-Soph, me voy a Polonia a acabar mis estudios.- Dice ella abrazándome.
-¡Polina! Cuanto me alegro, no de que te vayas, si no de que vuelvas a Polonia, donde querías estar. Prométeme que te volveré a ver, eh mi Polaca prefe.- Le digo sonriendo.
No es el mejor día para que la gente se vaya de mi lado, me hace sentir mal, me apetece llorar, no es fácil esto... No es fácil ver como una amiga se va sin poder hacer nada. Lo único que me tranquiliza es que ella está haciendo lo que quiere. Lo que desea. Eso es satisfactorio.
Al terminar las clases Alejandra y yo nos vamos de compras a un centro comercial de al lado de la ciudad. Pero tenemos que coger tres autobuses. Comemos en el Mcdonal's y después entramos en cada tienda. Faldas, vestidos, blusas, pantalones, tacones, sandalias, trencitas... Al fin decido lo que llevar a mi cumpleaños. Un vestido de flores con unas sandalias y una trenza que pasa al rededor de mi cabeza. Alejandra se compró unos pantalones negros y cortos con una blusa roja y unos zapatos a juego. Va preciosa, bueno es preciosa. A la hora Natalie y Roro llegan. Me sorprende verlas, también llevan bolsas.
-No puedes ver nada.- Me advierte Rocío.
-Cuanto secretismo.- Digo riendo.
Nos separamos ya que ellas se van en media hora y todavía les queda muchas cosas que hacer. Mi iPhone tiene un mensaje al abrirlo pone: Hola, Sophie, soy papá, estoy en el aeropuerto de Nueva York, en varias horas llego. Felicidades adelantadas, mi reina. Un beso, te quiere, papá. Al ver ese mensaje los ojos se me llenan de lágrimas. Mi madre no es mi madre, intenta serlo, ahora mismo es una persona que está ausente aunque intenta ser ella. Mi padre... bueno con mi padre todavía no me hablo y será extraño comenzar a hablarme con él. pero al fin y al cabo, es mi padre.
Al terminar las compras Alejandra suspira y me abraza.
-Yo nunca te daré a elegir, no seré posesiva, Soph, soy tu amiga, y creo que las amigas están para todo. Aunque parece que él es un posesivo de mierda.- Me susurra.- Sin querer, comienzo a llorar y me refugio en el hombro de mi amiga, al parecer el refugio más seguro que tengo.
Terminamos las compras y nos sentamos en un Hard Rock del centro comercial, cogemos dos cafés y dos cupcakes. Nos sentamos a comerlas y hablamos pausadamente.
-¿Mañana os quedaréis a dormir?- Pregunto indecisa.
-¡Claro! Siempre y cuando nos invites.- Termina por decir mi amiga.
A lo lejos oímos unas risas, por el tono deduzco que son Brandon, Nick, Alex y Liam. Sé que Alejandra también lo sabe o por lo menos lo dedujo, porque se gira rápidamente. Hacia Liam. Se levanta y corre hacia él.
-¡Liam!- Le oigo gritar.
-Madre mia...- Digo cuando Brandon me abraza levantándome del suelo haciendo que el mundo gire.
-¡BRANDON! ¡BRANDON, PARA!- Consigo decir entre risas.
Alex tiene mala cara, saludo a cada uno de los chicos, con Nick ya me llevo mejor, empezó a salir otra vez con Natalie. ¿Borrón y cuenta nueva? Bah, para ellos es fácil, soy yo y ni de broma. Liam me abraza y yo a él. Abrazo a Alex, pero sólo le abrazo. Me coge de la mano y me sonríe.
-Ahora, sí ¿no? Antes odiabas a Brandon, no querías que me llevase con él. Me ponías límites y ahora me coges de la mano e intentas besarme y para el colmo de los colmos te veo con Brandon de buenas. Te dije que te fueses a la mierda, no se como lo ves. Yo bien.- Le termino por decir, mientras que le quito la mano de la mía.
-Bueno eh tía, a mi no me vengas con esas, tranquila.-Y él se va.
-No sé de que coño va.- Comenta Alejandra.
-De gilipollas con estilo.- Ríe a Liam. Todos reímos con la broma.
Volvemos a casa corriendo. Necesito el tiempo para comprar bebidas y comida. Alejandra se queda a dormir así que, Liam se queda con Brandon. Resumo: Pre- Fiesta antes de mi cumpleaños. Al pensarlo en mi memoria, me produce gracia y comienzo a reír como una maníaca de psiquiátrico. Todos se me quedan mirando. Aunque bueno, no me molesto en explicarme. Cogemos el autobús de las siete. Llegamos a casa a las ocho menos cuarto. Dejo a esos en casa y yo me voy en el coche de mi madre al supermercado. Compro bebida y comida. Vuelvo a casa y veo a mi padre en la puerta. Parado.
Al salir del coche me imagino que querrá hablar conmigo, aunque conociéndole será extraño.
-¡Sophie! Hija mía que grande estás, cuanto te hemos extrañado en casa.- Una figura detrás de mi padre se asoma.
-¡Moll!- Le grito y le abrazo.- Dios, enana, has venido.- Sonrío al verla.- Ella sonríe y me abraza.
Mi padre me abraza.- Moll, entra en casa y permanece con tu madre.- Dice seriamente.- Sophie, tenemos que hablar, por eso he venido. Es serio.- Termina por decir a la vez que traga saliva.