-¡POLINA!- Exclamo saltando sobre ella y como de costumbre, llorando.
-Princesa, he venido en el primer vuelo que he visto.- Dice con dificultad.
Casi se me hace imposible verla aquí, con sus vaqueros ajustados, ya que está especialmente delgada, su camisa militar y sus vans negras. Veo que en la mano derecha tiene su iPhone y un pañuelo del mismo color que sus playeros, en la izquierda lleva una bolsa y en su cara una sonrisa que ni un millón de regalos podría compensar. Hablamos durante horas, o eso me parece a mí. Por lo visto, ahora mi amiga polaca está estudiando español y alemán. Parece estar orgullosa de sus logros en las diferentes asignaturas y a parte de ello, esta muy contenta, ya que su equipo de baloncesto ganó la competición autonómica y ella el premio a la mejor jugadora de la misma liga. Sonrío al sentir que mi amiga no está sola, aunque nos echa de menos, no está sola. Le muestro como está la situación aquí, y ella se preocupa por mi padre.<<Espero que no le pase nada, Soph, es un gran hombre>> Apunta mi amiga. Se va a quedar aquí una semana, con su madre.
-Recuerda, que tu padre estará contigo, de todas las maneras posibles, y que cuando muera tendrás a los que te quieren al rededor, apoyándote. Y si no, no eran tus amigos. Y también que tu padre nunca te dejará sola. Estará siempre contigo, princesa.- Las palabras de mi amiga me emocionan, y noto como su expresión cambia.
-¿A ti te dolió?- Pregunto sin pensarlo dos veces. Polina sufrió mucho, cuando era pequeña su padre cayó enfermo y su madre le abandonó, llevándose con ella a su pequeña hija, Polina, con apenas siete años y a su hermano mayor, Aurek. Su padre a los dos meses murió. Su madre se lo ocultó a Pol durante muchos años, pero cuando la madre de Polina decidió venir a este país su hermano le llevó a la tumba de su padre. En ese día a Polina se le cayó el alma a los píes, sólo quería huir, y lo hizo. Hasta que volvió a Polonia, hace apenas un mes.
Mi amiga se queda en blanco un tiempo, mira a el mar, pensativa.- Me dolió como si se tratase de mí, como si la mitad de mí se hubiese esfumado, como si nada quedase, como si en las personas en las que confiaba me hubiesen traicionado. Primero pensé que mi padre nos había abandonado, eso contaba mi madre, pero en realidad fue al revés. Nada fue verdad en mi familia, y fue tarde para despedirme de mi padre, tarde para decirle adiós, para abrazarle y no soltarle, para simplemente decirle que le quería, Sophie. Ese día me hice un pacto a mi misma, un pacto sencillo, no confiaría en nadie que no se mereciera mi confianza, poca gente lo ha logrado. Mi madre me falló una, quien me dice que no me fallará otra más, Soph. Lo podrá hacer, lo peor es que mi madre era todo para mí.- Ella hace una pausa.- Pero me hizo el peor daño de todos.- La cara de Polina está completamente mojada. Sin pensarlo dos veces me acerco a ella, le abrazo y desconsolodamente lloramos.
A mí no me perderás,¿vale? Perderás gente pero a mí me tendrás siempre, Polina.- Le digo con un hilo de voz. Ella no responde. A lo lejos veo una sombra, una chica, deduzco por los tacones, a no ser que estos se hayan desfasado ya.
-Hola, Polina.- Dice Alejandra sonriendo. Le hago un gesto de que no es el momento, de que ahora no puedo hablar y artículo las palabras "Su Padre". Al principio, Alejandra no las entiende pero después de varias repeticiones y caras de mala hostia por su parte las entiende. Se va diciéndole adiós, a lo que Pol tampoco responde.
Alza la cabeza y sonríe.- Pero, ¿sabes qué Soph?- Niego con la cabeza.- Él me hizo fuerte, me enseñó a hacer todo lo que sé, todo lo que puedo hacer. Me enseñó a que los cuentos no existen, pero sí la realidad. Y que si ahora no vivo, cuando muera no serviría de nada. Porque, ¿qué es vivir sin haber logrado algo? Mi meta es vivir, y la meta de cualquier persona es disfrutar. Lograré vivir todo lo que mi padre no pudo, todo lo que él no logró, yo lo haré. Aparentar ser fuerte es lo mejor de mí.- Acto seguido se levanta y sonríe.- Ahora vamos a tu fiesta, princesa, que es tu día.- Me coge de la mano y llegamos a la playa. Me da un beso en la mejilla y se va a hablar con Poppy, Nicole y demás gente que le reclama.
Bailo sin noción del tiempo, y Alejandra se junta a mí.- Le echo de menos.- Me susurra.- Olvídalo, ahora disfruta de esto, baila y bebe, olvida...- Le digo mientras cojo otro vaso sin que me vuelva a importar otra vez lo que lleve en el interior. Y ella poco a poco se aleja a conocer nueva gente, pongo los ojos en blanco.
-MEJOR AMIGA.- Una voz estridente me grita, me doy la vuelta.- ¡DÍGAMELE!- Respondo. Ella me abraza.
-Bien, creo que estoy un poco borracha así que no me tengas en cuenta lo que te diga ahora eh.- Me confiesa Natalie.
-La verdad es que mira, está ahí Nick, y como yo no te quiero aguantar, porque cuando estás borracha sólo se te ocurre o llorar o hacer locuras. Vete con Nick al coche.- Ella me obedece y se coge a Nick.
-Princesa.- Alex me besa.- Me olvidas en tu fiesta.- Me dice cogiéndome de la cintura.
-No te olvidaría ni por mil años de mi vida.- Le respondo finalmente.
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