La habitación, corremos hacía ella, es tarde es muy tarde. Natalie entró en paro cardiaco.
-¡NECESITAMOS UN QUIROFANO!- Dice él médico más joven de todos.
-¿Qué ocurre?- Digo con una voz casi inaudible.
-QUE SAQUEN A ESTAS CHICAS DE AQUÍ.- Vuelve a gritar el mismo médico de antes.
Nos sacan a empujones de aquella habitación y salimos a la misma sala de antes. Llorando, pero en shock. Está muriendose, mi mejor amiga, mi hermana...
-Sophie. Sophie.- Me grita alejandra.
-Dime.- Le contesto.
-Ve fuera, yo me quedo. Asiento
Salgo corriendo, tan rápido como mis piernas, despues de tantas emociones, me dejan. Salgo por la pequeña puerta de atrás y está lloviendo, pongo mala cara y vuelvo a entrar, saco un café de la máquina de la derecha y vuelvo a salir. Y allí estoy yo, muerta de frío, con un vestido de fiesta, los ojos llenos de lágrimas y sólo con ganas de que todo esto acabe, un café entre las manos y agua cayendo de mis ojos en formas de gotas.
-¿Sophie?- Oigo a alguien, levanto la cara.
-¿Alex?
-¡Sophie! ¿Qué haces fuera? ¿Cómo está Nat? ¿Y Ale?- Pregunta nervioso.
Las lágrimas siguen brotando de mis lágrimas.- Natalie acaba de entrar en parada, está en quirófano... por eso estoy aquí. Ale está dentro, callada y quieta. Natalie se va, Alex. Se muere.
-¿Qué dices Sophie?
-Se está muriendo. Está en quirófano, no se por qué pero sé que está en quirófano...- Las lágrimas me inundan toda la cara, ya no puedo más. Todo me supera.
-Sophie, tranquilizate, me voy dentro anda, ven dentro cuando quieras.
No contesto, vuelvo mi mirada hacía el suelo, una mirada perdida, la de nunca, la que sólo tuve cuando mi padre falleció.
-Ah y Sophie.- Me vuelvo.- Sigues estando guapa, aunque si sonríes, un poquito más.- Me regala un beso en la mejilla y entra, desaparece.
Entro al acabar el café. Cojo una bolsa en la que tengo ropa más abrigada. Voy al baño y me cambio. Salgo sin el vestido, con unos vaqueros, un jersey y unas botas negras un moño de siempre y con la cara lavada.
-¿Sophie? ¿Estás mejor?- Me pregunta Alejandra con voz apenas audible.
-Sí, cielo, ¿cómo estás tú? ¿Y Natalie?
-Yo bien y sin novedades de Nat.
Dejo la bolsa y salgo fuera. Café en mano, rememorando y pensando cuando el móvil vibra.
-¿Si?- Contesto.
-Soph, soy Sami, tu compañera de la escuela de danza.
-Sí, ya se.- Contesto riendo.- ¿Pasó algo? ¿Qué tal todo?
-No, no pasó nada, sólo quería preguntarte, ¿que tal por Los Ángeles?
-Pues, estoy en el hospital porque han herido a mi mejor amiga, la han agredido, pero vamos que estaré allí lo antes posible, Sami... ¿Tú qué tal por allí ?
-¿Qué dices Soph? Por aquí bien, pero lo importante es como estáis...
-De momento está en quirófano, entró en parada y bueno... supongo que, se está muriendo, Sami, se muere.- Rompo en llantos.
-Tranquila, Sami, todo va a salir bien. Te llamo después, entro en clase, te quiero.
-Adiós, Sami, gracias y yo.
Cuelgo el teléfono y lo meto en el pantalón.
Se abre la puerta y sale un pitido de ella, parada en el quirófano 3, habitación 404. Salgo corriendo.
Otro pitido.
Visión en blanco.
No siento ni oigo nada.
-¡Sophie! ¡SOPHIE!
- DESPIERTA, REACCIONA.
No puedo contestar, no puedo.
-¡SE NOS VA!
Es lo último que oigo.
Ya no siento nada.
Sólo vacío.
¿Será esto la muerte?
FIN.
Para siempre a tu lado es poco tiempo ∞
Living Young, Wild and Free
martes, 27 de agosto de 2013
lunes, 5 de agosto de 2013
Capítulo 30: Natalie
Los días en Los Ángeles pasan muy rápido, quizás demasiado. Mañana volveremos a casa. Mientras hago la maleta pienso en como ha sido conocer a Max, pasarlo genial con mis amigas y disfrutar olvidándome de todo. La puerta suena.
-¡Pasa!- Grito
-Soph, ya tengo mi maleta echa, ¿hoy a dónde iremos?- Me pregunta desde el otro lado Alejandra.
-De fiesta, nena, es el último día.- Consigo decir riendo.
Salgo de la habitación y le pego levemente en la cabeza, bajamos las escaleras de la pequeña casa riendonos, pero pronto las risas cesan.
-¡NATALIE!- Me agacho al suelo y le sacudo, pero es inútil, no responde.- ¡LLAMA A UNA AMBULANCIA, ESTÁ INCONSCIENTE!- Grito a Alejandra mientras ella sigue temblando.- Natalie, despierta, vamos, quédate.- Al rato pican a la puerta y veo a dos hombres con camilla asomar por la pequeña entrada.
-¿Qué ocurrió, señoritas?- Me pregunta un hombre aparentemente mayor.
-Bajábamos de hacer las maletas y ella estaba aquí, no sé que le ha pasado, pero hace cosa de un año ella sufrió una coma que derivó en una amnesia leve.- Le expliqué con mis mejores conocimientos al Médico.
-¡Marc! Nos la llevamos al hospital.- Grita el hombre.
Ale está nerviosa, le hago coger su chaqueta y su móvil y subir rápidamente a la ambulancia.
-Va a morir.- Balbucea nerviosa, mientras yo, sin saber que hacer le abrazo.- Es fuerte.- Respondo.
En el hospital se la llevan a planta, pruebas y horas en una sala esperando. Es lo que nos espera.
-Cancelaré los billetes de avión.- Le oigo decir a Alejandra por lo bajo.
-Está bien, voy a por cafés, si nos avisan de algo te lo diré en cuanto vuelvas de a fuera.- Le abrazo y se amiga se marcha marcando el número de teléfono.
Dos horas más tarde, el médico sale de la zona en la que mi mejor amiga está ingresada.
-Verá su amiga tiene indicios de violencia agresiva.- La cara del hombre no es una fuente de buenas noticias.
-¿Cómo puede ser posible? Que yo sepa, antes de que bajásemos sólo estaba en la casa Max ...- Pestañeo y aprieto los puños.- Él... hace dos días se mostró agresivo conmigo, porque no hice lo que él quiso, no me tocó pero se mostró muy agresivo, doctor. Igual él...- Consigo decir sollozando.
-Avisaré a la policía.- Da media vuelta y se va.- ¡Ah! Y señorita Skyes, estas son las pertenencias de su amiga, igual las quiere tener mientras siga ingresada.- Me entrega una bolsa.- Enseguida le informarán.
Abro la bolsa que sólo contiene un pintalabios rosa, una foto y su móvil. Miro la foto, somos las dos... ella y yo en la playa...
-Oh Natalie.- sollozo.
-¡SOPHIE! ¿Ocurrió algo?- Me abraza Alejandra.
-Sí, tu hermana, mi amiga, está aquí porque alguien le agredió agresivamente. Y ese alguien tiene la pinta de ser Max.- Le digo con las manos en la cara.
-No puede ser... No puede ser... Max. Que venga aquí, no sale vivo...- Dice con menos fuerza que una ola ya ha roto bien adentro del mar. Le abrazo, esperando noticias pero lo único que encontramos es un silencio demasiado prolongado.
-Señoritas Skyes y Cornell quería comunicaros que hay que intervenir, Natalie tiene un coagulo y dicho coagulo ha desarrollado una hemorragia. Si no intervenimos ahora mismo, la perderemos.- Nos tiende unos papeles.- El consentimiento.
Alejandra firma, y se los devuelve.- ¿Cuánto tardaréis?- Pregunta tartamudeando.
-En cinco horas, podréis dormir.- Da media vuelta, deja los papeles en el mostrador y sale corriendo hacia quirófano.
-Duérmete, Sophie, mañana será otro día, todo saldrá bien.- Me dice Alejandra con voz tranquilizadora y me abraza.- Buenas Noches.- Sonríe y yo noto como me voy quedando dormida.
Veo una luz muy fuerte, y en ella se encuentra mi padre. Corro hacia él.
-¡PAPÁ!- Le grito
Él abre sus brazos y me lanza por los aires.
-He esperado tanto tiempo, Sophie. Tanto tiempo para poder cogerte el cuello otra vez.- Sonríe.- Pero no grites, no podemos.
-¿Quienes no pueden papá?- Le pregunto extrañada.
-Nosotros, hija, los que estamos a este "lado".
-¿Qué dices papá?
-Se enfadará si gritamos, nos hará daño.
-¿Quién?
-Él.
Despierto sobresaltada.
- ¿Sophie? ¿Estás bien?- Me pregunta Alejandra.
-Sí sí, ¿Nat?-
-Reposando, la operación fue bien.
-¿Cuándo podremos ir a verla? Tengo ganas de ver como está.
-No lo sé, Sophie.
-Señoritas, en media hora Natalie pasará por planta y en una hora aproximadamente la podréis visitar.- Nos informa una enfermera aparentemente joven.
-Muchas gracias.- Respondemos las dos a la vez.
-¿Me despertarás cuando llegue?
-Sí, duerme tranquila, es un día largo.
Veo a mi padre, otra vez, a lo lejos. Corro y le abrazo.
-Sophie, ¡vete!
-No, papá, no te voy a dejar aquí.
-Se va a enfadar Sophie, nos hará daño.
-¿QUIÉN PAPÁ? Dime quien narices te hace esto.- Grito.
-Él, Sophie, ya no hay nada que hacer.- Señala a un hombre extraño que se haya detrás de mí.
-¡Sophie! Nos está mirando todo el mundo, para ya de gritar.- La voz nerviosa de Alejandra me hace dejar de llorar, y secar el sudor de mi frente.
-Lo siento... de veras.- Les digo a todos.
Un pitido.
Habitación 404.
Habitación de Natalia.
Tarde.
Es tarde.
-¡Pasa!- Grito
-Soph, ya tengo mi maleta echa, ¿hoy a dónde iremos?- Me pregunta desde el otro lado Alejandra.
-De fiesta, nena, es el último día.- Consigo decir riendo.
Salgo de la habitación y le pego levemente en la cabeza, bajamos las escaleras de la pequeña casa riendonos, pero pronto las risas cesan.
-¡NATALIE!- Me agacho al suelo y le sacudo, pero es inútil, no responde.- ¡LLAMA A UNA AMBULANCIA, ESTÁ INCONSCIENTE!- Grito a Alejandra mientras ella sigue temblando.- Natalie, despierta, vamos, quédate.- Al rato pican a la puerta y veo a dos hombres con camilla asomar por la pequeña entrada.
-¿Qué ocurrió, señoritas?- Me pregunta un hombre aparentemente mayor.
-Bajábamos de hacer las maletas y ella estaba aquí, no sé que le ha pasado, pero hace cosa de un año ella sufrió una coma que derivó en una amnesia leve.- Le expliqué con mis mejores conocimientos al Médico.
-¡Marc! Nos la llevamos al hospital.- Grita el hombre.
Ale está nerviosa, le hago coger su chaqueta y su móvil y subir rápidamente a la ambulancia.
-Va a morir.- Balbucea nerviosa, mientras yo, sin saber que hacer le abrazo.- Es fuerte.- Respondo.
En el hospital se la llevan a planta, pruebas y horas en una sala esperando. Es lo que nos espera.
-Cancelaré los billetes de avión.- Le oigo decir a Alejandra por lo bajo.
-Está bien, voy a por cafés, si nos avisan de algo te lo diré en cuanto vuelvas de a fuera.- Le abrazo y se amiga se marcha marcando el número de teléfono.
Dos horas más tarde, el médico sale de la zona en la que mi mejor amiga está ingresada.
-Verá su amiga tiene indicios de violencia agresiva.- La cara del hombre no es una fuente de buenas noticias.
-¿Cómo puede ser posible? Que yo sepa, antes de que bajásemos sólo estaba en la casa Max ...- Pestañeo y aprieto los puños.- Él... hace dos días se mostró agresivo conmigo, porque no hice lo que él quiso, no me tocó pero se mostró muy agresivo, doctor. Igual él...- Consigo decir sollozando.
-Avisaré a la policía.- Da media vuelta y se va.- ¡Ah! Y señorita Skyes, estas son las pertenencias de su amiga, igual las quiere tener mientras siga ingresada.- Me entrega una bolsa.- Enseguida le informarán.
Abro la bolsa que sólo contiene un pintalabios rosa, una foto y su móvil. Miro la foto, somos las dos... ella y yo en la playa...
-Oh Natalie.- sollozo.
-¡SOPHIE! ¿Ocurrió algo?- Me abraza Alejandra.
-Sí, tu hermana, mi amiga, está aquí porque alguien le agredió agresivamente. Y ese alguien tiene la pinta de ser Max.- Le digo con las manos en la cara.
-No puede ser... No puede ser... Max. Que venga aquí, no sale vivo...- Dice con menos fuerza que una ola ya ha roto bien adentro del mar. Le abrazo, esperando noticias pero lo único que encontramos es un silencio demasiado prolongado.
-Señoritas Skyes y Cornell quería comunicaros que hay que intervenir, Natalie tiene un coagulo y dicho coagulo ha desarrollado una hemorragia. Si no intervenimos ahora mismo, la perderemos.- Nos tiende unos papeles.- El consentimiento.
Alejandra firma, y se los devuelve.- ¿Cuánto tardaréis?- Pregunta tartamudeando.
-En cinco horas, podréis dormir.- Da media vuelta, deja los papeles en el mostrador y sale corriendo hacia quirófano.
-Duérmete, Sophie, mañana será otro día, todo saldrá bien.- Me dice Alejandra con voz tranquilizadora y me abraza.- Buenas Noches.- Sonríe y yo noto como me voy quedando dormida.
Veo una luz muy fuerte, y en ella se encuentra mi padre. Corro hacia él.
-¡PAPÁ!- Le grito
Él abre sus brazos y me lanza por los aires.
-He esperado tanto tiempo, Sophie. Tanto tiempo para poder cogerte el cuello otra vez.- Sonríe.- Pero no grites, no podemos.
-¿Quienes no pueden papá?- Le pregunto extrañada.
-Nosotros, hija, los que estamos a este "lado".
-¿Qué dices papá?
-Se enfadará si gritamos, nos hará daño.
-¿Quién?
-Él.
Despierto sobresaltada.
- ¿Sophie? ¿Estás bien?- Me pregunta Alejandra.
-Sí sí, ¿Nat?-
-Reposando, la operación fue bien.
-¿Cuándo podremos ir a verla? Tengo ganas de ver como está.
-No lo sé, Sophie.
-Señoritas, en media hora Natalie pasará por planta y en una hora aproximadamente la podréis visitar.- Nos informa una enfermera aparentemente joven.
-Muchas gracias.- Respondemos las dos a la vez.
-¿Me despertarás cuando llegue?
-Sí, duerme tranquila, es un día largo.
Veo a mi padre, otra vez, a lo lejos. Corro y le abrazo.
-Sophie, ¡vete!
-No, papá, no te voy a dejar aquí.
-Se va a enfadar Sophie, nos hará daño.
-¿QUIÉN PAPÁ? Dime quien narices te hace esto.- Grito.
-Él, Sophie, ya no hay nada que hacer.- Señala a un hombre extraño que se haya detrás de mí.
-¡Sophie! Nos está mirando todo el mundo, para ya de gritar.- La voz nerviosa de Alejandra me hace dejar de llorar, y secar el sudor de mi frente.
-Lo siento... de veras.- Les digo a todos.
Un pitido.
Habitación 404.
Habitación de Natalia.
Tarde.
Es tarde.
sábado, 29 de junio de 2013
Capítulo 29: LA.
Me despierto tirada en mi cama y recuerdo que es domingo. Me levanto dando pasos gigantes. No entiendo como no me he caído aún... Me miro al espejo y veo que estoy echa un desastre. Me desvisto, me hago una coleta, el pijama de verano por aquí y el desmaquillante por allá. Y al salir del cuarto lo más abrumador de todo. Brandon en mi cama. Vuelvo a cerrar la puerta detrás de mí y automáticamente me acerco a él y le zarandeo.
-Eh, Soph.- Me llama Alejandra.
-Dime.- Le contesto mientras me echo kilos de crema contra los rayos del sol, hace años tuve una mala experiencia y parecía un cangrejo. Sólo espero que no se repita.
-¿Qué paso con Alex y con Brandon al final?- Pregunta cuando se levanta a echarme la crema por la espalda.
-Ya no somos nada, no me hablo con ninguno de los dos, por lo visto Brandon ha empezado a salir con Alisson y Alex se ha buscado una "novia".- Pronuncio esa palabra con cierta tristeza.- Creo que es Katia, una que viene conmigo a la escuela, la que más odio.
-Perfecto...- Suspira Natalie.- Yo no me hablo con Nick tampoco, paso de él, es un crío.
-Y yo no veo a Liam desde que me fui de allí a España y volví por mi cuenta.- Esboza una sonrisa triste mi otra amiga.
Al estar demasiado tiempo tomando el sol, me empiezo a acalorar, así que me levanto y voy a por algo de bebida. El camarero del establecimiento me sirve la bebida, es un chico rubio, alto y probablemente un año mayor que yo, se nota que es de por aquí. Está muy bronceado.
-¿Estás de paso?- Me pregunta él.
Sonrío y le miro.- Sí, pero llevo viniendo aquí desde que era niña.
-Ah, me llamo Max.
-Yo Sophie.- Le digo agradablemente y tras una larga conversación le doy mi número de teléfono.
Llego a la toalla de nuevo y ya es de tarde, así que decidimos ir a casa y prepararnos para salir.
-¿Por qué tardaste tanto Sophie?- Me pregunta Natalie sonriendo.
-Estuve con un chico.- Le guiño un ojo.
-Madre. Detalles, por dios.- Dicen ellas riendo.
Le explico toda la historia, y ellas opinan al respecto. Hago caso omiso de todo lo que dicen sobre él o sobre lo que le tengo que decir y me limito a ir a casa, ducharme, alisarme el pelo y maquillarme. Me deslizo en un vestido rosa y unos bonitos zapatos dorados.
-Qué guapas, princesas.- Les digo a mis amigas.
-Anda que tú.- Contestan a la vez.
Decidimos coger un taxi hasta un bar que ambas conocemos y allí nos encontramos a Max y otros tres chicos, a decir verdad uno es moreno con unos ojos color miel y los otros dos, a decir verdad, creo que son familiares porque son casi iguales, Morenos y con unos ojos verde mar.
Al acabar la noche llego a la conclusión de que el chico moreno con los ojos color miel se llama Zac, y los que me parecían familiares, son gemelos, el más alto se llama Justin y el más bajo es Robert.
-¿Vamos a la playa?- Me pregunta Max. Asiento y caminamos hacia allí.
-¿Estás contenta de estar aquí?- Me pregunta él.
-Mucho, sobre todo al conocerte.- Le sonrío.
Al llegar a la arena nos sentamos y Max me rodea con su brazo.
-¿Puedes repetir lo último que dijiste antes de llegar?- Arquea una ceja.
-Que estoy contenta de haber venido, sobre todo al conocerte.- Él se acerca y me besa.
Un beso prolongado, en el cuál ya no me acuerdo de Alex. El se borró de mi mente, para mí ahora sólo está Max.
-¡Brandon!- Le grito al oído.
-¿Qué?- Se sobresalta.
-¿Por qué te has quedado aquí? ¿Que narices ha pasado?- Le digo nerviosa.
-Pues, he dormido contigo y ...- Suspira y se levanta.
-¿Y qué?- Chillo.
-Pues que nosotros hemos... Ya sabes, Sophie, eso.
-No me lo puedo creer... No me lo puedo creer... ¿Y Alex? En fin, da igual, vete por favor.- Suspiro.- Vístete y vete.
Él sale por la puerta y me dirijo a la habitación de Natalie. Me abalanzo sobre ella y le grito.
-Natalie.- Le chillo
-¿Qué cojones...? ¿Qué pasa Sophie?- Dice al verme.
-¿Qué ocurrió por la noche? No me mientas, puedo con todo.- Esbozo una sonrisa triste.
-Ayer, después de celebrar y beber, gritaste a Alex y te liaste con Brandon delante suya y él... él se lió con Alisson, tu amiga. Ella estaba muy borracha y no sabía nada, no se lo tengas en cuenta, Sophie. No sé lo que pasó, pero subiste con Brandon a la habitación y ellos se fueron también.- Esboza una sonrisa triste y se levanta.- ¿Qué hacemos hoy? ¿Vamos al parque, de compras, a la playa o planificamos las vacaciones?- Dice ella con motivo de distraerme.
-Yo me quiero quedar en casa.- Le digo riendo.- Busquemos hoteles.
-Alejandra está durmiendo arriba, en la sala de ballet.- Reímos las dos y bajamos a hacer el desayuno para nosotras y Alejandra.
Hacemos tortitas y chocolate caliente, cogemos una bandeja azul y le ponemos tortitas, chocolate, cubiertos, servilleta y flores. Subo las escaleras y llego a donde Alejandra está tumbada. En el suelo debajo de las barras de ballet.
-¡DESPIERTA DORMILONA!- Le digo riendo.
-Buenaz, entoncez, ¿qué pasa?- Dice ella riendo también.
Le tiendo la bandeja.- Baja con nosotras a desayunar o quédate aquí.- Sonrío y me voy.
Desayunamos y buscamos una casita para unas semanas durante las vacaciones, concretamente para tres semanas.
-¿Esta?- Me dice Natalie y miro a Alejandra que asiente.
-Correcto.
-Tres personas, porque hay tres habitaciones.- Informa Natalie.
-Natalie, Alejandra y yo.- Comento riendo.
Tres de la madrugada del primer día de vacaciones de primavera. Y ya estamos en el aeropuerto.
-¡Vamos allá, Los Ángeles!- Gritamos las tres.
Nos subimos al avión, son apenas unas dos o tres horas, lo único que sé es que me quedé dormida y Alejandra me tuvo que despertar.
Llegamos a la casa, es enorme, según entras tiene un bonito recibidor en el cual dejamos nuestras maletas, seguimos caminando y hay una preciosa cocina americana y una maravilloso salón, del que salen dos escaleras, unas al sótano y otras a la parte de arriba. También hay unas puertas hacia el bonito jardín con piscina y salida a la playa. Si subes las escaleras hay tres habitaciones, con un baño común y vestidores y bajando hay un bonito sótano con una barra y una especie de sala de juegos. Colocamos nuestras cosas y vamos a la playa. Colocamos nuestras toallas y con nuestros bonitos bikinis nos ponemos a tomar el sol, especialmente yo, que tengo muy pálida la piel.
-Eh, Soph.- Me llama Alejandra.
-Dime.- Le contesto mientras me echo kilos de crema contra los rayos del sol, hace años tuve una mala experiencia y parecía un cangrejo. Sólo espero que no se repita.
-¿Qué paso con Alex y con Brandon al final?- Pregunta cuando se levanta a echarme la crema por la espalda.
-Ya no somos nada, no me hablo con ninguno de los dos, por lo visto Brandon ha empezado a salir con Alisson y Alex se ha buscado una "novia".- Pronuncio esa palabra con cierta tristeza.- Creo que es Katia, una que viene conmigo a la escuela, la que más odio.
-Perfecto...- Suspira Natalie.- Yo no me hablo con Nick tampoco, paso de él, es un crío.
-Y yo no veo a Liam desde que me fui de allí a España y volví por mi cuenta.- Esboza una sonrisa triste mi otra amiga.
Al estar demasiado tiempo tomando el sol, me empiezo a acalorar, así que me levanto y voy a por algo de bebida. El camarero del establecimiento me sirve la bebida, es un chico rubio, alto y probablemente un año mayor que yo, se nota que es de por aquí. Está muy bronceado.
-¿Estás de paso?- Me pregunta él.
Sonrío y le miro.- Sí, pero llevo viniendo aquí desde que era niña.
-Ah, me llamo Max.
-Yo Sophie.- Le digo agradablemente y tras una larga conversación le doy mi número de teléfono.
Llego a la toalla de nuevo y ya es de tarde, así que decidimos ir a casa y prepararnos para salir.
-¿Por qué tardaste tanto Sophie?- Me pregunta Natalie sonriendo.
-Estuve con un chico.- Le guiño un ojo.
-Madre. Detalles, por dios.- Dicen ellas riendo.
Le explico toda la historia, y ellas opinan al respecto. Hago caso omiso de todo lo que dicen sobre él o sobre lo que le tengo que decir y me limito a ir a casa, ducharme, alisarme el pelo y maquillarme. Me deslizo en un vestido rosa y unos bonitos zapatos dorados.
-Qué guapas, princesas.- Les digo a mis amigas.
-Anda que tú.- Contestan a la vez.
Decidimos coger un taxi hasta un bar que ambas conocemos y allí nos encontramos a Max y otros tres chicos, a decir verdad uno es moreno con unos ojos color miel y los otros dos, a decir verdad, creo que son familiares porque son casi iguales, Morenos y con unos ojos verde mar.
Al acabar la noche llego a la conclusión de que el chico moreno con los ojos color miel se llama Zac, y los que me parecían familiares, son gemelos, el más alto se llama Justin y el más bajo es Robert.
-¿Vamos a la playa?- Me pregunta Max. Asiento y caminamos hacia allí.
-¿Estás contenta de estar aquí?- Me pregunta él.
-Mucho, sobre todo al conocerte.- Le sonrío.
Al llegar a la arena nos sentamos y Max me rodea con su brazo.
-¿Puedes repetir lo último que dijiste antes de llegar?- Arquea una ceja.
-Que estoy contenta de haber venido, sobre todo al conocerte.- Él se acerca y me besa.
Un beso prolongado, en el cuál ya no me acuerdo de Alex. El se borró de mi mente, para mí ahora sólo está Max.
martes, 18 de junio de 2013
Capítulo 28: Trabajo
Me despierto desnuda tirada en la cama y con Alex al lado.
-Vale... genial...- Digo cogiendo el iPhone.- Hoy tengo día libre, osea que tengo que hablar con la Nat sobre el viaje.- Digo hablando sola.
-Buenos Días, mi princesa.- Me susurra Alex en mi oído izquierdo. Me giro y allí está, el chico al que quiero conmigo. Juntos y espero que para siempre.
-Buenos Días, horror.- Le digo riendo. Él se ríe y me besa, me besa y me besa.
-¡SON LAS DIEZ Y MEDIA!- Grita Natalie a otro lado de la puerta. Abre sin avisar.- Ui, creo que me debería haber quedado fuera...- Habla en voz baja.
-¿Dónde está Nick?- Pregunta Alex extrañado y arqueando las cejas.
-Pues, está haciendo el desayuno dice ella riendo, no creo que desayunemos hasta las once, con suerte y si desayunamos algo que esté quemado también es una suerte.
-No creo que... Creo que... Le ayudaré.- Alex se levanta de la cama y se viste. Natalie se da la vuelta y hasta que mi novio, si es que le puedo llamar así, sale de la habitación Natalie no da la vuelta y se tumba en mi cama.
-Brandon está aquí, Sophie, está abajo con Nick, desayunando y gorroneando. Debe de estar un poco molesto.- Dice riendo.- Bueno, en fin, debe de creer que podrías empezar algo... No sé, por lo menos seguís siendo mejores amigos, ¿no?.- Termina por suspirar Nat.
-Sí... Pero creo que estará bien. Le encontraremos a alguien.- Río y hago una pausa, arqueo una ceja y al fin pregunto.- ¿Llego Alisson? Creo que hoy iba a venir después de comer o no sé, en fin, creo que habíamos quedado, ¿o no? No me acuerdo.- Mi mejor amiga se está riendo, por no decir que se está a punto de tirar por el suelo haciendo la croqueta. Pero en fin, es Natalie.
Lo que hace que nuestra risa cese es una simple llamada: Alejandra.
-¡Hostia! No la habíamos llamado.- Natalie se lleva las manos a la cabeza.- Soy una hermana pésima.- Asiento y descuelgo el teléfono.
-Si no os llamo, me olvidáis.- Contesta a la otra línea una voz enfadada.
-Sí, sí, lo sabemos. Lo sentimos, nos olvidamos. Muchas emociones.- Vamos diciendo Natalie y yo.
-Será eso o que os pasáis el día zorreando por ahí, so zorras.- Alejandra se ríe y hace una pequeña pausa.- ¿Cuarta Avenida, Portal 24, Ático B?
-Correcto, continuamos para bingo.- Le contesto riendo.
-Me pasaré en un rato a tocar los huevos que vivo al lado del Hard Rock y me queda al lado.- Contesta al otro lado.- Os quiero, horrores.- Un pitido suena al final de la llamada y yo cuelgo el teléfono.
-¡EL DESAYUNO!- Grita Brandon.
-Sí Sí... Desayuno.- Ríe Nat.
Me visto con el pijama y bajamos abajo, donde en nuestra mesa se encuentran, cinco zumos de naranja, cinco tazas con chocolate y muffis de todo tipo. Del Hard Rock todo, seguro. Pienso y veo que mi mejor amiga se ríe y piensa lo mismo que yo. Nos sentamos y Nick exclama orgulloso.
-¡Lo hicimos Alex y yo eh!
-Sí, sí, seguro. Será eso...- Decimos a la vez Nat y yo riendo.
-Brandon, ¿qué tal la noche solo?- Le dice Alex a Brandon.
-Solo va a estar quien yo te diga, gilipollas, cuando te rompa la cara tú estarás solo.- Brandon se abalanza sobre Nick y le pega un puñetazo.
-¡BRANDON! PARA YA, PARA YA. NO LE TOQUES.- Le grito en medio de los dos. El último puñetazo destinado a su cara llega a mi estómago. Corro al baño y vómito la poca comida que tenía dentro. Salgo del baño corriendo y grito.- ¡FUERA YA, FUERA TODOS!- Grito muy enfadada.- Ambos salen de casa y Brandon intenta decirme algo pero le cierro la puerta en la cara.- ¡PÍRATE!- Le chillo.
-Sophie...- Dice casi susurrando Natalie.
-¡¿QUÉ?!.- Le chillo.
-¿Por qué te has puesto así?
-SÍ QUIERES LE HAGO LA OLA PEGANDO A MI NOVIO Y A MÍ.- Cojo una magdalena y me tumbo en una hamaca de las de la terraza.
Abro el navegador de mi iPhone, miro hoteles o casas para alquilar en Los Ángeles, para un fin de semana largo o puede que para una semana, y cogemos dos días sin clases. No pasaría nada y así, probablemente, disfrutaremos más. Una casa por 500 dólares la semana. Pero viene sin comida, y en fin, necesitamos dinero. Es una realidad, mi madre me está pagando todo aquí. Natalie es la única que trabaja de las dos en una tienda de discos en el centro a media jornada, pero se gana al mes 1000 dólares, se puede decir que es una de las tiendas más prestigiosas y pijas de la ciudad y eso se nota, probablemente eso le viene bien. Para sus cosas, todas ellas, porque sus padres sólo le pagan el alquiler de la casa y la escuela. Ella tiene que pagar sus caprichos, a parte de los gastos de la casa a medias conmigo. Sin embargo, yo ni si quiera hago algo que ocupe mi tiempo; me dedico a vaguear después de cada clase, así que buscaré trabajo por alguna tienda del centro.
Hoy tengo el día libre, me levanto y voy arriba, me ducho y cojo del vestidor un vestido, me aliso el pelo y me maquillo. Cojo mi curriculum y me dirijo al centro. Antes de coger el autobús abajo y Natalie sigue en la cocina.
-Adiós, Natalie.- Le digo toscamente. Cojo las llaves y la cartera de encima de la encimera.
-¿Dónde vas?- Me pregunta
-A encontrar trabajo, que ya es hora y así pago las vacaciones y los gastos y así mi madre ahorra para sus cosas.- Le anuncio.
-Suerte, Sophie, Adiós.- Se despide y yo cierro la puerta.
Saco el móvil del bolso y llamo a Alejandra.
-¿Si?- Contesta una voz al otro lado del teléfono.
-Ale, voy a ir a encontrar trabajo, después te llamo y te pasas por casa, ¿vale?- Le digo y ella acepta.
-Suerte, hermana.- Me dice y después cuelga.
El autobús me deja en el centro y busco trabajo por los alrededores, sin resultado alguno. Al final encuentro una academia de Danza Clásica y entro.
-Así que eres estudiante de Ballet Profesional y llevas estudiando Ballet desde los tres años... Y encima quieres media jornada... Eres perfecta para el trabajo que estamos buscando.- Consigue decir la señora arrugada, que creo que es la directora.
-Bueno, hablando de dinero... ¿cuánto es? y ¿qué días y horas...?- Le pregunto titubeando.
-Sería de Lunes a Viernes, desde las cinco y media de la tarde hasta las diez de la noche. Y el salario al mes es de 1500 dólares.- Me informa la señora.
-Vale, pues, ¿cuándo empezaría?
-Hoy es sábado, el lunes de está semana que entra y ya te pagaríamos el mes entero, que es lo que corresponde.- Dice la señora sonriendo.
-Perfecto, ¿me pasa los horarios del tipo de clases que tengo que preparar, edades de las niñas o el nivel del grupo por un e-mail?- Le sonrío y ella asiente.
-Encantada, Sophie Skyes.- Me estrecha la mano.
-Igualmente, hasta el Lunes.- Salgo del establecimiento.
Corro hacia casa y me doy la máxima prisa posible, son las cinco de la tarde y llamo a Alejandra le digo que vaya viniendo. De la que voy entro en una tienda y me compro una buena tarta de fresa y chocolate. Entro en casa y Natalie no está. Decido bajar a pedir perdón. Pico y por fin, Nick me abre la puerta.
-Hola, Nick, siento mucho lo de por la mañana, la verdad es que me pasé. Pero estaba harta.- Le digo con voz de pena.
-Sí, te pasaste. Pero no pasa nada. Todos perdemos los papeles alguna vez.
-¿Subís a casa? Traje una tarta porque me han cogido en un trabajo.- Él asiente y yo subo a mi casa.
Todos llegan a casa, Natalie de la mano de Nick, Brandon solo y enfadado y Alex lo mismo. Al rato Alisson y Alejandra llegan y doy la noticia.
-¡Tengo Trabajo!- Anuncio gritando y sonriendo.
¿Todo Olvidado? No creo.
lunes, 17 de junio de 2013
Capítulo 27: Nuevos Vecinos
-¿QUÉ?- Exclamo dolorida, es inevitable pensar que todavía no siento nada por él.
-Lo que oyes, Soph. Está aquí en la universidad, recuerda que era un año mayor que tú y le concedieron la beca en la universidad de Medicina. Tu ex tiene un don para esto de ser un cerebrito discreto...- Deja la frase en el aire y sale de ella un gran suspiro. Se sienta en el sofá y la película empieza.- Toma Sophie, su número.- Me lanza un papel escrito donde yo tengo el número de Alex.
-Vete guardándolo, no me interesa, Natalie. Paso de todo.- Contesto con lágrimas en los ojos.
-No llores, que ya da igual todo, mi vida.- Las manos de mi mejor amiga me rozan la cara y me dan un beso en la mejilla.- Disfruta de la película, distrito dos, recuerda.
Sonrío y la película empieza, Distrito Dos, Cato y Clove. Mis personajes. El móvil suena y en la pantalla del iPhone pone que Brandon me está llamando. La película se para y cojo el teléfono.
-¡Sophie!.- Exclama la voz del que era mi mejor amigo.
-¡Brandon!- Noto como sonrío y casi puedo notar su sonrisa.
-Estoy aquí, en la ciudad, acuérdate que yo también empiezo ahora una carrera deportiva. Ya tengo dieciocho y tu dieciséis. ENANA.- Grita él.
-Ya te diré yo lo que es enano...- Susurro por lo bajo.- ¿Y dónde vives?- Le pregunto eufórica.
-En el portal 24 de la cuarta avenida en el tercero A, encima de nosotros hay un duplex ocupado por chicas. Creo.- Me informa mientras yo recuerdo que la avenida donde vivimos Natalie y yo es la cuarta y después creo que vivimos en el 24 o puede que en el 25 y esto es un duplex.
-Brandon....- Le digo riendo.- Sube al duplex de arriba y picad.- Le digo y cuelgo.
-¿Qué ocurre Soph?.- me dice ella mientras me siento de nuevo en el sofá.
-Nuevos vecinos.- Comento riendo.
-En fin... Ya contarás por esa boca que dios te dio, so...- El timbre suena y ella se ríe.- Brandon, nuevos vecinos...- Exclama ella riendo.
Me levanto de un salto y abro la puerta. Detrás de ella veo a un chico probablemente más alto que la anterior vez que le vi, moreno y de ojos color miel. Probablemente más corpulento que antes y claramente con su sonrisa. Es al único que veo de los otros dos chicos, sin contar con este.
Salto y me abrazo a él.- Brandon... Brandon... Brandon...- Digo llorando.
-Hola, Sophie, así que vives aquí.- Dice él sonriendo.
-Vivimos.- Corrijo.- Ven Natalie, hay nuevos vecinos.- Le abrazo de nuevo.
-Oh, osea que estas petardas están aquí.- Comenta un chico rubio y alto, californiano y muy familiar.
-¿Nick?- Arqueo una ceja y me paro a mirar al último chico. Rubio de ojos azules, más alto que antes y un poco más corpulento, con gafas de pasta negras nuevas y con unos vaqueros y una camiseta, las vans y una gorra. Sin duda, es Alex.
-Ese mismo, aquí y ahora.- Sonrío y le abrazo.
-Natalie, son ellos.- Mi mejor amiga llega y su vista se para en Brandon, le abraza y espera a hablar con él un rato, después de un rato mira a Alex y hace lo mismo que con Brandon. Y ahora, por último su mirada para en Nick. Se saludan y ambos se ruborizan.- Oh que monos los dos.- Digo sonriendo.
-¿Y a mí no me saludas Sophie Skyes? ¿Ya no te acuerdas de mí?- Me giro y Alex me sonríe.- Me acerco a él y le sonrío, le abrazo. Pero ya no siento el mismo sentimiento, el de sentirme yo o el de quererle más que nada, pero ahora no, ahora es un abrazo frío.- Me alegro de verte.
-Yo también, Alexander.- Le digo riendo y arqueando las cejas.- ¿Queréis entrar? Estamos viendo una película.
-¡Sí! Entrad.- Dice Natalie sonriendo.
Preparo más palomitas. Nick sentado al lado de Natalie, y como siempre, un espacio entre Alex y Brandon. Llevo los cuencos y le volvemos a dar al play. De nuevo me siento entre los dos. Alex se acerca y Brandon también.
-¡Eh! Vale, parad ya. ¿No habéis cambiado un poquito o qué chicos? Que no me voy a liar ni a acostar con ninguno, no tengo esa intención. Ninguno es mi novio, Alex lo fue, Brandon casi y es mi mejor amigo. Así que dejadlo ya, ¿vale? ¡YA! Yo ahora estoy SOLA, S-O-L-A.- Chillo.
-Mmmm, ¿vale?- Dice Alex arqueando las cejas y riendo.
-Está bien, dejadla.- Dice mi mejor amiga.- Estáis super pesados, y sólo conseguiréis lo contrario.- Sonríe y reanuda la película.
Al acabar la película Nick se queda y Brandon se despide de mí.
-Hablamos después, creo que mañana comeremos juntos o algo así, amorcito de mi amor.- Pronuncia esas palabras riendo y con más énfasis que las anteriores. Le abrazo y sale diciendo estas palabras: "I'M THE ONLY ONE PEOPLE". Probablemente le oigo gritar esas palabras hasta que entra en el ascensor y baja.
-Madre mia...- Susurro y recojo la habitación.
Natalie y Nick siguen en el sofá, abrazados. Como si nada hubiese cambiado y como si a Natalie ya no le importase el chico con el que quedó hoy. Pero bueno, yo ahí ya no me meto.
-Soph, nos vamos a dormir.- Me besa en la mejilla y se va.- Te quiero.- Grita y a continuación suena un portazo.
-Así que Médico eh, Alex.- Le digo en tono irónico.
-Así que Bailarina, la verdad no me sorprende.- Me dice abrazándome por la espalda.- Mi pequeña y vulnerable bailarina de Ballet.- Refuerza la palabra "MI" como si le fuese todo por ello.- Te quiero Sophie, te he echado de menos...- Me susurra.
Me doy la vuelta despacio, nunca le olvidé, no pude y no creo que pueda. Así que sólo me dejo llevar, fue mi novio durante aproximadamente un año. Sus labios rozan los míos y eso me hace sonreír.
-Mi chico.- Le susurro al oído.
Subimos las escaleras y cerramos la puerta de mi habitación. Comienzan los besos interminables.
-Lo que oyes, Soph. Está aquí en la universidad, recuerda que era un año mayor que tú y le concedieron la beca en la universidad de Medicina. Tu ex tiene un don para esto de ser un cerebrito discreto...- Deja la frase en el aire y sale de ella un gran suspiro. Se sienta en el sofá y la película empieza.- Toma Sophie, su número.- Me lanza un papel escrito donde yo tengo el número de Alex.
-Vete guardándolo, no me interesa, Natalie. Paso de todo.- Contesto con lágrimas en los ojos.
-No llores, que ya da igual todo, mi vida.- Las manos de mi mejor amiga me rozan la cara y me dan un beso en la mejilla.- Disfruta de la película, distrito dos, recuerda.
Sonrío y la película empieza, Distrito Dos, Cato y Clove. Mis personajes. El móvil suena y en la pantalla del iPhone pone que Brandon me está llamando. La película se para y cojo el teléfono.
-¡Sophie!.- Exclama la voz del que era mi mejor amigo.
-¡Brandon!- Noto como sonrío y casi puedo notar su sonrisa.
-Estoy aquí, en la ciudad, acuérdate que yo también empiezo ahora una carrera deportiva. Ya tengo dieciocho y tu dieciséis. ENANA.- Grita él.
-Ya te diré yo lo que es enano...- Susurro por lo bajo.- ¿Y dónde vives?- Le pregunto eufórica.
-En el portal 24 de la cuarta avenida en el tercero A, encima de nosotros hay un duplex ocupado por chicas. Creo.- Me informa mientras yo recuerdo que la avenida donde vivimos Natalie y yo es la cuarta y después creo que vivimos en el 24 o puede que en el 25 y esto es un duplex.
-Brandon....- Le digo riendo.- Sube al duplex de arriba y picad.- Le digo y cuelgo.
-¿Qué ocurre Soph?.- me dice ella mientras me siento de nuevo en el sofá.
-Nuevos vecinos.- Comento riendo.
-En fin... Ya contarás por esa boca que dios te dio, so...- El timbre suena y ella se ríe.- Brandon, nuevos vecinos...- Exclama ella riendo.
Me levanto de un salto y abro la puerta. Detrás de ella veo a un chico probablemente más alto que la anterior vez que le vi, moreno y de ojos color miel. Probablemente más corpulento que antes y claramente con su sonrisa. Es al único que veo de los otros dos chicos, sin contar con este.
Salto y me abrazo a él.- Brandon... Brandon... Brandon...- Digo llorando.
-Hola, Sophie, así que vives aquí.- Dice él sonriendo.
-Vivimos.- Corrijo.- Ven Natalie, hay nuevos vecinos.- Le abrazo de nuevo.
-Oh, osea que estas petardas están aquí.- Comenta un chico rubio y alto, californiano y muy familiar.
-¿Nick?- Arqueo una ceja y me paro a mirar al último chico. Rubio de ojos azules, más alto que antes y un poco más corpulento, con gafas de pasta negras nuevas y con unos vaqueros y una camiseta, las vans y una gorra. Sin duda, es Alex.
-Ese mismo, aquí y ahora.- Sonrío y le abrazo.
-Natalie, son ellos.- Mi mejor amiga llega y su vista se para en Brandon, le abraza y espera a hablar con él un rato, después de un rato mira a Alex y hace lo mismo que con Brandon. Y ahora, por último su mirada para en Nick. Se saludan y ambos se ruborizan.- Oh que monos los dos.- Digo sonriendo.
-¿Y a mí no me saludas Sophie Skyes? ¿Ya no te acuerdas de mí?- Me giro y Alex me sonríe.- Me acerco a él y le sonrío, le abrazo. Pero ya no siento el mismo sentimiento, el de sentirme yo o el de quererle más que nada, pero ahora no, ahora es un abrazo frío.- Me alegro de verte.
-Yo también, Alexander.- Le digo riendo y arqueando las cejas.- ¿Queréis entrar? Estamos viendo una película.
-¡Sí! Entrad.- Dice Natalie sonriendo.
Preparo más palomitas. Nick sentado al lado de Natalie, y como siempre, un espacio entre Alex y Brandon. Llevo los cuencos y le volvemos a dar al play. De nuevo me siento entre los dos. Alex se acerca y Brandon también.
-¡Eh! Vale, parad ya. ¿No habéis cambiado un poquito o qué chicos? Que no me voy a liar ni a acostar con ninguno, no tengo esa intención. Ninguno es mi novio, Alex lo fue, Brandon casi y es mi mejor amigo. Así que dejadlo ya, ¿vale? ¡YA! Yo ahora estoy SOLA, S-O-L-A.- Chillo.
-Mmmm, ¿vale?- Dice Alex arqueando las cejas y riendo.
-Está bien, dejadla.- Dice mi mejor amiga.- Estáis super pesados, y sólo conseguiréis lo contrario.- Sonríe y reanuda la película.
Al acabar la película Nick se queda y Brandon se despide de mí.
-Hablamos después, creo que mañana comeremos juntos o algo así, amorcito de mi amor.- Pronuncia esas palabras riendo y con más énfasis que las anteriores. Le abrazo y sale diciendo estas palabras: "I'M THE ONLY ONE PEOPLE". Probablemente le oigo gritar esas palabras hasta que entra en el ascensor y baja.
-Madre mia...- Susurro y recojo la habitación.
Natalie y Nick siguen en el sofá, abrazados. Como si nada hubiese cambiado y como si a Natalie ya no le importase el chico con el que quedó hoy. Pero bueno, yo ahí ya no me meto.
-Soph, nos vamos a dormir.- Me besa en la mejilla y se va.- Te quiero.- Grita y a continuación suena un portazo.
-Así que Médico eh, Alex.- Le digo en tono irónico.
-Así que Bailarina, la verdad no me sorprende.- Me dice abrazándome por la espalda.- Mi pequeña y vulnerable bailarina de Ballet.- Refuerza la palabra "MI" como si le fuese todo por ello.- Te quiero Sophie, te he echado de menos...- Me susurra.
Me doy la vuelta despacio, nunca le olvidé, no pude y no creo que pueda. Así que sólo me dejo llevar, fue mi novio durante aproximadamente un año. Sus labios rozan los míos y eso me hace sonreír.
-Mi chico.- Le susurro al oído.
Subimos las escaleras y cerramos la puerta de mi habitación. Comienzan los besos interminables.
sábado, 8 de junio de 2013
Capítulo 26: Odio y repulsión.
Nos besamos durante bastante tiempo, no lo puedo calcular, a decir verdad ni quiero. Me relajo cuando me suelta de la cintura y se separa. Un suspiro largo sale disparado.
-Creo... creo que te deberías de ir. Esto nunca ha sucedido, Robert, no por ahora.- Le digo finalmente.
-Pero...¿tú de qué vas?- Dice el chico frente a la puerta de mi casa.
-Voy de vaqueros y jersey. Gracias.- Al terminar la frase le cierro la puerta en las narices. Y sí, como pensaba me empecé a reír lo máximo que pude.
Después de varios minutos tirada en el suelo riéndome decido, que por fin, debería de llamar a mi madre y a Molly. El teléfono da llamada unas dos veces, son las ocho menos diez, ya debería estar con Molly en casa. Probablemente esté preparándole la cena, porque acabará de haber llegado de natación, y...
-¿Sophie?- La voz cansada de mi madre me despierta de mi pequeño pensamiento.
-¡Mamá! Te llame ahora, porque antes fui a comprar y esas cosas, entonces no tuve el momento, lo siento.- Le miento malamente a mi madre.
-Ya te entiendo, hija, ¿todo bien por ahí? ¿En la escuela bien también?
-Sí mamá, genial el todos los sentidos, tengo ganas de veros. ¿Cómo está la peque?- Mis ojos empiezan a humedecerse.
-Me alegro hija, siempre tuviste talento, y encima sabes aprovecharlo. Nosotras tenemos muchas más ganas de verte, ya lo sabes. Y en cuanto a tu hermana, ella está estudiando ciencias sociales para mañana, que tiene examen.
-Ya se ve que no ha aprendido.- Digo riendo.- A decir verdad, yo era así.
-Y lo sigues siendo, hija mia...- Dice mi madre siguiendo la risa.
-Mamá, mañana te llamo, es tarde y he de preparar la cena, llamar a alguna gente y amigos de aquí, estudiar y practicar un poco que mañana tengo el día libre. ¡Bendito sábado!- Digo gritando.
-Descansa, hija, ya hablaremos, te queremos.
-Y yo a ti mamá.- Acto seguido no oigo nada, solo el silencio que trae consigo el abandono de tu amparo cuando estás realmente sola. Tu madre.
Preparo la cena y rápidamente hago la colada, mientras hablo con Alisson y le cuento lo sucedido. Ella se ríe y da su opinión, según ella eso lo hace con todas. A lo que yo le contesto un conmigo no, que me deje en paz. A lo que ella se vuelve a reír. Al terminar de hacer la colada y preparar la cena y aún así aguantar a Alisson oigo el timbre.
-Espera, Ali, me están llamando abajo.- Hago una breve pausa y cojo el interfono.
-Hola, soy tu vecina de arriba, ¿me abres?- Le abro sin más preguntas y a los cinco minutos el timbre de casa suena.
Abro la puerta temerosamente.- ¡Alisson! Estás mal.- Cuelgo el teléfono y le invito a pasar.
-En realidad he traído cena para ti y para mí.- Saca de una bolsa una pizza, mi preferida, la de cuatro quesos y después saca una gran tarta.- Un día especial con Robert.- Comenta riendo.
-Que graciosa la niña...
Comemos todo lo que podemos, ya que el hambre se apodera de mi rápidamente.
-¡Qué rico, joder!- Exclama Alisson.
-Esto si es comida, oh yeah.- Digo riendo.
-Cielo, se me hace tarde, llámame mañana, ¿vale?- Asiento y ella recoge sus cosas.- Acompáñame abajo, porfa.- Pone pucheros a lo que solo puedo responder con un "sí".
Cierro la puerta de casa y cojo el móvil, abajo del todo un chico no muy parecido a Alisson está esperando en la puerta.
-Así que traes a tu novio, eh.- Le pego un codazo riendo.
-No es mi novio, lista, es mi hermano.
-¿¡Hermano?! Madre mía.- Digo riendo.- No os parecéis... Ali.
-Ya, yo soy más guapa.
Salimos al portal y me despido de mi amiga.
-Vamos a casa ya, Alisson, tengo sueño...- Comenta su hermano.
-Ya voy, pesado. Mira, está es Sophie.- Nos presenta Alisson.
-Yo soy Joe, encantado.
-Sophie.- Me acerco y le doy dos besos, para los que me tengo que poner de puntillas.
Subo a casa y me pongo la ropa de ballet, subo a la tercera planta, caliento y hago una pequeña barra. Al cuarto de hora, comienzo a hacer el solo de kitri, obra del quijote. Es corto, así que no tardo en terminar y acabar con mi ejercicio por hoy. Me ducho, el pijama y estudio un rato. La puerta se abre mientras veo la televisión. Natalie.
-Llegue, gente.- Anuncia.
-Paris Hilton, que sólo estamos tú y yo. Te recuerdo como dato, eh.- Sonrío.- Te hice la cena, fea.- Señalo la mesa en la que están mis llaves y mi móvil y al lado la película de los Juegos Del Hambre y un planto con la cena. Se sienta y mientras cena comienza a hablar.
-Pues hoy he conocido a un chico, Soph, a Edward muy alto y moreno. A decir verdad hoy tuve una "cita" con él.- Ella sonríe. Y antes de que pregunte ella ya responde.- Fue genial y en fin... Igual me olvido de una vez de Nick.- Suspira y recoge sus platos.- ¿Y tú Soph, algo nuevo?
-Mi mirada está perdida y cuando mi amiga pronuncia mi nombre alzo la cabeza.- Ah, sí, tuve una cita que acabo fatal porque no me gustaba y hacía lo mismo con todas las de la escuela.- Le cuento la historia.
-Pasa, Soph... creo que es mejor.
-Después conocí al hermano de Alisson, una amiga de la escuela, muy gracioso todo. Es muy guapo, Natalie...- Digo suspirando. Abro el DVD y meto la cinta.
Palomitas. Una amiga. Mi película preferida. De noche.
-Sophie, hoy hablé con Alex.- Palabras que fastidian de completo mi noche.
-Creo... creo que te deberías de ir. Esto nunca ha sucedido, Robert, no por ahora.- Le digo finalmente.
-Pero...¿tú de qué vas?- Dice el chico frente a la puerta de mi casa.
-Voy de vaqueros y jersey. Gracias.- Al terminar la frase le cierro la puerta en las narices. Y sí, como pensaba me empecé a reír lo máximo que pude.
Después de varios minutos tirada en el suelo riéndome decido, que por fin, debería de llamar a mi madre y a Molly. El teléfono da llamada unas dos veces, son las ocho menos diez, ya debería estar con Molly en casa. Probablemente esté preparándole la cena, porque acabará de haber llegado de natación, y...
-¿Sophie?- La voz cansada de mi madre me despierta de mi pequeño pensamiento.
-¡Mamá! Te llame ahora, porque antes fui a comprar y esas cosas, entonces no tuve el momento, lo siento.- Le miento malamente a mi madre.
-Ya te entiendo, hija, ¿todo bien por ahí? ¿En la escuela bien también?
-Sí mamá, genial el todos los sentidos, tengo ganas de veros. ¿Cómo está la peque?- Mis ojos empiezan a humedecerse.
-Me alegro hija, siempre tuviste talento, y encima sabes aprovecharlo. Nosotras tenemos muchas más ganas de verte, ya lo sabes. Y en cuanto a tu hermana, ella está estudiando ciencias sociales para mañana, que tiene examen.
-Ya se ve que no ha aprendido.- Digo riendo.- A decir verdad, yo era así.
-Y lo sigues siendo, hija mia...- Dice mi madre siguiendo la risa.
-Mamá, mañana te llamo, es tarde y he de preparar la cena, llamar a alguna gente y amigos de aquí, estudiar y practicar un poco que mañana tengo el día libre. ¡Bendito sábado!- Digo gritando.
-Descansa, hija, ya hablaremos, te queremos.
-Y yo a ti mamá.- Acto seguido no oigo nada, solo el silencio que trae consigo el abandono de tu amparo cuando estás realmente sola. Tu madre.
Preparo la cena y rápidamente hago la colada, mientras hablo con Alisson y le cuento lo sucedido. Ella se ríe y da su opinión, según ella eso lo hace con todas. A lo que yo le contesto un conmigo no, que me deje en paz. A lo que ella se vuelve a reír. Al terminar de hacer la colada y preparar la cena y aún así aguantar a Alisson oigo el timbre.
-Espera, Ali, me están llamando abajo.- Hago una breve pausa y cojo el interfono.
-Hola, soy tu vecina de arriba, ¿me abres?- Le abro sin más preguntas y a los cinco minutos el timbre de casa suena.
Abro la puerta temerosamente.- ¡Alisson! Estás mal.- Cuelgo el teléfono y le invito a pasar.
-En realidad he traído cena para ti y para mí.- Saca de una bolsa una pizza, mi preferida, la de cuatro quesos y después saca una gran tarta.- Un día especial con Robert.- Comenta riendo.
-Que graciosa la niña...
Comemos todo lo que podemos, ya que el hambre se apodera de mi rápidamente.
-¡Qué rico, joder!- Exclama Alisson.
-Esto si es comida, oh yeah.- Digo riendo.
-Cielo, se me hace tarde, llámame mañana, ¿vale?- Asiento y ella recoge sus cosas.- Acompáñame abajo, porfa.- Pone pucheros a lo que solo puedo responder con un "sí".
Cierro la puerta de casa y cojo el móvil, abajo del todo un chico no muy parecido a Alisson está esperando en la puerta.
-Así que traes a tu novio, eh.- Le pego un codazo riendo.
-No es mi novio, lista, es mi hermano.
-¿¡Hermano?! Madre mía.- Digo riendo.- No os parecéis... Ali.
-Ya, yo soy más guapa.
Salimos al portal y me despido de mi amiga.
-Vamos a casa ya, Alisson, tengo sueño...- Comenta su hermano.
-Ya voy, pesado. Mira, está es Sophie.- Nos presenta Alisson.
-Yo soy Joe, encantado.
-Sophie.- Me acerco y le doy dos besos, para los que me tengo que poner de puntillas.
Subo a casa y me pongo la ropa de ballet, subo a la tercera planta, caliento y hago una pequeña barra. Al cuarto de hora, comienzo a hacer el solo de kitri, obra del quijote. Es corto, así que no tardo en terminar y acabar con mi ejercicio por hoy. Me ducho, el pijama y estudio un rato. La puerta se abre mientras veo la televisión. Natalie.
-Llegue, gente.- Anuncia.
-Paris Hilton, que sólo estamos tú y yo. Te recuerdo como dato, eh.- Sonrío.- Te hice la cena, fea.- Señalo la mesa en la que están mis llaves y mi móvil y al lado la película de los Juegos Del Hambre y un planto con la cena. Se sienta y mientras cena comienza a hablar.
-Pues hoy he conocido a un chico, Soph, a Edward muy alto y moreno. A decir verdad hoy tuve una "cita" con él.- Ella sonríe. Y antes de que pregunte ella ya responde.- Fue genial y en fin... Igual me olvido de una vez de Nick.- Suspira y recoge sus platos.- ¿Y tú Soph, algo nuevo?
-Mi mirada está perdida y cuando mi amiga pronuncia mi nombre alzo la cabeza.- Ah, sí, tuve una cita que acabo fatal porque no me gustaba y hacía lo mismo con todas las de la escuela.- Le cuento la historia.
-Pasa, Soph... creo que es mejor.
-Después conocí al hermano de Alisson, una amiga de la escuela, muy gracioso todo. Es muy guapo, Natalie...- Digo suspirando. Abro el DVD y meto la cinta.
Palomitas. Una amiga. Mi película preferida. De noche.
-Sophie, hoy hablé con Alex.- Palabras que fastidian de completo mi noche.
martes, 4 de junio de 2013
Capítulo 25: Beso.
Al acabar de vomitar salgo del baño y las chicas me miran extrañadas.
-¿Tú...?- Me pregunta Iris.
-¿Yo?- Arqueo una ceja en señal de que no entiendo lo que quiere decir.- ¡Ah! ¿Qué si vomito?
-Sí, eso mismo.
-Pues sí, desde que me empecé a sentir gorda y asquerosa. Todos le echan la culpa al ballet, en realidad poca gente lo sabe. Dos amigas o así, ah, y vosotras. No me gusta mi cuerpo, pero tampoco lo hago con frecuencia, puede que cuando me excedo de comer lo haga pero no continuamente. No considero que tenga bulimia.
Iris y Samantha se miran entre ella y suspiran.
-No me lo puedo creer.- Susurra Samantha, una chica muy estilosa a la vista de cualquier chico o chica. Es alta, probablemente teñida de rubio oscuro, aunque diría que su color natural es el castaño oscuro o probablemente castaño a secas, sus ojos azules son muy rusos. A decir verdad, ella en sí parece rusa ya que también tiene la piel pálida. Es preociosa y tiene un cuerpo esbelto y no es precisamente baja.
-¿Por qué?.- Pongo los ojos en blanco intentando comprender lo que ellas no logran entender.
-Porque no sé, eres preciosa, no te lo tomes a broma y que ahora parezcas bulímica o algo así es raro, Sophie, porque no creo que lo necesites, enserio te lo digo, eh.- Consigue decir por fin Iris, a juzgar por su aspecto es como Samantha aunque probablemente es un poco más baja y morena. Muy guapa también.
-Muchísimas gracias, aunque no lo comparta...- Digo dejando con un suspiro el dolor que ello me trae.
Salimos del baño hacia la clase de contemporáneo y veo a Alisson.
-¡Ali! ¿Qué vienes a mi clase ahora? Mi vida, Robert me ha pedido algo así como una cita... Así que te llamo por la noche, ¿vale?- Mi nueva amiga me sonríe y me desea suerte, le abrazo con fuerza y entro en la clase.
Me quito los pantalones anchos y me pongo los pantalones cortos elásticos y la camiseta suelta. Me quito las puntas y me coloco los playeros.
-Poneros por parejas.- Anuncia la profesora Amanda.
Espero a que alguien me busque, recuerdo que en mi casa buscaría a Brandon, a Polina, a Alejandra, a RoRo o a Natalie. Pero aquí no, aquí espero como una marginada a que alguien me encuentre o me busque.
En medio de mis recuerdos alguien me coge por detrás y me arrastra de la mano.
-¡Alisson!- Le grito.
-Cállate, que nos riñen, tu vienes conmigo. Punto.- Dice ella riéndose.
Nos mandan varios encadenamientos y partes de alguna coreografía. Muchas risas en una clase muy delimitada. Al salir de clase me ducho y escojo algo de ropa que llevo siempre en la bolsa por si pasa algún "imprevisto". Unos pantalones vaqueros, vans negras y jersey ancho. Me deshago el moño y me miro a un espejo. Veo a una chica con el cabello rubio, con unas recientes mechas californianas y con los ojos color miel, mi piel está un poco más bronceada aunque creo que es a causa de la luz del lugar. No me veo gorda, aunque tampoco una chica delgada, aunque a decir verdad, sí estoy delgada. Me veo con menos pechos y trasero que hace dos meses, más delgada. Desde que llegue a este lugar he vomitado unas dos veces y sólo llevo dos días. No puedo seguir así. Esa es mi conclusión.
Cierro la bolsa y me miro por última vez, salgo con el iPhone en la mano, mensaje de mi madre: Hola hija, no te querría molestar, sé que estás teniendo un montón de clases y que no tienes casi tiempo de poder hablar con nadie. Cuando puedas llámame hija, te echo de menos. Te quiero, mamá. Al acabar mis ojos están llorosos, cierro el mensaje y decido llamarle más tarde. Mis ojos ven a Robert, así que no tardo mucho en saltar encima de él y gritarle al oído.
-¡ROBERT!- Le grito al oído.
-La gritona, vaga y tonta de siempre.- Me coge en la espalda y me lleva hasta el Hard Rock de la vuelta de la esquina.
Hago una mueca con la boca y me muerdo el labio inferior.- ¿Qué ocurre Soph?- Me pregunta Robert.
-Nunca sé que tomar al llegar aquí.- Mi respuesta le hace estallar de risa.
-Hola, soy Mindy, ¿qué desea caballero?- Le pregunta una chica de aspecto vulgar a Robert.
-Un batido de mango y una muffin de chocolate y fresa.- Responde toscamente mi "amigo".
-¿Y usted señora?
-Yo un batido de fresa y plátano y una muffin de chocolate.- La chica va a prepararlo y me mira con mala cara.
-¿Nos sentamos allí o vamos a casa?
-A casa, por favor, que quiero dormir ya.- Comienzo a reír y salimos del establecimiento.
Al caminar por la calle él me coge de la mano, le sonrío tímidamente aunque tampoco me parece muy bien lo que hace.
Al llegar a mi casa él entra sin preguntar.
-Robert...
-¿Qué?- Dice suavemente y me besa.
Le sigo el beso durante mucho tiempo. Sólo pienso en alguien cuando este chico me besa.
Alex.
-¿Tú...?- Me pregunta Iris.
-¿Yo?- Arqueo una ceja en señal de que no entiendo lo que quiere decir.- ¡Ah! ¿Qué si vomito?
-Sí, eso mismo.
-Pues sí, desde que me empecé a sentir gorda y asquerosa. Todos le echan la culpa al ballet, en realidad poca gente lo sabe. Dos amigas o así, ah, y vosotras. No me gusta mi cuerpo, pero tampoco lo hago con frecuencia, puede que cuando me excedo de comer lo haga pero no continuamente. No considero que tenga bulimia.
Iris y Samantha se miran entre ella y suspiran.
-No me lo puedo creer.- Susurra Samantha, una chica muy estilosa a la vista de cualquier chico o chica. Es alta, probablemente teñida de rubio oscuro, aunque diría que su color natural es el castaño oscuro o probablemente castaño a secas, sus ojos azules son muy rusos. A decir verdad, ella en sí parece rusa ya que también tiene la piel pálida. Es preociosa y tiene un cuerpo esbelto y no es precisamente baja.
-¿Por qué?.- Pongo los ojos en blanco intentando comprender lo que ellas no logran entender.
-Porque no sé, eres preciosa, no te lo tomes a broma y que ahora parezcas bulímica o algo así es raro, Sophie, porque no creo que lo necesites, enserio te lo digo, eh.- Consigue decir por fin Iris, a juzgar por su aspecto es como Samantha aunque probablemente es un poco más baja y morena. Muy guapa también.
-Muchísimas gracias, aunque no lo comparta...- Digo dejando con un suspiro el dolor que ello me trae.
Salimos del baño hacia la clase de contemporáneo y veo a Alisson.
-¡Ali! ¿Qué vienes a mi clase ahora? Mi vida, Robert me ha pedido algo así como una cita... Así que te llamo por la noche, ¿vale?- Mi nueva amiga me sonríe y me desea suerte, le abrazo con fuerza y entro en la clase.
Me quito los pantalones anchos y me pongo los pantalones cortos elásticos y la camiseta suelta. Me quito las puntas y me coloco los playeros.
-Poneros por parejas.- Anuncia la profesora Amanda.
Espero a que alguien me busque, recuerdo que en mi casa buscaría a Brandon, a Polina, a Alejandra, a RoRo o a Natalie. Pero aquí no, aquí espero como una marginada a que alguien me encuentre o me busque.
En medio de mis recuerdos alguien me coge por detrás y me arrastra de la mano.
-¡Alisson!- Le grito.
-Cállate, que nos riñen, tu vienes conmigo. Punto.- Dice ella riéndose.
Nos mandan varios encadenamientos y partes de alguna coreografía. Muchas risas en una clase muy delimitada. Al salir de clase me ducho y escojo algo de ropa que llevo siempre en la bolsa por si pasa algún "imprevisto". Unos pantalones vaqueros, vans negras y jersey ancho. Me deshago el moño y me miro a un espejo. Veo a una chica con el cabello rubio, con unas recientes mechas californianas y con los ojos color miel, mi piel está un poco más bronceada aunque creo que es a causa de la luz del lugar. No me veo gorda, aunque tampoco una chica delgada, aunque a decir verdad, sí estoy delgada. Me veo con menos pechos y trasero que hace dos meses, más delgada. Desde que llegue a este lugar he vomitado unas dos veces y sólo llevo dos días. No puedo seguir así. Esa es mi conclusión.
Cierro la bolsa y me miro por última vez, salgo con el iPhone en la mano, mensaje de mi madre: Hola hija, no te querría molestar, sé que estás teniendo un montón de clases y que no tienes casi tiempo de poder hablar con nadie. Cuando puedas llámame hija, te echo de menos. Te quiero, mamá. Al acabar mis ojos están llorosos, cierro el mensaje y decido llamarle más tarde. Mis ojos ven a Robert, así que no tardo mucho en saltar encima de él y gritarle al oído.
-¡ROBERT!- Le grito al oído.
-La gritona, vaga y tonta de siempre.- Me coge en la espalda y me lleva hasta el Hard Rock de la vuelta de la esquina.
Hago una mueca con la boca y me muerdo el labio inferior.- ¿Qué ocurre Soph?- Me pregunta Robert.
-Nunca sé que tomar al llegar aquí.- Mi respuesta le hace estallar de risa.
-Hola, soy Mindy, ¿qué desea caballero?- Le pregunta una chica de aspecto vulgar a Robert.
-Un batido de mango y una muffin de chocolate y fresa.- Responde toscamente mi "amigo".
-¿Y usted señora?
-Yo un batido de fresa y plátano y una muffin de chocolate.- La chica va a prepararlo y me mira con mala cara.
-¿Nos sentamos allí o vamos a casa?
-A casa, por favor, que quiero dormir ya.- Comienzo a reír y salimos del establecimiento.
Al caminar por la calle él me coge de la mano, le sonrío tímidamente aunque tampoco me parece muy bien lo que hace.
Al llegar a mi casa él entra sin preguntar.
-Robert...
-¿Qué?- Dice suavemente y me besa.
Le sigo el beso durante mucho tiempo. Sólo pienso en alguien cuando este chico me besa.
Alex.
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