-¡Brandon!- Le grito al oído.
-¿Qué?- Se sobresalta.
-¿Por qué te has quedado aquí? ¿Que narices ha pasado?- Le digo nerviosa.
-Pues, he dormido contigo y ...- Suspira y se levanta.
-¿Y qué?- Chillo.
-Pues que nosotros hemos... Ya sabes, Sophie, eso.
-No me lo puedo creer... No me lo puedo creer... ¿Y Alex? En fin, da igual, vete por favor.- Suspiro.- Vístete y vete.
Él sale por la puerta y me dirijo a la habitación de Natalie. Me abalanzo sobre ella y le grito.
-Natalie.- Le chillo
-¿Qué cojones...? ¿Qué pasa Sophie?- Dice al verme.
-¿Qué ocurrió por la noche? No me mientas, puedo con todo.- Esbozo una sonrisa triste.
-Ayer, después de celebrar y beber, gritaste a Alex y te liaste con Brandon delante suya y él... él se lió con Alisson, tu amiga. Ella estaba muy borracha y no sabía nada, no se lo tengas en cuenta, Sophie. No sé lo que pasó, pero subiste con Brandon a la habitación y ellos se fueron también.- Esboza una sonrisa triste y se levanta.- ¿Qué hacemos hoy? ¿Vamos al parque, de compras, a la playa o planificamos las vacaciones?- Dice ella con motivo de distraerme.
-Yo me quiero quedar en casa.- Le digo riendo.- Busquemos hoteles.
-Alejandra está durmiendo arriba, en la sala de ballet.- Reímos las dos y bajamos a hacer el desayuno para nosotras y Alejandra.
Hacemos tortitas y chocolate caliente, cogemos una bandeja azul y le ponemos tortitas, chocolate, cubiertos, servilleta y flores. Subo las escaleras y llego a donde Alejandra está tumbada. En el suelo debajo de las barras de ballet.
-¡DESPIERTA DORMILONA!- Le digo riendo.
-Buenaz, entoncez, ¿qué pasa?- Dice ella riendo también.
Le tiendo la bandeja.- Baja con nosotras a desayunar o quédate aquí.- Sonrío y me voy.
Desayunamos y buscamos una casita para unas semanas durante las vacaciones, concretamente para tres semanas.
-¿Esta?- Me dice Natalie y miro a Alejandra que asiente.
-Correcto.
-Tres personas, porque hay tres habitaciones.- Informa Natalie.
-Natalie, Alejandra y yo.- Comento riendo.
Tres de la madrugada del primer día de vacaciones de primavera. Y ya estamos en el aeropuerto.
-¡Vamos allá, Los Ángeles!- Gritamos las tres.
Nos subimos al avión, son apenas unas dos o tres horas, lo único que sé es que me quedé dormida y Alejandra me tuvo que despertar.
Llegamos a la casa, es enorme, según entras tiene un bonito recibidor en el cual dejamos nuestras maletas, seguimos caminando y hay una preciosa cocina americana y una maravilloso salón, del que salen dos escaleras, unas al sótano y otras a la parte de arriba. También hay unas puertas hacia el bonito jardín con piscina y salida a la playa. Si subes las escaleras hay tres habitaciones, con un baño común y vestidores y bajando hay un bonito sótano con una barra y una especie de sala de juegos. Colocamos nuestras cosas y vamos a la playa. Colocamos nuestras toallas y con nuestros bonitos bikinis nos ponemos a tomar el sol, especialmente yo, que tengo muy pálida la piel.
-Eh, Soph.- Me llama Alejandra.
-Dime.- Le contesto mientras me echo kilos de crema contra los rayos del sol, hace años tuve una mala experiencia y parecía un cangrejo. Sólo espero que no se repita.
-¿Qué paso con Alex y con Brandon al final?- Pregunta cuando se levanta a echarme la crema por la espalda.
-Ya no somos nada, no me hablo con ninguno de los dos, por lo visto Brandon ha empezado a salir con Alisson y Alex se ha buscado una "novia".- Pronuncio esa palabra con cierta tristeza.- Creo que es Katia, una que viene conmigo a la escuela, la que más odio.
-Perfecto...- Suspira Natalie.- Yo no me hablo con Nick tampoco, paso de él, es un crío.
-Y yo no veo a Liam desde que me fui de allí a España y volví por mi cuenta.- Esboza una sonrisa triste mi otra amiga.
Al estar demasiado tiempo tomando el sol, me empiezo a acalorar, así que me levanto y voy a por algo de bebida. El camarero del establecimiento me sirve la bebida, es un chico rubio, alto y probablemente un año mayor que yo, se nota que es de por aquí. Está muy bronceado.
-¿Estás de paso?- Me pregunta él.
Sonrío y le miro.- Sí, pero llevo viniendo aquí desde que era niña.
-Ah, me llamo Max.
-Yo Sophie.- Le digo agradablemente y tras una larga conversación le doy mi número de teléfono.
Llego a la toalla de nuevo y ya es de tarde, así que decidimos ir a casa y prepararnos para salir.
-¿Por qué tardaste tanto Sophie?- Me pregunta Natalie sonriendo.
-Estuve con un chico.- Le guiño un ojo.
-Madre. Detalles, por dios.- Dicen ellas riendo.
Le explico toda la historia, y ellas opinan al respecto. Hago caso omiso de todo lo que dicen sobre él o sobre lo que le tengo que decir y me limito a ir a casa, ducharme, alisarme el pelo y maquillarme. Me deslizo en un vestido rosa y unos bonitos zapatos dorados.
-Qué guapas, princesas.- Les digo a mis amigas.
-Anda que tú.- Contestan a la vez.
Decidimos coger un taxi hasta un bar que ambas conocemos y allí nos encontramos a Max y otros tres chicos, a decir verdad uno es moreno con unos ojos color miel y los otros dos, a decir verdad, creo que son familiares porque son casi iguales, Morenos y con unos ojos verde mar.
Al acabar la noche llego a la conclusión de que el chico moreno con los ojos color miel se llama Zac, y los que me parecían familiares, son gemelos, el más alto se llama Justin y el más bajo es Robert.
-¿Vamos a la playa?- Me pregunta Max. Asiento y caminamos hacia allí.
-¿Estás contenta de estar aquí?- Me pregunta él.
-Mucho, sobre todo al conocerte.- Le sonrío.
Al llegar a la arena nos sentamos y Max me rodea con su brazo.
-¿Puedes repetir lo último que dijiste antes de llegar?- Arquea una ceja.
-Que estoy contenta de haber venido, sobre todo al conocerte.- Él se acerca y me besa.
Un beso prolongado, en el cuál ya no me acuerdo de Alex. El se borró de mi mente, para mí ahora sólo está Max.