabras que me hacen llorar.
-Hija, tengo... tengo... tengo cáncer. Me lo han detectado hace dos semanas, sólo pienso en no hacerte daño. Pero te lo quería contar. Sophie, me muero.-Noto cada puñalada, una angustia me recorre mi cuerpo.
-¡NO! Eso no puede ser, tiene que haber algún... no sé... algún tratamiento.- ¡NO TE PUEDES MORIR! ¡NO ME PUEDES DEJAR!- Contesto gritando. Estoy fuera de mí, mi padre va a morir. Va a morir. Va a morir. Va a morir. Palabras que se repiten en mi mente. Un dos, un dos, un dos, una y otra vez.
-No hay nada que hacer, Sophie, se ha extendido. Se extendió a todo el cuerpo. Empezó como un cáncer de pulmón, ahora ya se ha extendido, esto ya es incurable.- Mi padre está llorando.
Me abraza, veo como mi padre tose. Tose y tose. Se quedará aquí hasta que en fin... le llegue su fin. Aprovecharé con mi padre al máximo. No puedo dejar que se marche sin hacer todo lo que quería haber echo.
Entro en casa, con lágrimas en los ojos. Mi madre me abraza, ya lo sabe.
-¡NO ME LO CONTASTE! Lo sabias y no me lo has contado.- Mis palabras se ahogan.
-Eh, eh, ven aquí.- Alejandra me coge del brazo. Y tras mirarme a los ojos, me abraza.- Yo te quiero, cuenta conmigo, sabes por lo que Natalie y yo hemos pasado. Tranquila, estamos juntas, ¿vale? Por y para siempre, Sophie.- Termina por decir y Natalie me coge por el cuello.
-No puedes dejar que te hunda, te tiene que hacer fuerte, disfruta con tu padre, tienes que hacer que su muerte no vaya a ser en vano. Ha venido hasta aquí, para estar contigo. Te quiere, Soph. Si no, no hubiese venido.
Me doy cuenta, tienen razón. Cuando miro hacia un lado veo a mi hermana, a esa pequeña llorando. Desconsoladamente. Sola. Me acerco a ella, corriendo, como si el corazón me saliese del pecho. Es mi hermana, mi pequeña hermana.
-Eh, Moll. ¿Oíste lo que me acaban de decir? También va para ti, enana. No vamos a dejar que se vaya sin haber luchado. ¿Vale pequeña?- Asiente con su cara tierna.
-No voy a poder, yo no soy fuerte, no se hacer eso. No sé ser fuerte, ser feliz al haber perdido a mi padre. O estar perdiéndolo, que yo creo que es peor.
¿Qué le ha pasado a mi hermana? No es esa niña pequeña, ha crecido, ha madurado. No es una cría, es una más. Es como yo, se sabe defender.
-¿Sabes Moll? Nadie nace siendo fuerte, una amiga, Nicole, una vez me dijo que si la vida te da palos, hazte una cabaña. Por idiota que parezca, nos tenemos que empezar a hacer la cabaña ya, Molly. Piensa que esto es la base de la cabaña. Tranquila, porque yo te ayudaré, haremos esa casa juntas. Esa cabaña, nuestro cabaña. ¿Vale?.- Termino por decir, con muchas lágrimas en los ojos. Lágrimas que termino por derramar.
-Pequeñas, no me habéis perdido, no lo haréis. Cuando yo me vaya, siempre y cuando digo siempre es siempre estaréis conmigo. Os estaré viendo.- Nos abraza, mi padre está llorando.
Alejandra y Natalie se abrazan. Todo esto les recuerda que ellas, siendo pequeñas. Con más o menos diez u once años pues perdieron a su padre, también. Pero bueno, ellas lo han "olvidado" o eso dicen, claro está. Por lo menos, su padre no sufrió. Murió de un ataque al corazón en España.
-Molly se quedará aquí.- Anuncia mi madre.
-¿Podrás?
-Sí, algún día tendría que afrontarlo. Sólo espero, que ese cabrón no siga por aquí. Porque se acordará de mi.- Su expresión va cambiando poco a poco.
Ella ha crecido, no es una niña. Es una mujer, se puede defender.
Al día siguiente, es mi día, mi cumpleaños. Hace un día soleado, unos leggins, camisa y vans. No quiero ir dando la nota. Mi padre nos lleva al instituto. Al llegar le doy un beso a mi padre en la mejilla.
-Moll, si pasa algo, tengo el iPhone, ¿vale?- Ella asiente y las dos nos separamos.
Lo primero que pasa al llegar al instituto es que Brandon corre hacia mí, me levanta del suelo y comienza a girar.
-¡FELIZ CUMPLEAÑOS, MEJOR AMIGA!- Sonrío.
-Gracias, Mejor Amigo, te quiero.- Contesto sonriendo.
Natalia me abraza, Alejandra también. Y las dos sacan un paquetito pequeño, un collar, muy bonito. Me lo pongo y les abrazo.
Nicole y Poppy, Ián y Alex, Nick y Roro... todos me felicitan. Incluso Tay, Poul, Luzzy y Carl me llaman. Polina me envía un SMS, desde Polonia. Un día increíble.
-Sophie, Felicidades, te quiero.- Me dice Alex.
-Gracias, Alex.- Le contesto secamente.
-¿Podríamos hablar?- Me coge de la mano.
Al querer contestar me llaman al móvil. Mamá it's calling. Me espero lo peor. Vamos, que tiene que ver con mi padre.
-Dime mamá.- Le digo.
-Tu padre.- Dos palabras que me hacen llorar.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)